C A P I T U L O 8

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_______ se abrochó el sujetador de color granate, cogió la camiseta y se la pasó por encima de la cabeza. Una gorra de béisbol de los Seahawks, un cronómetro, una venda elástica y una capa gruesa de polvo reposaban sobre el tocador delante de ella. Levantó la mirada hacia el gran espejo de encima del tocador y se asustó. La camiseta de suave algodón blanco le ceñía los senos pero le quedaba floja en todos los demás sitios. Parecía un atentado a la moda, así que se la remetió dentro de los anchos pantalones cortos, aunque de esa manera se le marcaban los grandes senos y el trasero; los dos lugares que no quería resaltar. Tiró bruscamente de la camiseta hasta que cayó sobre sus caderas, luego metió los zapatos dentro del neceser y cogió un Snickers que guardaba allí dentro. Sentada sobre el borde de la cama le quitó el envoltorio marrón y hundió los dientes en la sabrosa chocolatina. Un suspiro de placer se le escapó de los labios mientras masticaba la golosina. Recostándose en la colcha azul, se desperezó y se quedó mirando la instalación de la luz del techo. Dos polillas muertas descansaban sobre el fondo de la lámpara blanca. Mientras devoraba la chocolatina, escuchó las voces amortiguadas de Justin y de Ernie a través de la puerta de madera. Considerando que a Justin no parecía gustarle mucho, era extraño que el timbre ronco de su voz la tranquilizara. Quizá fuera porque era la única persona que conocía en varias millas a la redonda o quizá fuera porque en el fondo sentía que no era tan imbécil como parecía. No obstante, tan sólo con su tamaño conseguía que cualquier mujer se sintiera segura.

Se deslizó lentamente hasta que descansó la cabeza sobre la almohada de Justin y los pies sobre el vestido de novia, que estaba a los pies de la cama. Cuando terminó de engullirse el Snickers, pensó en llamar a Lolly, pero decidió esperar. No tenía prisa en escuchar la reacción de su tía. Pensó en levantarse, pero lo único que hizo fue cerrar los ojos. Recordó la primera vez que vio a Virgil en el departamento de cosmética del Neiman-Marcus de Dallas. Aún le costaba creer que hasta hacía poco más de un mes había estado trabajando, repartiendo muestras de perfumes de Fendi y Liz Claiborne. Lo más probable es que no lo hubiera visto si él no se hubiera acercado a ella. Ni habría cenado con él la primera vez si no hubiera tenido rosas y una limusina esperando en la puerta después del trabajo. Había sido tan fácil deslizarse dentro de esa limusina con climatizador, lejos del calor, la humedad y los humos del autobús. Si no se hubiera sentido tan sola y si su futuro no hubiera sido tan incierto, probablemente no habría aceptado casarse con un hombre al que hacía tan poco tiempo que conocía.

La noche anterior había tratado de decirle a Virgil que no podía casarse con él. Había tratado de cancelar la boda, pero no la había escuchado. Se sentía horriblemente mal por lo que había hecho, pero no se le había ocurrido ninguna otra manera de arreglarlo.

Sin poder reprimir más las lágrimas que había estado conteniendo todo el día, sollozó quedamente en la almohada de Justin. Lloró por el lío que había hecho de su vida y el vacío que sentía en su interior. El futuro se le presentaba incierto y aterrador. Sus únicos parientes eran una tía entrada en años y un tío que vivía de la Seguridad Social y cuyas vidas giraban en torno al programa I Love Lucy.

No tenía nada y, encima, había conocido a un hombre que le había dicho que no esperara que fuera amable con ella. Repentinamente se sintió como Blanche Dubois en Un tranvía llamado deseo. Había visto todas las películas que había hecho Vivien Leigh y pensó que era un poco extraño, una rara coincidencia, que el apellido de Justin fuera Bieber.

Estaba asustada y sola, pero en cierta manera se sentía aliviada por no tener que fingir nunca más. No tendría que fingir que apreciaba el horrible gusto de Virgil para la ropa y las demás vulgaridades que él quería que se pusiera.

Exhausta, lloró hasta quedarse dormida. No se percató de que se había quedado dormida hasta que se despertó con un sobresalto, incorporándose de golpe sobre la cama.

Simplemente irresistible {Justin Bieber & Tu} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora