En silencio, él se rió entre dientes.
—Me mirabas el paquete.
O podía admitirlo.
—Ha sido un largo viaje. —Se encogió de hombros—. Iré al coche a por nuestro equipaje.
Justin se la adelantó.
—Yo lo cogeré.
—Gracias.
Él atravesó la puerta corredera.
—De nada —le dijo con una sonrisa arrogante antes de atravesar el salón.
—¡Oye, Justin! —gritó Lexie que pasó corriendo junto a su madre, dejando que __________ los siguiera—. Traje los patines. Y adivina qué...
—¿Qué?
—Mamá me compró unas rodilleras nuevas de la Barbie.
—¿De la Barbie?
—Sí.
Él abrió la puerta principal.
—Estupendo.
—Y adivina qué más.
—¿Qué?
—Teno gafas de sol nuevas. —Se quitó las gafas y las sujetó en alto—. ¿Ves?
Justin se movió en dirección a ella.
—Oye, son geniales. —Se paró para mirarle con resignación la cara—. ¿Vas a llevar puesto eso púrpura mientras estés aquí? —preguntó, refiriéndose a la sombra de ojos.
Ella asintió con la cabeza.
—Sólo puedo usarla los sábados y domingos.
Él se dirigió a la parte trasera del Hyundai y dijo:
—Tal vez, mientras estés de vacaciones, podrías hacer un descanso y dejar de usar todo ese mejunje.
—Ni hablar. Me gusta. Es lo que más me gusta del mundo.
—Pensaba que los perros y los gatos eran lo que más te gustaba.
—Bueno, el maquillaje es lo que más me gusta de todo lo que puedo tené.
Justin suspiró con resignación mientras tomaba dos maletas y una bolsa de juguetes del asiento trasero del coche.
—¿Esto es todo? —preguntó.
__________ sonrió y abrió el maletero.
—Jesús —juró Justin clavando los ojos en tres maletas más, dos chubasqueros amarillos, un paraguas enorme y el Centro de Belleza de Barbie—. ¿Habéis traído toda la casa?
—Éste es el resultado de condensar bastante la carga original —dijo ella, cogiendo los chubasqueros y el paraguas—. Y por favor, no blasfemes delante de Lexie.
—¿Blasfemé? —preguntó Justin, mirando a la niña.
__________ asintió con la cabeza.
Lexie se rió tontamente y cogió el Centro de Belleza de Barbie.
__________ y Lexie lo siguieron de vuelta a la casa y Justin las condujo al piso inferior, hasta una habitación decorada con persianas de color beige y verde; luego regresó por el resto de su equipaje. Cuando ya había trasladado todas sus cosas, les mostró rápidamente todas las habitaciones. Tenía instalado un pequeño gimnasio situado entre el cuarto de huéspedes y el dormitorio principal.
—Tengo que darme una ducha —les dijo Justin, dirigiéndose al pasillo después de que Lexie inspeccionara los tres cuartos de baño—. Cuando acabe, podemos ir a la playa para mirar los charcos que deja la marea.
—¿Por qué no nos encontramos ya allí? —sugirió __________ que quería aprovechar el sol antes de que se volviera a nublar.
—Me parece bien. ¿Necesitáis toallas?
__________ nunca había sido una Girl Scout pero había venido preparada para cualquier eventualidad. Había traído las suyas. Después de que Justin las dejara, Lexie y __________ se cambiaron de ropa. Lexie se puso un bikini de cuadros rosa y púrpura, luego se metió una camiseta de Texas por la cabeza. __________ se puso un par de pantalones cortos naranjas y amarillos con un top a juego que le dejaba el ombligo al aire y como creía que enseñaba demasiado añadió una ligera blusa de algodón. La prenda amarilla le cubría hasta el trasero y se la dejó desabrochada. Ambas se calzaron unas sandalias Teva, cogieron las toallas de playa y el protector solar y se dirigieron afuera.
Cuando Justin se les unió en la playa, Lexie había encontrado un erizo de mar un poco roto, media concha y una pinza pequeña de cangrejo. Los había metido en un cubo rosa y en ese momento se encontraba acuclillada al lado de __________ para observar a una anémona de mar que había pegada a una de las pequeñas rocas expuestas por la marea baja.
—Tócala —le decía __________—. Es pegajosa.
Lexie negó con la cabeza.
—Sé que es pegajosa, pero no me gusta tocarla.
—No te morderá —le dijo Justin, haciendo sombra sobre ellas dos.
__________ levantó la mirada y se incorporó lentamente. Justin se había afeitado, se había cambiado los pantalones cortos por otros beige que no eran de deporte y se había puesto una camiseta color aceituna. Se veía limpio e informal, pero demasiado rudo y sensual para parecer completamente respetable.
—Creo que tiene miedo de que le coja el dedo y no lo suelte —dijo __________.
—No, no lo teno —protestó Lexie, negando con la cabeza otra vez. Se puso en pie y señaló hacia Haystack Rock que se encontraba a unos cincuenta metros—. Quiero ir allí.
Los tres juntos caminaron hasta la enorme formación rocosa. Justin ayudó a Lexie a saltar de roca en roca y cuando el terreno fue demasiado abrupto para sus cortas piernas, la cogió y la sentó sobre sus hombros sin esfuerzo alguno, como si no pesara nada.
Lexie se agarró a la cabeza de Justin, golpeándole la mejilla derecha con el cubo.
—¡Mamá, mírame, he crecido! —gritó.
Justin y __________ se miraron y rieron.
—Eso es lo que todas las madres desean oír —dijo ella.
La risa de Justin murió ahogada por el sonido de las olas, pero una sonrisa permaneció en su cara.
—Empezaba a pensar que sólo te ponías vestidos o faldas —dijo, rodeando los tobillos de Lexie con los dedos.
No le sorprendió que lo hubiera notado. Era de esos tíos detallistas.
—Normalmente no llevo pantalones, ni cortos ni largos.
—¿Por qué?
__________ no quería contestar a esa pregunta. Lexie, sin embargo, no tenía ningún tipo de escrúpulos a la hora de facilitar esa información.
—Porque tiene un gran pandero.
Justin miró a Lexie entrecerrando los ojos ante el brillo del sol.
—¿En serio?
Lexie asintió con la cabeza.
—Sí. Eso es lo que dice siempre.
__________ sintió que se ruborizaba.
—Dejemos ese tema.
Cogiendo el dobladillo de la camisa amarilla, Justin lo levantó y ladeó la cabeza para mirar mejor.
—No me parece grande —dijo con aire despreocupado como si discutieran sobre el clima—. A mí me parece perfecto.
__________ se sintió un poco tonta por el ramalazo de placer que sintió en la boca del estómago. Le golpeó la mano y dejó caer la camisa en su sitio.
—Pues lo es —dijo ella, luego pasó junto a Justin y caminó un poco por delante de ellos. Recordaba lo que había sucedido siete años atrás cuando había perdido la cabeza ante sus cumplidos. Todas las chicas sureñas soñaban con ser reinas de la belleza y, con muy poco esfuerzo, él la había hecho sentir como Miss Texas y ella había saltado encantada a su cama. Ahora, mientras rodeaba una roca de mediano tamaño, se recordó a sí misma que podía ser encantador, pero que también podía ser realmente repugnante.
Una vez que alcanzaron la base de la roca se pusieron a explorarla. Justin dejó a Lexie en la arena y juntos examinaron la típica variedad de vida marina. El cielo permanecía despejado y el día era hermoso.
__________ observó a Justin y a Lexie juntos. Los vio descubrir una estrella de mar naranja y púrpura, mejillones y más anémonas pegajosas. Vio cómo inclinaban sus oscuras cabezas sobre un charco dejado por la marea y trató de ocultar la inseguridad que sintió.
—Se ha perdido —dijo Lexie cuando __________ se agachó a su lado en el charco.
—¿Qué es? —preguntó.
Lexie apuntó hacia un pequeño pez marrón y negro que nadaba bajo la superficie del agua clara y fría.
—Es un bebé y su mamá lo ha abandonado.
—Creo que no es un bebé —dijo Justin—. Creo que es un pez de menor tamaño.
Lexie negó con la cabeza.
—No, Justin. Es un bebé, ¿no lo ves?
—Entonces cuando la marea suba otra vez su mamá vendrá y lo recogerá —le aseguró __________ a su hija, antes de que empezara a inquietarse. Cuando Lexie veía a cualquier criatura huérfana, se ponía muy sensible.
—No —negó con la cabeza de nuevo y le comenzó a temblar la barbilla mientras decía—: Seguro que su mamá también se perdió.
El hecho de que Lexie viviera sola con su madre y no conociera más familia que Mae, hacía que __________ tuviera que controlar cuidadosamente las películas que Lexie veía para asegurarse de que los personajes tenían por lo menos un padre o una madre. Cuando Lexie cumplió los seis años, __________ dejó que la convenciera para ver Babe, el cerdito valiente. Craso error. Lexie había llorado durante una semana.
—Su madre no se ha perdido. Cuando suba la marea, vendrá a por él.
—No, las mamas no dejan a sus bebés a menos que se pierdan. El pececito no puede irse a casa. —Apoyó la frente sobre la rodilla—. Se ha quedado solo, sin su mamá. —Cerró los ojos con fuerza y le resbaló una lágrima por la nariz.
__________ miró a Justin por encima de la cabeza inclinada de Lexie. Él le devolvió la mirada con un brillo desesperado en sus ojos azul oscuro. Estaba claro que esperaba que fuera ella quien hiciera algo.
—Estoy segura de que su padre está nadando ahí fuera para encontrarlo.
Lexie no picó.
—Los papas no cuidan de los bebés.
—Claro que lo hacen —dijo Justin—. Si yo fuera un papá pez, vendría a buscar a mi bebé.
Girando la cabeza, Lexie miró a Justin durante unos momentos, pensando en lo que le había dicho.
—¿Y estarías buscándolo hasta que lo encontraras?
—Claro. —Miró a __________, luego de nuevo a Lexie—. Si supiera que tengo un bebé, no lo abandonaría nunca.
Lexie inhaló por la nariz y observó el charco transparente.
—¿Qué ocurre si muere antes de que suba la marea?
—Hum... —Justin agarró el cubo de Lexie, tiró las conchas y cogió al pez diminuto.
—¿Adónde lo llevas? —preguntó Lexie mientras los tres se levantaban.
—Voy a llevar a tu pececito con su padre —le dijo, y se fue hacia la orilla—. Quédate aquí con tu madre.
__________ y Lexie se subieron a una roca plana para observar cómo Justin surcaba el oleaje. Las suaves olas chocaban con sus muslos y oyeron la exclamación que lanzó cuando el agua fría le mojó la parte inferior de los pantalones cortos. Miró a su alrededor y tras pensarlo un momento vació el cubo en el océano.
—¿Crees que el pececito encontró a su papá? —preguntó Lexie con ansiedad.
__________ contestó sin apartar los ojos del enorme hombre que llevaba un pequeño cubo rosa.
—Estoy segura de que lo hizo.
Justin caminaba hacia ellas con una sonrisa en la cara. Justin «Muro» Bieber, el infame y enorme jugador de hockey, el héroe de muchachitas y el salvador de pececitos, se las había arreglado para subir en la escala de __________ y había pasado de ser peor que tener el pelo hecho un desastre a ser agradable.
—¿Lo encontraste? —Lexie se bajó de un salto de la roca y cayó de rodillas.
—Sí, y pude ver lo contento que estaba de ver a su bebé.
—¿Cómo supiste que era su papá?
Justin le dio a Lexie el cubo y luego la cogió de la manita.
—Porque se parecen.
—Ah, sí. —Ella ladeó la cabeza—. ¿Qué hizo cuando vio a su bebé?
Él se detuvo delante de la roca donde __________ los aguardaba y la miró.
—Bueno, dio un buen salto y luego se acercó y nadó alrededor del pececito sólo para asegurarse de que estaba bien.
—Yo también lo vi hacerlo.
Justin sonrió y los ojos se le llenaron de arruguitas.
—¿De veras? ¿Se veía bien desde aquí?
—Sí. Voy a buscar la toalla porque me estoy congelando —anunció y miró playa arriba.
__________ le escrutó la cara e imitó su sonrisa.
—¿Cómo se siente uno al ser un héroe? —le preguntó.
Justin la agarró por la cintura y la bajó con facilidad de la roca. __________ se sostuvo en sus hombros mientras la depositaba sobre el agua del mar. Las olas formaban remolinos en sus piernas y la brisa le alborotaba el pelo.
—¿Soy tu héroe? —preguntó Justin en un susurro sedoso. Era peligroso.
—No. —Ella dejó caer las manos a los costados y dio un paso atrás. Era un hombre grande y fuerte, pero era muy amable y compasivo con Lexie. Lo que lo convertía en alguien más peligroso que una mancha de aceite en la carretera y si no tenía cuidado, podría hacer que se olvidara del doloroso pasado que tenían en común—. No me gustas, ¿recuerdas?
—Ajá. —Su sonrisa le dijo que no la creía ni un ápice—. ¿Recuerdas cuando estuvimos juntos en la playa, en Copalis?
Ella se volvió hacia la costa y divisó a Lexie abrigándose en la playa.
—¿Qué quieres que recuerde?
—Me dijiste que me odiabas y mira cómo acabamos. —Caminaron a través de las olas y la miró de reojo.
—Entonces es bueno que me encuentres simplemente irresistible
Él deslizó la mirada por sus pechos y luego volvió la mirada hacia la costa.
—Sí, es bueno.