Capitulo 20

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Sonreí y sin decir nada me fui a mi habitación, haciendo un mohín mental por el adjetivo que Levy acababa de usar para calificar al día... largo.

Me puse un blusón negro combinándolo con un jeans en tono gris y até mi cabello en alto, luego salí al encuentro con ambos.

-¿Lista?-. preguntó ella

Asentí. Era raro, como si me hubieran quitado la voz, pero lo cierto es que me sentía realmente incómoda al recordar la discusión de ayer. Y al parecer no era la única,

Natsu tampoco hablaba mucho.

Nos fuimos en su Hybrid negra, Levy en el asiento del copiloto, claro, y yo acurrucada atrás, mirando a través de la ventana polarizada. Recordé cuando íbamos solos los dos, yo en lugar de ella, y deseé fervientemente que ahora, Levy se borrara de la escena y al instante me sentí mal, traicionera. Suspiré, empañando el cristal negro.

-Lu, ¿tienes alguna idea para el vestido?-. me preguntó la peliazul.

-¿Ah?-. musité, encerrando mis pensamientos en algún cajón de mi mente.

-Sí, algún color que tengas ya en mente-. me miró.

-Oh, bueno... no, en realidad-. me encogí de hombros.

-¡Yo sí!-. anunció- Creo que escogeré uno en tono tinto-. me dijo, pero luego miró a
Natsu.

- ¿Te gustaría?-. le preguntó.

-Te verías hermosa con ese color-. respondió.

Algo me picó cerca del pecho, como si una aguja se me enterrara en el corazón: me giré de nuevo a mirar hacía la ventana, tratando de ignorar la situación.

Natsu condujo hasta una calle que estaba repleta de tiendas de vestidos de gala, como si fuera alguna calle de Nueva York, así me pareció. Al bajar, Levy me tomó de la mano y me hizo apresurar el paso, emocionada; mientras que Natsu nos seguía detrás. Entramos a una tienda que en sus vitrinas exhibía tres preciosos vestidos en maniquís blancos y sin cabeza. Al instante, la calefacción del lugar me abrigó el cuerpo, ya que afuera estaba frío.

-¡Mira esos vestidos, Lu!-. Levy señaló hacía su derecha, mostrándome tres vestidos en tono negro.

-¿Puedo ayudarle?-. preguntó una señora amable, que tenía el cabello color caoba acomodado en un peinado de estética, con un acento italiano apenas reconocible.

-Sí, estamos buscando vestidos para una fiesta elegante-. Dijo Levy y luego le sonrió.

-¿De noche?

-Sí.

-Síganme-. dijo ella y caminó más al fondo de la tienda.

Mi amiga me hizo seña de que la siguiera y luego volvió a girarse para seguir a la señora.

Apenas iba a dar el primer paso, su mano me ató del antebrazo, con fuerza pero sin causarme daño alguno, no hizo falta que me girara para comprobar que era Natsu, conocía sus manos muy bien. Pero el sólo contacto de su mano con mi brazo, hizo arder mi piel. Me giré a mirarle, esperando algo parecido al extraño comportamiento de ayer, pero su mirada era distinta, era como siempre había sido, tierna, inspiradora, brillante.

-¿Podemos hablar un minuto?-. pidió y su voz de terciopelo acarició mis oídos.

Asentí y me soltó.

-Creo que...-. comenzó y al instante bajó la mirada-. que te debo una disculpa-. musitó, pero yo me quedé en silencio, porque en realidad no sabía qué decir. Entonces él levantó su mirada verde y capturó mi rostro, como no dije nada, continuó hablando-. Por lo de ayer, la... extraña discusión que tuvimos, yo... eh... debí agradecerte, aunque no le veo nada de malo darle una simple flor a una amiga; pero tienes razón.

Manual de lo Prohibido; NaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora