Capítulo VIII

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—Venid —gritó Napoleón golpeando la pared de la incómoda celda. Intentaba hacer volver a sus captores para que le abrieran.

Al otro lado de la puerta en la fábrica. Iván estaba molesto, porque le dieron órdenes inmediatas a Mijaíl de ir a Moscú, no iba a poder ayudarle con Napoleón. Al escuchar los gritos del estadounidense Iván se levantó completamente enojado.

Abrió la celda y encontró a Napoleón golpeando la pared desesperadamente. Lo sacó forcejeando con él. Ya fuera para poder arrastrarlo le dio un puñetazo fuerte en el estómago, hizo que se inclinara y tocara su abdomen, de haber comido algo definitivamente lo hubiese vomitado.

En la sala de interrogatorios Napoleón no se resistió a que lo ataran a una silla, se sentía mejor que dé pie. Mentiría, saldría de ahí, avisaría a Illya y Gaby sobre todo y les arrestarían. Eso cruzó por su mente pero Svabóda tenía otros planes para él.

Antes de decir nada Iván golpeó su pómulo con puño cerrado, ya había perdido la cuenta de los golpes recibidos.

—Ya estas cansándome. —dijo Iván furioso— Me vas a dar lo que quiero o terminaras flotando en el Volga.

—Muy gracioso el Volga no está ni cerca —respondió Napoleón y acto seguido recibió un golpe igual al anterior, sin embargo mostró una media sonrisa antes de mentir— Pero sé lo que quieres, los códigos. Oleg los tiene anotados en una libreta negra, en su oficina de Moscú, todos los códigos de armamento están ahí.

—¿Dónde has dicho?

—En la oficina de Oleg una libreta negra, ahí está lo que quieres —Napoleón miró los ojos café de Iván.

La mejor forma de mentir y no ser descubierto es decir parte de la verdad, el estadounidense recordaba una libreta negra en el escritorio de Oleg pero nunca supo su contenido, también se debe decir lo mismo con distintas palabras en caso de que pregunten varias veces, de lo contrario parecerán frases estudiadas previamente. Napoleón estaba recordando su entrenamiento de la CIA.

Un golpe en la sien lo dejo inconsciente e Iván lo arrastró por la parte trasera de la fábrica para que sus compañeros, quienes ya deberían estar cerca, no los vieran salir en su vehículo de carga.

*****

Illya, Gaby y Natalia recorrieron toda la fábrica, donde encontraron otras rejillas que daban vista a unos pasillos subterráneos. De no ser por las luces no habría nada fuera de lugar y no se hubiesen molestado en buscar.

Mientras Natalia revisaba otra rejilla en el deposito Gaby aprovecho para hacerle una pregunta confidencialmente a Illya.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos por primera vez en Alemania del Este? —dijo en un susurro apenas audible e Illya asintió con la cabeza.— Entonces debes recordar que arrancaste la parte trasera de mi auto. ¿Dónde está ese Illya?

<<Ese Illya te hubiese matado hace tiempo. No pidas que lo traiga de vuelta>> pensó el ruso.

—Si no está muerto, espero que este desaparecido. —respondió con su fría mirada, desde hace tiempo no ponía esa cara.

—Vamos, esto no es nada para ti, solo separar un poco de pegamento de la pared. Eres muy fuerte. —Gaby tocó el hombro de Illya, empujándole hacia una rejilla.

El ruso se arrodilló y metió sus dedos entre cada fila de metal. Y haló.

—¿Qué estáis haciendo? Ya intentamos eso —dijo Natalia muy de prisa y fijando su vista en Illya— Si sacas eso avisarás al enemigo ¿Qué no piensas?

Illya volteó su cabeza y miró de mal modo a Natalia, similar a la vez que golpeó a Napoleón en los baños de Alemania Occidental.

—El único momento de mi vida en el que no pensé fue cuando seguía las órdenes del KGB —Illya apuntó con su dedo a Natalia, este tenía el típico tic de cuando se enojaba.

Acto seguido volvió a la rejilla aun con su dedo en movimiento. En su cara comenzó a notarse el esfuerzo que estaba haciendo pero finalmente desprendió la rejilla de la pared.

—¿Escucharon eso? —Preguntó Gaby.

—Obviamente la rejilla al separarse —respondió Natalia.

—No, fue algo más como un... un motor encendiendo.

Misión URSS (The man from U.N.C.L.E fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora