Demonios que escondió

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Cuando se habla de demonios la palabra es verdaderamente perturbadora. Primero porque evoca una terrible imagen de un ser maligno y segundo porque representa en cierta forma una maldición. Si hablamos específicamente del primer punto y lo comparamos con la situación, es todo lo contrario. Estos demonios son pequeños, como pelusas de polvo y pelo que se juntan en las esquinas, son livianos y casi imperceptibles. Con respecto al segundo punto, pues, sí, quizás son una maldición.

Ellos corren por la casa, atraviesan los pasillos y se esconden debajo de la cama. Unas pocas veces les he escuchado reír, pero esas son cuestiones del pasado. ¿Por qué? ¡Sencillo! Decidí esconderlos. Fue eso hace tantos años ya. Antes solían atormentarme puesto que estaban por todos lados, rodando como las antes mencionadas motas de polvo, fastidiando desde las esquinas y recordando cosas desagradables. Sí, así fue durante muchos años insufribles, claro, hasta que tuve la genial idea de esconder a esos infames bichos.

El lector se preguntará: Entonces, si está bajo control, ¿por qué estamos hablando de esto?

Es sencillo. Como han pasado tantos años ya olvidé donde estaban escondidos. De repente abrí la caja musical que estaba sobre mi mesita de noche y, ¡plop! Allí se escaparon unos pocos. Sí, que unos pocos no tiene que alarmarnos, pero lo repito, he olvidado en qué sitio los puse. Así fue como abría cajones, revisaba libros viejos, movía cuadros y muebles, todo esto resultando en el escape de esos pequeños demonios con forma de motas de polvo.

Primero quise confiar en mí. Es decir, han pasado muchos años. Ya no debería tener las mismas preocupaciones que en el pasado, tal vez ya son inofensivos. El problema es que están por todos lados. Se suben a la cama, se enganchan en mis ropas, duermen en mis zapatos y manchas las sábanas limpias. Por las noches han comenzado a reírse con más fuerza. Quizás esto no está del todo solventado y volver a esconderlos sería una labor difícil, además de inútil porque volveré a olvidar donde estaban.

Se volvió insoportable. Ya no me dejan dormir y dejan marcas por todos lados. Tal vez ellos jamás desaparezcan, no hasta que encuentre una mejor solución que sencillamente esconderlos. 

Un alma. Mil fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora