Capítulo veintiuno

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No pasó mucho tiempo antes de que Onew nos invitara a una cena en su casa. Al parecer es algo grande, porque nos ha solicitado ir de etiqueta. Él no se veía muy entusiasmado, lo que es más que normal después de su quiebre sentimental. 

No entiendo de qué trata la celebración hasta que llegamos al lugar. Entonces, de nuevo siento que no calzo en este país. Hay un montón de hombres y mujeres de alta sociedad, vestidos elegantemente. Y aquí estoy yo, de nuevo con el suplicio de los tacones, y un vestido tan largo y tan refinado que me siento como un tubo de dentífrico.

¿Por qué no puedo ser normal? Es decir... ¿por qué su normalidad es tan distinta a la mía?

Estoy segura de que si estas chicas se vistieran con un saco de papas vacío, seguirían viéndose esbeltas y todos los chicos girarían a verlas de todas formas. Eso sólo me hace pensar tonterías. Como que por ejemplo, en algún momento de mi vida Minho se avergonzará de mí. Cuando descubra que carezco de modales y diplomacia, saldrá corriendo o me echará en una caja y me embarcará de vuelta a Estados Unidos.

— ¿Qué sucede? —pregunta mi esposo de repente al notar mi expresión.

— ¿Todo esto es real?

— ¿Disculpa? —sonríe.

— Si todos estos chicos y... princesas, son reales.

— Pues... —hace una mueca—, cincuenta y cincuenta.

Ya sabía yo. Su comentario me hace reír. Había olvidado por completo que existe la cirugía plástica. Y no es que esté hablando por envidiosa... no, nada que ver. Pero es que el mundo no puede ser tan idílico.

Minho se encuentra con algunos amigos. Lo invitan a saludar a otros amigos y me avisa que va a conversar con ellos. Como no me siento cómoda, le pido que me deje junto al mesón del cóctel porque tengo hambre, aunque en realidad el motivo es que apenas soporto los zapatos.

— Parece que no te estás divirtiendo —Onew me sorprende por la espalda cuando estoy sola.

— Claro que sí —sonrío—. Es sólo que... no conozco a nadie...

— ¿Y Minho?

— Está allí con unos amigos.

— Ya veo... —se sirve una copa—. Minho me contó que está buscando alguien que de clases de coreano. Le dije que yo podría ayudarte, pero prometió hablarlo contigo primero ¿no te dijo nada?

— No... no hemos tenido tiempo.

Hemos estado muy ocupados... haciendo cosas de esposos.

— ¿Y? —me sonríe.

— Pues, si puedes y quieres... la verdad es que necesito aprender tu idioma con urgencia.

—Entonces no se diga más —coloca la copa sobre la mesa, y como si tuviera una fuerza sobrenatural, ésta se rompe en mil pedazos al dejarla con un golpe—. ¡Mierda!

— ¿Estás bien? —balbuceo alucinada, consciente de que todos han volteado a ver en nuestra dirección.

— Todo bien. Excepto mi orgullo y mi traje —ríe—. No te preocupes, suelen ocurrirme estas cosas.

— ¿Amor? ¿Estás bien? —Minho llega a mi lado mientras algunos empleados se encargan de secar el piso y recoger los vidrios rotos.

— Sí, cariño. No fui yo, fue Onew...

— Debí imaginármelo —ríe junto a él—. Se me olvidó advertirte, mantente a una distancia prudente de este chico, suele llamar a las desgracias —bromea. Onew le pega suavemente en el brazo.

Una cuestión de negocios ღ «Minho (SHINee) Fanfic»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora