Camino por un bosque totalmente oscuro, los pinos son súper altos. La brisa fría abanica todo mi cabello. Trato de abrazarme a mí misma para calentarme un poco,, una sombra se aparece entre mi camino.
—¿Qué hace por aquí una inocente preciosura? —su voz era con un toque de autoridad.
Iba vestido completamente de negro, ni siquiera se le identificaba el rostro por lo oscura que estaba la noche.
—Ni yo misma sé —contesté tragando seco—, creo que me he perdido.
—Mmm, no será que andas en búsqueda de algo que no has perdido, o tal vez sí —extendió su mano—. Mira detrás de ti.
Giré a mis espaldas y veo una mujer de cabellera amarilla como el oro y ojos verdes azulados como el agua del mar.
—Princesa mía —dijo.
—¿Mamá? —miré extrañada.
—Hola, muñeca hermosa, sigue a tu mami, vamos —me agarré de su mano.
Me llevó corriendo por el bosque, de un momento a otro tropecé y caí encima de una rama. Dolía mucho, al mirar mi camiseta noté que se había manchado de un líquido rojo. Mi sangre.
—Vamos, Lena, párate del piso.
—Me he cortado, mamá —lloro.
—Sólo los fuertes sobreviven —se acercó a mí y me levantó.
Volvimos a caminar, pero esta vez alguien me tomó del cuello.
—¡Mamá! —grité.
Ella siguió su trayecto dejándome atrás, no podía escucharme. No sabía quién me sujetaba tan fuerte, pero ya sentía que me estaba asfixiando.
—¡Suélteme! ¡Mamá! ¡Mamá!
Me desperté sobresaltada, pesadillas de nuevo. Desde la muerte de mis padres cargo con esto, he visitado un sin número de psicólogos y sólo uno ha logrado controlarme. Miro el reloj, excelente, las tres de la mañana. Es increíble que sueñe a la misma hora. No tengo ni el más mínimo recuerdo de mi madre, a penas cómo se veía y su melena rubia que enamoraba a cualquiera.
Bajo a la cocina para tomar un vaso de agua y relajarme. Sé que no volveré a recuperar mi sueño, esto es un cautiverio. Voy al refrigerador y saco el galón de agua, busco mis pastillas para dormir y me las tomo. En pocas horas tengo universidad y no puedo irme sin descansar al menos cinco horas.
*****
La alarma de mi celular vuelve a sonar, pero esta vez marcaba las siete menos cinco, mi clase comenzaba a las ocho.
Me pongo de pie a regañadientes y miro en mi armario para escoger la ropa que llevaré puesta hoy. Voy al baño y me doy una larga ducha de agua fría para olvidar todo lo de la madrugada. Lavo mi pelo con shampoo de vainilla; igual que mi gel, después de unos quince minutos salgo y me cambio. Unos jeans que se acoplan a mis piernas, una blusa holgada y unas botas. Peino mi corto cabello rubio y maquillo lo suficiente. Lo que más me gusta es el delineador, resalta mis grandes ojos azules. Pellizco mis mejillas para que tengan un color rosa natural y en menos de lo que pienso ya estoy lista. Mi celular vibra y veo que es el grupo de whatsapp de chicos con los que me suelo reunir, además de mi amiga Micaela, que es con la que vivo.
Theo: ¿Irán a la plaza hoy?
Rossie: Aún no sé.
Kathy: Yo no me quedo.
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Bajo Las Alas De Un Soldado©
Romance¿Quién ha dicho que el pasado no atormenta? ¿Que la vida es fácil? Apuesto la mía que no es así, lo que más duele es tratar de vivir tu presente y que tu pasado lo arruine. ¿Conoces el famoso dicho, "cada persona tiene un ángel"? Juro que nunca me...