Capitulo 24

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-Luce-. me llamó, haciendo que regresará al momento-. ¿Estás bien?-. preguntó.

-Sí, yo... sí- tartamudeé.

-Bien-. se bajó del auto y quise quitarle la oportunidad de ser caballeroso, porque todo aquello no ayudaba mucho en el asunto del enamoramiento absurdo en el que ahora estaba metida. Pero la puerta no abrió. Él rápidamente se encontró de mi lado y él mismo la abrió para ayudarme a bajar.

Subimos por las escaleras hasta el tercer piso y llegamos por fin al departamento.

Natsu parecía relajado, sin embargo yo seguía sintiéndome culpable.

Abrí la puerta con el corazón palpitante de desazón y visualicé por un momento cómo debía ser el mundo.

Gajeel se encontraba con Levy y ambos miraron al instante hacía donde Natsu y yo, la expresión de cada uno era distinta, la de Levy era un rostro inquieto, preocupado, sin duda; la de Gajeel estaba tranquila, serena. Me pregunté cuál sería la mía.

-¡Oh allí están!-. exclamó ella y corrió a abrazarnos a Natsu y a mí.

Me quedé quieta, confundida.

-Bestia, ¿por qué no te llevaste tu celular?-. me dijo-. Natsu, ¿por qué no respondías el tuyo?-. inquirió al interpelado.

Más que una amiga que se sintiera engañada o especulando alguna artimaña parecía madre preocupada como cuando sus hijos no llegan a casa y pasa de la media noche.

Me sentí más culpable que antes.

-Lo siento, amor-. dijo Natsu, y en la última palabra el corazón se me encogió adolorido-. Llevé a Luce a la feria, ¿recuerdas que me contaste que jamás había ido a una? Bueno, quise hacer algo realmente lindo por ella-. me miró y me sonrió, pero con una de esas sonrisas que te dan los amigos: expansiva y sin rastro alguno que me hiciera confundir-. Y además, pasé a saludar a Jellal, recuerda que hoy es su cumpleaños. Por cierto, te mandó saludos-. se acercó a Levy y besó su frente.

Capté la escena desde muy cerca y el corazón aun encogido en alguna parte de mi pecho, se sacudió violenta y dolorosamente. Levy se tranquilizó.

-Pero debiste al menos avisarme, amor-. musitó y se alzó en puntillas para besar a Natsu en los labios.

Ya no pude mirar más, bajé la cabeza y me retiré con rapidez hasta llegar a donde Gajeel estaba quien se encontraba también con la mirada gacha. Esa escena le lastimaba tanto como a mí.

-Pero, ¿te divertiste, Lu?-. me pregunto Levy y, con una sonrisa sincera cuando se hubo desocupado de los labios de su novio.

-Seguro, aunque casi muero arriba de una montaña , aparentando que todo estaba bien.

Levy estalló en estruendosas risotadas y luego miró a Natsu.

-¿La hiciste subir a una montaña rusa? ¿Cómo lo lograste? Yo lo he intentado tantas veces y siempre me dice no-. dijo, sorprendida y divertida.

Natsu se encogió de hombros.

-Supongo que tengo don de convencimiento-. bromeó.

No estuve en desacuerdo con Natsu, aunque su definición de "don de convencimiento" sería algo así como "retenerme en sus brazos para no dejarme escapar".

Miré los mimos que Natsu y Levy se hacían y me sentí mal, sin hablar del ya tan lastimado bombeador de sangre bajo mi pecho.

Gajeel me codeó y me hizo seña de que nos fuéramos de ese lugar. A ambos nos lastimaba. Le tomé de la muñeca y le dirigí hasta mi habitación. Cuando cerré la puerta entonces supe que la atención de ambos estaba en nosotros. Lo último que quería era que Levy y Natsu pensaran mal acerca de mí y de Gajeel, pero tenía el corazón demasiado adolorido como para detenerme a pensar en otra cosa.

Manual de lo Prohibido; NaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora