Capítulo siete

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Ahora resulta que tengo arritmia cardíaca y no me puedo agitar mucho ni hacer deportes que signifiquen un gran desgaste físico.
Qué pena. Con lo que me gusta hacer deportes...
Sí claro.

Cuando vuelvo en mí, estoy tendida en mi cuarto, con Minho parado a los pies de mi cama y un médico anotando algo en una libretilla.
Mary está casi llorando al lado mío.

—¡Señorita Essie! ¡Menudo susto nos ha dado! ¡Casi muero de un infarto cuando veo entrar al joven con usted inconsciente entre sus brazos!
—La que morirá de un infarto si se vuelve a exigir así, será usted, señorita Estíbaliz. Ya le he dado a la señora Mary las indicaciones de sus cuidados y los medicamentos a tomar en caso de recaída. Le recomiendo hacer los exámenes correspondientes que le dejé anotados para estar seguros de su condición. Por ahora procure cuidarse —el médico toma su maletín y palmotea el hombro de Minho—. No debiste asustarte tanto, muchacho, no alcanzó a ser un infarto —y luego mirándome agrega—: Bien, me retiro.
—Gracias doctor, lo iré a dejar a la entrada —dice Mary desapareciendo tras la puerta.

Y bien, aquí vamos. Minho y yo solos en un cuarto con un montón de cosas que aclarar.
Más bien, sólo una cosa. Importantísima para mí.

—Minho... tenemos que hablar —sentencio con la expresión más seria e incuestionable que puedo.
—Este... no te preocupes, Estíbaliz. Ya me ha quedado claro gran parte del por qué te niegas tanto a casarte, créeme que entiendo.
—¡No! ¡Minho, no es así! Yo...
—Tranquila —interrumpe—. No te alteres, recuerda lo que dijo el doctor. En serio, no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.
—Minho, por favor, mira...
—No. Ya, de verdad. No es necesario hablar del tema. Por lo menos no ahora. Descansa, Estíbaliz.
—Pero... —sin dejarme terminar, sale del cuarto dando un portazo—. Pensé que habíamos dejado atrás la etapa en que me llamabas Estíbaliz... —murmuro a la nada.

Me duele el pecho. Ha de ser porque me agité. Seguro es por eso.

*:*:*:*

Si Mary cree que me quedaré todo el día en cama está muy, muy equivocada.

Cuando despierto, encuentro una bandeja con mi desayuno sobre el buró. Jugo natural, tostadas, quesillo en rodajas, fruta trozada, cereales, leche... ¿acaso Mary preparó desayuno para un regimiento?

Tengo que levantarme, porque tengo que aclararle las cosas a Minho.

Cómo nos cambia la vida. Antes me la pasaba días y días encerrada en mi alcoba... y ahora, tengo todo un panorama fuera de ella. Todo por culpa de Choi Minho.

Después de desayunar, ducharme y vestirme, voy en su búsqueda. De nuevo. Pero esta vez procuro no correr. Necesito encontrarlo pronto y zamarrearlo por los hombros de paso. ¿Cómo se atreve a pensar que yo...? Bueno, no es que tener una inclinación sexual distinta sea un delito o una enfermedad. Es completamente respetable y natural. Pero creí... yo sólo creí que él y yo tal vez podíamos... Argh. 

Tengo que desmentir lo que vio.

Antes de llegar a mi objetivo, Damon me detiene.

—Señorita, creí que hoy guardaría reposo.
—No puedo, tengo que encontrar a Minho, ¿lo has visto?

Niega con la cabeza.

—Sus padres llamaron esta mañana. Se han ido a Holanda por toda la semana.

Qué novedad.

—¿Les dijiste que estuve enferma?
—Sí. Dicen que procure no hacer nada estúpido —hago una mueca y él me mira con lástima—. Lo siento, cumplo órdenes. Eso es lo que dijeron.
—No te preocupes, Damon. No es tu culpa que mis padres no tengan corazón —le sonrío y salgo nuevamente en búsqueda del grandote-cabeza-necia.

Una cuestión de negocios ღ «Minho (SHINee) Fanfic»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora