Capítulo 13

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Me separo de sus labios lentamente y me quedo abrazada a su pecho.

-Creo que deberías ir a terminar tu trabajo —besa mi pelo.

Sonrío. Tiene razón dejé a mis compañeros solos y el maestro si se daba cuenta me mataría.

-Regreso en un momento —besó mi nariz.

Corrí, saqué la cámara de mi cuello y continué tomando más fotografías, luego de ver a Max todas salieron perfectas. Increíble pero cierto.

-¿Terminaste? —preguntó Micki.

-Sí —muerdo mi labio inferior.

-¿Qué carajos te pasa? —sonríe.

-Mira detrás de mí —contesto.

Al darse cuenta abre los ojos como platos.

-¿Qué diablos hace Maximus aquí? —chilla.

-Pues no sé, aún no lo creo. Es una larga historia, me llamó por teléfono y de buenas a primeras me dijo que mirara a mis espaldas y ahí estaba —le expliqué mientras guardaba mi cámara.

-Dios, que suerte tienes —dijo— No cualquiera sale de viaje por alguien.

-No digas tonterías —contraataqué.

-No te hagas la ciega, sabes bien que en tan sólo semanas ha logrado hacerte sentir más que bien y a él se le nota lo mismo —agarró mis manos—Tal vez no estás totalmente convencida por el corto tiempo que llevan tratándose, no te cierres al amor Lena, te lo diré hoy y un millón de veces si hace falta. Y quizás sea hora de que esa fusión de puta y monja desaparezca, zorra en silencio, eso es lo que eres.

Me abrazó. Quizá si sea algo cabezota como ella dice, pero así soy, que pase lo que tenga que pasar, pero no puedo negar que si me siento cómoda con su compañía.

Al terminar les presenté a Max mis amigos, no sé si fue buena idea ya que él siempre va por lo correcto y nosotros.. Bueno nosotros rompemos las reglas. Parece que no ha habido problemas con ellos, al ver cómo hablan creo que se llevarán bien.

Decidimos quedarnos un rato más cerca de las cataratas compartiendo, reímos hasta no más poder, Max tiene un excelente sentido del humor. No me ha soltado la mano en todo lo que llevamos aquí, gracias a Dios tengo guantes así no se da cuenta de lo mucho que sudan cuando le tengo cerca.

-¿Comiste algo? —me pregunta.

-No, salimos demasiado temprano.

-¿No piensas comer nada?

-Pues, claro —contesto— Chicos, ¿no van a darle de comer a ese estómago?

-Descuida, vayan ustedes. Nosotros estaremos bien —dijo Theo.

-¿De verdad? —pregunta Max.

-Sí, no hay problema — Micaela me guiñó un ojo.

Nos despedimos y salimos de allí.

****
Fuimos a un pequeño restaurante llamado Lil' place, Big food en el centro de la ciudad. Un lugar acogedor con un nombre gracioso.

Nos sentamos e inmediatamente nos recibió un mesero.

-¿Puedo tomar su orden? —preguntó.

Max dirigió la mirada hacia mí.

-A mí no me mires, me muero de hambre —dije y sonrió.

-Bien, ¿qué piensas pedir?

Miro el menú y con todo se me hace la boca agua, en este instante si pudiera ordenaría cada una de estas delicias.

Bajo Las Alas De Un Soldado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora