-Tell in spagnolo-. le farfulló Natsu.-No, mi vergogno-. musitó Gray.
-¿Qual è il tempo a flirtare con lei? Non capisce-. el rostro de Natsu se volvia serio y su voz no tenía ese tono amable.
-Perché so che gli piace l'accento italiano-. Fullbaster se encogió de hombros.
-Non vedo il punto-. Natsu se cruzó de brazos y luego me miró.
No sabía cuál era mi expresión, pero hasta sentía un signo de interrogación dibujado por encima de mi cabeza. Odiaba no entender nada.
-Fullbaster dice que eres una bella princesa y que a él le gustaría ser tu príncipe-. me dijo, pero parecía molesto.
-¡Stai zitto!-. protestó Gray a Natsu, enrojeciendo por completo.
Lo Mire, enternecida.
-Qué lindo eres, Gray. Gracias-. dije, y él enrojeció más. Sin embargo, Natsu permanecía de brazos cruzados y con rostro duro.
La fierecilla apareció de pronto, bailando de alegría porque creía que lo que Natsu tenía eran celos y aunque no quisiera aceptarlo, a mí también me gustaba la idea.
La tarde había llegado y el sol se había ocultado ya en algún punto del cielo cuando volvimos al departamento. Había sido increíble haber pasado todo un día con Natsu cuando no estaba en mis planes. Me sentía mal a veces de haber utilizado a Gray en varias ocasiones para sacarle ese rostro adusto y un ceño fruncido a Natsu. Pero más allá de la remota culpa, se sentía bien.
-¡Uff! Fue un día magnífico el de hoy-. dijo el azabache, riendo complacido.
-Lo fue-. concordé-. Gracias, Gray.
Besé su mejilla ligeramente coloreada por una bella pincelada rosa y crucé los dedos porque el ceño fruncido de Natsu apareciera de nuevo en su bello rostro. Le miré por la colilla del ojo cuando me alejé de Fullbaster y lo vi con las manos en sus bolsillos y la mirada baja, como si quisiera evitar ver. La fierecilla se decepcionó.
-Hasta luego, Gray-. le dije.
-Hasta luego, principessa-. rió, tímido, luego dio la vuelta y se introdujo al departamento de su tía.
Miré a Natsu quien ahora esbozaba una linda sonrisa, ¿no le había afectado en nada mi patético intento por ponerlo celoso?
-Qué grosero es Natsu, no se despidió de mí-. dijo, pero mantenía aun esa sonrisa.
-Es un poco despistado, no te lo tomes a mal-. sonreí.
Abrí la puerta y él me siguió.
-Son las seis treinta de la tarde, ¿qué quieres hacer?-. me preguntó.
-Estuve caminando casi todo el día por la plaza, no creo que me queden ánimos de hacer algo más-. musité, aventándome al sofá y dejando la rosa roja sobre la mesa de centro.
-¿Quieres jugar cartas?-. sugirió, sentándose a mi lado.
-No, siempre me ganas-. hice mohín y el rió por lo bajo.
-Bueno, que tal... ¿ver una película?
-Ya vi todas las que Levy tiene, y me da pereza ir hasta el video club a rentar una. Lo siento-. musité, negando.
-Está bien, ¿por qué no jugamos a las diez preguntas?-. insistió.
-Bueno creo que eso puedo hacerlo sentada aquí-. reí y me crucé las piernas sobre el sillón, acomodándome para quedar cara a cara con Natsu.
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Manual de lo Prohibido; NaLu
FanfictionFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueña del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y f...