Mei Uchiha II |Itachi| |Terminada|

11| "Vergüenza"

— Capítulo 11 - "Vergüenza"

Salí de debajo de la ducha y luego de secarme, me vestí con mi ropa diaria. Al salir pude ver a Ita-kun ya bañado y cambiado recostado sobre mi cama, alcé una ceja ... ¿Tanto tardé?

Al verme el esbozó una sonrisa, me acerqué y lo besé.

— Buenos días, cariño. —susurré contra sus labios.

— Buenos días. —me besó de nuevo. 

— ¿Vamos? —pregunté colocándome la capa de Akatsuki.

El asintió. 

Salimos de la habitación y nos dirigimos a la cocina, donde todos se encontraban desayunando. 

— ¿Se divirtieron anoche? —preguntó burlón Hidan.

— ¿E-Eh? —pregunté nerviosa.

La escandalosa risa de Nanako se hizo presente.

— ¡Itachi y Mei-sempai hicieron cosas malas! —seguía riendo.

Sentí mis mejillas arder, dando a entender que me había sonrojado. (N/A: Multimedia)

— Cállate, mocosa. —gruñí enfadada, aún sonrojada— Y si fuese así ¿Cuál es el problema? Es mi novio después de todo.

— ¿Cosas malas? —preguntó Tobi— No sé a que se refiere, Nana-chan.

— ¡Oh, vamos, Tobi! ¿Me dirás que no sabes lo que es? ¡Eres más viejo!

— ¡Tobi es un chico bueno! —exclamó— ¡Tobi no sabe de lo que habla! 

Nanako puso los ojos en blanco e Itachi y yo nos sentamos. Este ni se había inmutado.

La mocosa iba a volver a reprochar, pero Pain le miró mal, haciéndola callar.

— Me he enterado que el Jinchuriki del Kyubi irá tras Orochimaru, hm. —comentó Deidara de la nada.

^Eso quiere decir que irán tras Sasuke^ pensé. Miré a Itachi de reojo.

— Eso parece. —comentó Pain frío— Pronto irán tras el Nibi.

— Yugito Nii, ¿No? —comenté— El nombre de su Jinchuriki. 

Pain asintió. — Irán tras él Kakuzu y Hidan. Luego irán tras el Sanbi, de él se ocuparán Deidara y Tobi. 

— Ya tenemos tres bijus contando al Ichibi. —volví a hablar— Antes de haberme unido a la organización lograron atrapar a dos más, al Gobi y al Shichibi, ¿Me equivoco? 

— Estás en lo correcto. —habló Konan— Nos quedan seis bijus; el Nibi, el Sanbi, el Yonbi, el Rokubi, el Hachibi y el Kyubi.

Asentí, satisfecha con su respuesta.

— Por cierto, Mei. —me llamó Konan— Luego quiero darte algo.

Volví a asentir, esta vez confundida.

(...)

— ¿Que sucede, Konan-san? —pregunté en su habitación, —qué anteriormente ella me había arrastrado—.

Un sonrojo se hizo presente en sus mejillas. 

— Es.. Es algo incómodo. —murmuró.

— ¿Qué es incómodo, Konan-san? —pregunté sin entender.

Su sonrojo se incrementó. Abrió el cajón de su mesita de noche y sacó un pastillero, me extendió una pastilla. 

Mi cara se transformó en una de confusión. ^¿Por qué Konan me daría una pastilla?^