Capitulo 26

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No sé por qué me encontraba nerviosa desde que desperté, Levy estaba muy entusiasmada con la fiesta, pero detrás de su entusiasmo seguía habiendo aquella preocupación que me había dejado ver anoche.

-¡Te espero abajo junto con Natsu!-. me gritó ella desde el exterior de mi habitación y luego se paró en mi puerta-. No tardes-. me sonrió.

Lucía hermosa con ese vestido púrpura que había comprado para esta ocasión especial. Aquel hermoso satín se le entallaba a su esbelto cuerpo con precisión en el pecho, y caía hermoso tapando sus cortas pero lindas piernas. Llevaba su cabello ondulado, más de lo que ya lo tenía y suelto cayendo libremente por sus hombros desnudos.

-Ya voy-. musité-. Sólo me pongo el vestido.

Me sonrió y oí cuando salió del apartamento.

Suspiré, combinando mi dióxido de carbono con el oxígeno de mí alrededor. Tomé el vestido que Natsu me había elegido y me lo puse, intentando no despeinar mi cabello, que lucía rizos anchos que caían como caireles hasta mi espalda.

Traté de subir el cierre del vestido que se ataba atrás de mí, pero me costaba un poco de trabajo poder alcanzarlo.

-Demonios-. farfullé.

Salí de mi habitación, Levy había apagado las luces del departamento y sólo era iluminado por el atardecer del exterior que se filtraba por la ventana y la luz amarillenta que salía de mi cuarto entre abierto. Intenté subir el cierre de nuevo, pero fracasé en la maniobra.

De pronto, la puerta se abrió, Levy podría llegar a ser muy desesperada.

-¿Tienes problemas?-. pero esa no era la voz de ella.

Me quedé inmóvil al reconocer a Natsu, luego me giré avergonzada. Aun en la oscuridad, podía verle. Llevaba puesto un esmoquin negro, ajustado a su perfecto cuerpo; su camisa blanca era del mismo color que el moño. Su figura me quitó el aliento.

-Emm... no puedo subirlo-. musité, atolondrada-. ¿Podrías...?-. manoteé en la oscuridad, señalando el cierre de mi espalda.

-Claro-. se acercó hasta mí, su perfume bailoteó por mi nariz.

Me giré y le di la espalda para que pudiera subir el cierre y recogí con una mano mi cabello, haciéndolo a un lado.

Sentí sus manos en mi espalda, tratando de subir el cierre; el tacto hizo que la piel de todo el cuerpo se me erizara. El sonido de la cremallera encajando lentamente quebrantó el silencio, no se oía nada, excepto nuestras respiraciones y los sonidos apenas audibles provenientes del exterior. El cierre encajó por completo, pero no me moví. Él aun sujetaba con sus manos mi espalda.

Y de pronto, sentí cómo acurrucó su nariz entre mis desatados cabello y cómo su respiración los traspasaba golpeando con delicadeza mi cuello. El corazón se me aceleró, tanto que me pregunté si él podía oírlo.

-Natsu...-murmuré, ¿qué estaba haciendo?

Pero el silencio persistió y su respiración acariciaba la piel de mi cuello con más intensidad, haciendo que el estómago se me encogiera, que la piel se me erizara y que toda cordura huyera.

-¿Chicos por qué tardan tanto?-. la voz de Levy me hizo pegar un brinco.

Sentí cómo la respiración de Natsu se alejó de mi cuello y cómo el alma se me desplomaba al piso. ¿Ella habrá visto...? El silencio me hizo pensar infinidad de cosas.

-Esto sí que está oscuro-. dijo y luego las luces se encendieron de nuevo

Estaba de espaldas a la escena, pero Levy no parecía para nada sorprendida, molesta o daba alguna señal típica de una persona que se sintiera engañada. Me giré, la vi en la entrada con la mirada puesta en mí y sus ojos grandes maravillada por mi vestido. Luego divisé a Natsu, quien también me miraba absorto, como si estuviese fascinado y... a un metro de distancia de mí.

Manual de lo Prohibido; NaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora