Segundas oportunidades.

Cap 11: lágrima.

*Punto de vista de Anna Simon.*

Mientras conducía a la casa a la que había visitado infinitas veces en el pasado, no miré a mi acompañante ni un segundo.

Esa tarde la estaba disfrutando mucho, un buen programa con los amigos, un intento de reconciliación amistosa con mi ex, un buen café y una charla como en los viejos tiempos. Pero no todo puede ser perfecto. Y leer un mensaje de Ruth a Ana pidiendo hablar de una noche en concreto fue lo que me impidió terminar bien la tarde.

Como ya habíamos hablado, ella tiene su vida y yo la mía. Puede salir con quién quiera. Pero algo dentro de mí sentía que aún era pensamiento de Ana. Al parecer me equivocaba; tenía a otra morena en mente. El tiempo de su rubia había pasado.

Y ¿cómo competir con la murciana? Era guapa, tenía una sonrisa preciosa, unos ojos cautivadores, una voz privilegiada, un cuerpo bien formado. Y tenía pinta de ser un cielo de persona. Toda ella era maravillosa. Hasta yo saldría con ella, sinceramente.

Puede que, a pesar de todo, le estuviera dando más importancia que la que tiene. Ese mensaje no tiene por qué significar nada serio. Aunque, en ese caso, ¿por qué esconderlo al verme?

Será mejor que no piense en ello; no voy a sacar nada bueno.

Antes de darme cuenta, ya había llegado a su casa. Aparqué con suerte en la misma puerta y me giré por primera vez en todo el trayecto hacia mi derecha solo para encontrarme a la morena dormida en mi asiento. Genial. Simplemente genial.

Me quedé un par de segundos observándola. No había cambiado nada, o al menos eso creía creer. Aunque, la notaba algo más delgada, eso sí. ¿Estará comiendo bien?

Estiré mi brazo derecho y, tras dudar un segundo, lo coloqué en su hombro. Luego lo moví un poco intentando despertarla al mismo tiempo que la llamaba por su nombre. Al principio ni se inmutó pero luego empezó a "despertarse" intentando abrir los ojos.

-- Ya hemos llegado. Te has dormido en el camino-- la informé esperando que reaccionara.

-- ¿Ya hemos llegado a casa?-- preguntó tapándose la boca para bostezar. "Hemos. Llegado. A casa." Mi corazón aumentó sus latidos con cada palabra, pero intenté calmarme.

Tras una afirmación mía, ella giró la cabeza e intentó seguir a lo suyo. Yo suspiré y me dispuse a hacer lo único que consigue despertarla, al menos durante el tiempo suficiente para que suba a su casa y vea la cama.

Me acerqué a su oído y le dije: "Meryl Streep."

Cuando ella pegó un respingo mirando a todos lados buscando a la susodicha, yo me aparté rápidamente rodando los ojos y nos miramos. Volvió a preguntar qué pasaba y yo le dije que se había quedado dormida y que ya estábamos en su casa. Ella asintió entendiéndome y se quitó el cinturón para salir. Yo hice lo mismo y fui con ella tras coger el bolso. Entramos al edificio, subimos a su planta y llegamos a su estancia en silencio. No sé por qué la acompañé ni por qué entré en su casa. Simplemente lo hice.

Al entrar se quitó el abrigo, dejó el bolso y se estiró intentando no dormirse otra vez. Luego se giró a mí.

-- Voy a cambiarme de ropa. Si quieres algo, ya sabes donde está todo-- me dijo para luego desaparecer en su habitación.

¿Por qué pensaba que iba a quedarme? Es más, ni si quiera yo misma sabía por qué seguía parada en la entrada sin moverme. Tras un suspiro decidí mirar el pequeño salón mientras no salía, no veo correcto irme sin avisar.

Estaba todo prácticamente como la última vez que lo vi. Rápidamente acabé en la pequeña leja en la que... Sí, ahí seguía. Una foto enmarcada de nosotras abrazadas me devolvía la mirada. Recuerdo la cara de felicidad que puso cuando se la regalé. No era para tanto, solo una foto, pero algo me dice que fue ese día el que ayudó a que todo sea más memorable. Ese día fue nuestro primer beso. Yo la besé. Yo lo empecé todo. Y tiempo después fui yo la que lo acabó. ¿Qué hice y por qué? Tantas excusas pararon por mi cabeza que ya no recordaba el motivo real. Sólo sé que aún seguía en mis pensamientos.