Decimoprimera parte: Besos.

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Los días pasaban sin mucha importancia, cuando sientes un dolor tan grande todo se lleva con mucha pesadez, el llanto era permanente y sentía que mi corazón se destrozaba cada vez un poquito más. Sabía cuál era la solución para todo... Un abrazo de mi madre.

Cuando la vi por primera vez, sentí que quizás todos mis pedazos se podían volver a juntar, era como una solución mágica. Mi madre fue la que me salvó de toda la mierda que era mi vida, la amo profundamente por rescatarme del sufrimiento que viví los primeros años de mi vida con mi verdadera madre.

El sonido de la llamada se hacía cada vez más notorio, ansiosamente jugaba con un anillo en mi mano derecha, necesitaba la serenidad de su voz, saber que todo no estaba bien pero que pronto lo estaría.

- ¿Hola? –contestó con su voz dulce, hablar con ella se sentía como estar en casa aunque estábamos a kilómetros.

- ¡Hola mamá!

- Lucy, hija, ¡Te extraño tanto! ¿Cómo está yendo todo?

- No muy bien... algunos problemas me están persiguiendo y necesito verte, este es mi fin de semana antes de volver a la universidad ¿Crees que podría pasar por casa para verlos? –Pregunté aunque sabía que la respuesta que ella iba a darme era un sí, aunque tuviera planes ella siempre se hacía un tiempo para mi y más sabiendo que tenía problemas.

- ¿Qué pregunta es esa? ¡Claro que si! ¿Vendrán Julianne y tu?

- Yo... no lo creo, esta vez tendrás que conformarte conmigo sola.

- Está bien, cariño, te espero.

- Gracias mamá, nos vemos pronto.

Colgué la llamada sintiéndome un poquito más tranquila conmigo misma, hoy era el último día de trabajo antes del fin de semana donde visitaría a mamá.

Llegando al restaurante, me vestí con las típicas ropas del lugar y me preparé para mí usual dia de trabajo, aunque pareciera raro el trabajo despejaba mi cabeza de todo.

- ¡Lucy! –gritó Gabriel- hoy salimos a cenar todos los empleados de aquí, es como una despedida de las vacaciones, ¿vienes?

- No creo... -Dije algo insegura, no quería ir a fiestas.

- Será absolutamente divertido y no dejaré que te la pierdas. Tomaré ese estúpido no como un asombroso sí, nos vemos a la salida, bye. –se fue riéndose y aunque parezca raro yo también reí, Gabe me ponía de buen humor.-

A la salida, estaban todos esperando en la puerta, había algunos compañeros que no conocía supuse que eran de otros turnos.

- Lu, ¡Sabría que vendrías! –Gritó eufórico Gabriel.-

- Técnicamente, me obligaste. –respondí juguetona lanzando una pequeña risita.

- ¡Aguafiestas!

Cuando llegamos al lugar era un restaurante estilo bar, todos elegimos lugares para sentarnos, el mío fue al lado de Gabriel y una chica llamada Leila, todos reíamos de algunos chistes de un chico sentado unos lugares más lejos del mío.

Pero, si algo va mal... va a ir peor.

En una esquina del bar se encontraba James, en todo su esplendor con su cabello ondulado hacía los costados y sus jeans negros favoritos. No rompió mi corazón solamente verlo, sino que estaba con una rubia impresionante...

La otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora