Capítulo IV

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Napoleón despertó y entreabriendo los ojos distinguió la figura de un hombre, parecía diferente del que lo había secuestrado. El sujeto movía un algodón en círculos alrededor de la nariz de Napoleón. Sabía que intentaban despertarle del todo pero no conocía con qué fin. A medida que se recobraba del todo pudo notar que sus brazos y piernas estaban atados a la silla donde se encontraba sentado.

Intentó moverse pero las cuerdas en sus extremidades parecían quemarle, llevaba alrededor de dos horas en esa posición.

—Tranquilo Illya, no te conviene moverte —dijo el sujeto.

Napoleón no dijo nada, era simplemente imposible que le hubieran confundido con Illya, quién lo había secuestrado en el hotel estuvo en la reunión de hace unos días, sabían quién era.

El estadounidense escuchó una puerta de metal abrirse, no había notado hasta el momento, el lugar solo tenía iluminación directamente sobre su rostro.

—Iván, ven ahora mismo —dijo el recién llegado. Napoleón conocía esa voz pero no lograba saber de quién era.

—Ya voy—el individuo alejó el algodón de Napoleón, se levantó y salió con el otro hombre.

*****

Fuera de la sala de tortura conversaron en voz baja.

—Iván tengo un problema, me he equivocado pero bien —dijo Mijaíl Peshkov, el mejor espía del KGB.— Iba a buscar a Illya para traerle aquí pero estaba ese sujeto en su habitación. Para cuando me di cuenta ya me había visto. No supe que hacer.

—Pues si estaba en la habitación de Illya debería tener una razón. ¿Qué hacía cuando lo encontraste?

—Leía.

—¿Qué hace alguien tan tranquilo en una habitación que no es suya? Y aquí entre nosotros—Se acercó al oído de su compañero— ¿Alguna vez has escuchado algo sobre una novia de Illya Kuryakin?

Mijaíl se sorprendió por lo que había dicho su camarada pero tenía razón, nadie sabía de una pareja de Illya, el resto de los espías tanto hombre como mujeres tenían muchos amantes pero a él jamás se le había escuchado ninguna aventura.

—¿Lo sabrá? —preguntó intentado disimular su perplejidad.

—Si Illya y ese sujeto son lo que yo creo que son. Debería

De vuelta al el pequeño cuatro los hombres se acercaron a Napoleón. Iván se sentó de frente con las piernas abiertas y Mijaíl haló la cabeza de Napoleón hacia atrás y habló.

—Puedes hacérnoslo fácil y decirnos los códigos para disparar armamento nuclear del bunker 4 de Leningrado o hacérnoslo difícil y obtendremos la información de todos modos.

No lo había secuestrado la KGB como había pensado Napoleón sino Svabóda, el grupo de buscaban. Por un error o por creer que Napoleón sabía de lo que estaban hablando le habían suministrado información al enemigo, solo que no lo sabían pero él ya conocía el lugar del ataque. Debía volver pronto y avisarle a Illya y Gaby.

Napoleón escuchó el golpe de dos metales ¿Una pinza tal vez? Lo siguiente que sintió fue dolor en el dedo índice de su mano izquierda. Le habían fracturado el dedo con un alicate.

—Bien comencemos —dijo Iván.— ¿Dónde están los códigos?

No dijo nada y sonrió intentando ignorar el dolor, eso siempre irritaba a sus verdugos. No lo sabía y si lo hubiera sabido no lo diría. Recibió un puñetazo por parte de Mijaíl que le hizo sangrar el labio. Definitivamente, le había irritado su sonrisa.

*****

Gaby dejó el libro a un lado en la mesa del hotel y se acercó caminando hasta la cama donde estaba Illya, quien estaba acostado de espaldas a ella.

—No hemos sabido nada de Napoleón desde hace horas. —Dijo Gaby, Illya se dio la vuelta y la miró fijamente a los ojos.

—Estará bien. No te molestes, a lo mejor está con una mujer que intenta sacarle información.

—Iré a verlo de todas formas.

Antes de que Gaby abriera la puerta Illya estaba fuera de la cama poniéndose las medias y los zapatos. —Espera podría ser peligroso. Te acompañaré.

Tocaron la puerta de la habitación de Napoleón.

—Esto no está bien —dijo Illya pasado unos minutos sin que nadie abriera.

—¿Por qué no revisas los micrófonos? —preguntó Gaby.

—No le he puesto micrófonos, esta vez.

Gaby pensó un momento ¿Quién le puso los micrófonos? Napoleón se lo había comentado pero ella había supuesto que eran de Illya.

Illya subió a su habitación un momento para buscar algo con que abrir la cerradura, sin derribar la puerta. Se llevó un gancho y unos audífonos conectados a una placa de metal que servía para amplificar el sonido.

Gaby decidió esperarlo en el segundo piso. Illya regresó con un bulto gigante en su bolsillo derecho, puesto que había guardado todo ahí. El ruso se colocó los audífonos y colocó la placa de metal en la puerta, con una mano la sostenía y con la otra intentaba abrir la cerradura.

—¿Napoleón no te enseñó a hacer eso más rápido? —preguntó Gaby pasado un minuto. — ¿Necesitas ayuda?

—No a ambas cosas.

—No era necesario tanto equipo —Gaby señaló los audífonos y la placa en su mano.

—Dame un momento —Dijo Illya de mal modo— Ya casi esta.

Unos 10 segundos más tarde abrió la puerta. La habitación estaba completamente vacía. La cama hecha. Illya miró en el baño y Gaby registró el lugar de arriba abajo.

—¿Napoleón estas aquí? —Preguntó Gaby mirando bajo la cama— Somos nosotros.

—Esto no está bien —dijo Illya cerrando la puerta del baño.

Natalia vio a los dos agentes registrando el lugar tocó la puerta de la habitación de Napoleón, aunque sin necesitarlo ya que estaba abierta, ambos voltearon a verla.

—Algo no está bien —Natalia cerró la puerta, caminó hacia ellos.— Dejadme explicar, le he puesto micrófonos con rastreador a Napoleón y estos indican que está en una antigua zona industrial en las afueras de la ciudad. Donde, según tenemos información opera una parte de Svabóda hay dos opciones, o secuestraron a su agente o es parte del grupo.

—Me inclino por la primera, Napoleón no sería tan idiota de dejar el rastreador encendido o no quitarlo si trabajara para Svabóda. —Le dijo Gaby.

Illya, quien había hablado por teléfono con Oleg hace unas horas sabía que querían aprehender a Napoleón como diera lugar. Si decía algo que no ayudara a eso, sería un traidor, terminaría en Siberia y con suerte matarían a Gaby. Prefirió intentar ser neutral.

—Busquémosle.

Misión URSS (The man from U.N.C.L.E fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora