Capítulo VII

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Entraron a las siguientes fábricas más organizados, era casi imposible que Napoleón hubiese estado en la primera, por ello no se habían esforzado tanto hace una hora cuando iniciaron su búsqueda.

Después de revisar las tres fábricas donde según el rastreador de Natalia, debía estar Napoleón, Gabriella interrumpió de golpe.

—Tus rastreadores no sirven —dijo mirando con cierto desprecio a la otra mujer.

—Ya fueron probados, funcionan, no te metas.

—¡Basta! —gritó Illya ubicándose en medio de ambas mujeres— Se supone que deberíamos estar buscando a Napoleón no peleando entre nosotros.

—Illya, tu querida novia acaba de insultar nuestro armamento. —dijo Natalia.

—Si no funciona, no funciona y ya está. Sigamos buscando.

—Si vuestro armamento no sirve para nada ¿Qué digo? ¿Qué es el mejor? Puedes arrestarme de una vez, porque sé que le replicaran esto a Illya cuando volvamos. —dijo Gaby alzando una ceja a modo de desafío.

—¿Por qué a Illya? Si la única culpable de lesión al poder militar de la URSS eres tú. —espetó Natalia señalando a Gabriella con su dedo índice.

—¿Lesión a qué? —preguntó Gaby pero antes de que dijera nada más Illya la tomó por el brazo y apretó fuerte pero no lo suficiente como para hacerle daño.

—Sigamos buscando —dijo Illya mirando a su compañera, suplicando porque esta no dijera nada más, de lo contrario iría al gulag.

Todavía les quedaban diez fábricas más que revisar les tomaría lo que quedaba de día antes de encontrar el lugar donde estaba Napoleón, y aún tenían la duda de si estaba o no ahí.

Cuando revisaron la sexta fábrica, tres horas más tarde, alrededor de las diez de la noche, inmediatamente notaron que era mucho más espaciosa que las anteriores, pese a tener el mismo tamaño. Era como si alguien hubiese quitado todas las máquinas, estaba llena de basura de distinto tipo pero no industrial. Los agentes movieron parte del desecho para buscar algún botón oculto, no encontraron nada.

A cinco pasos de la puerta de salida Natalia trastabilló y colocó sus manos de frente para que su cuerpo no cayera completamente. La mujer se quedó un momento en esa posición y se acercó más a una rejilla de ventilación a escasos centímetros del suelo.

—Venid a ver esto. —dijo Natalia viendo a través de la rejilla. Illya y Gaby se agacharon para quedar al mismo nivel de ella.— ¿Por qué hay una luz ahí abajo? Es bastante tenue, pero no debería de estar ahí esto fue abandonado hace meses.

Natalia sacó un destornillador de su abrigo. Y comenzó quitar los 4 tornillos que sostenían la rejilla. Pero al intentar retirarla del todo no podía.

—¿Qué está pasando? ¿No puedes quitar una simple rejilla? —Preguntó Gaby fingiendo sorpresa.

—Deberías intentarlo tú, a ver si puedes.

—Recordáis que tal vez estamos, literalmente, sobre una organización peligrosa. —Illya miró de mal modo a ambas. Aunque en realidad no estaba molesto con Gaby, ella tenía razón de defenderse— Venga, yo la quito.

Illya colocó sus dedos entre las aberturas y halo fuertemente pero no cedió. Miró en los alrededores de esta y descubrió pegamento industrial a los lados. Definitivamente no iba a ceder pero al menos sabían que había algo más en esa fábrica.

—Está pegado. Debemos buscar de otra forma.

*****

La última vez que Napoleón vio a sus captores debió ser hace cuatro o cinco horas. Ya debía ser de noche. Eso significaba que hace tres horas lo habían sacado de su celda para colocarle en una más estrecha donde ni siquiera tenía espacio para sentarse. Debía permanecer parado a la fuerza. Los pies se le hacían cada vez más pesados pero no tenía otra opción. No había comido desde antes de que le secuestraran, su estómago crujía.

Napoleón había analizado a sus captores, era casi imposible que los mataran en cuanto hablara. Pensó en dar información falsa la próxima vez que abrieran la celda.

Misión URSS (The man from U.N.C.L.E fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora