La fila para las golosinas era larga, con un sin fin de gente esperando comprar las ansiadas palomitas, entre esas personas se encontraba el joven y apuesto ChanShik. Su teléfono celular no dejaba de sonar gracias a los mensajes que cierto amigo le enviaba.
¿Voy muy tarde, cierto? Prometo llegar antes de que debamos entrar a la sala.
Compra gomitas sabor sandía.
¿Está muy larga la fila?
Perdón, perdón, ya casi llego.
ChanShik sonreía cada que un nuevo mensaje llegaba a su celular. Imaginaba cómo JinYoung le escribía mientras miraba con desesperación por la ventana del transporte.
—Este es mi número —entregó JinYoung a ChanShik un pequeño papel con dígitos escritos en él —. No vemos a las ocho en el cine. Mandame un mensaje cuando salgas de casa.
La fila avanzaba, los minutos transcurrían, mensajes iban y venían. La gente miraba a ChanShik y admiraba su belleza. El joven le restó importancia a la atención que recibía, sólo quería que su amigo llegara pronto.
Jin, ¿ya casi llegas?
El mensaje fue enviado. En algún lugar del cine el sonido de una notificación hizo que ChanShik levantara la mirada con la esperanza de ver a su delgado amigo.
Localizó la oscura cabellera del cocinero, luego su esbelta figura y por último una sonrisa que se engrandecía conforme la distancia entre ambos se iba acortando.
Palabras de disculpa eran pronunciadas por el chico mayor. No ponía excusa alguna, sólo disculpas. ChanShik no creyó que fuera necesario pedir perdón.—Jin, no te preocupes, llegaste y eso es lo importante. Tu cabellera morada hubiera servido para identificarte rápido.
—Ah, Chan, no hagas que me arrepienta de haberlo pintado.
∵∵∵
El tiempo de espera se terminó para ellos. Compraron bebidas y golosinas para ambos. JinYoung había comprado los boletos vía internet días antes del sábado.
En la última hilera de asientos, aquél par de amigos reían y comentaban cosas sin tema específico de conversación. ChanShik se divertía. JinYoung se enamoraba.—Gracias por venir conmigo —dijo el cocinero bebiendo un poco de su soda —. Hubiera sido deprimente venir solo. No entiendo por qué Margaret me canceló.
—Estoy seguro de que tenía algo por hacer.
—No sé y no le pregunté. De nuevo, gracias por venir. Pensé que después de... Lo que pasó, ya no querrías pasar tiempo conmigo.
El menor negó con reiteración. No se consideraba el tipo de persona que abandonaba a sus seres queridos, y JinYoung se había convertido en una compañía especial para él.
La película transcurrió de un modo normal; ambos callados, comiendo golosinas, comentando de vez en cuando algo que sucedía en la pantalla y una que otra mirada por parte de JinYoung hacia ChanShik. Aún con poca iluminación el rostro del mesero resaltaba en todas sus bellas facciones.—Eres el chico más bello que he visto —susurró JinYoung para si mismo. Aún teniendo cuidado de que sus palabras no fuesen escuchadas, ciertos murmullos inentendibles llegaron a los oídos de su acompañante.
—¿Qué dijiste?
—Nada —volvió rápido su mirada hacia la pantalla. Agradeció estar en un lugar donde no pudiera apreciarse el rojo de su rostro y que la pelea entre los protagonista distrajera del todo a su atractivo amigo.
∵∵∵
—Fue una buena película, ¿verdad?
El aire frío se volvió aún más frío tras finalizar el filme. Faltaban pocos minutos para que el autobús de JinYoung llegara a la parada donde ambos esperaban tiritando debido a que sus abrigos no eran lo suficientemente calientes.
JinYoung miró el morado de sus uñas y la palidez de su piel. Como deseaba poder envolver el cuerpo del mesero entre sus brazos y obtener al menos una pizca de calor corporal.—Lo fue, Chan, lo fue.
—Margaret se perdió de ello.
—Algo más para presumir el lunes por la mañana.
—¿El lunes por la mañana?
—Chan... —el mayor hizo una pequeña pausa, estaba convencido de que ChanShik no tenía idea alguna del próximo acontecimiento —. El lunes es mi cumpleaños.
—¿De verdad? No lo sabía. ¿Qué quieres que te regale?
—Oh, no, no hace falta —negó moviendo sus manos de un lado a otro —. Con tu compañía me basta. Y... Lo único que desearía... No me lo puedes dar.
Aún con la fría ventisca golpeándoles, ChanShik percibió con perfección el calor en su rostro. Cada vez JinYoung hacía más evidente su atracción y no pensar en ello era algo imposible.
—Jin, no... No digas eso. Quiero saber algo, ¿Por qué yo? ¿Por qué te gusto?
—Es... Algo difícil de explicar. Sólo pasó, nunca supe cuándo me empezaste a gustar. Ya me gustabas bastante para cuando me di cuenta —su volumen de voz comenzó a bajar conforme los minutos para que pasara el autobús se iban reduciendo —. Me sorprendió tu belleza la primera vez que te vi. Ahora tu belleza interior me atrajo aún más. Chan, eres una gran persona. Está bien que no me correspondas, lo veo como algo imposible.
ChanShik escuchó el propio latido de su corazón, combinado con el particular sonido del autobús acercándose a ellos. Sus manos temblaban y movía los pies de una manera nerviosa y aleatoria. JinYoung notó el extraño comportar de su amigo, sonrió debido a ello; sabía por qué de esas señales.
—No te pongas nervioso, Chan.
Con sutileza la distancia entre ambos se acortó, los labios de JinYoung hicieron contacto con la clara mejilla del menor tornándose aún más colorada. Se mantuvo ahí lo suficiente para no incomodar, para apreciar su suave piel y crear un momento más para recordar a su lado.
—Estoy bien con el simple de hecho de sentirme atraído por ti. Sé que tú no me harías sentir mal aunque te lo pidiera.
El autobús llegó junto una nueva despedida. El cocinero abordó el transporte, dejando en su lugar horas de desvelo para ChanShik y una eterna espera para que su autobús llegara.