Capítulo 2: Iván

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Entré al colegio tratando de no llamar mucho la atención, aunque ¿Cómo no llamar la atención cuando baje de una limusina en frente del maldito colegio? Traté de no prestar atención a las miradas de algunos curiosos que estaban en la entrada del colegio conversando y entré directamente hacia adentro.
Una vez a dentro ya nadie me prestó atención así que caminé hacia la dirección para preguntar que hacía ahora. En la escuela a donde iba antes cada uno tenía su casillero, su pupitre y un lugar en el estacionamiento.
Al llegar a la oficina que tenía el cartel de "Dirección" toqué la puerta y, para mi molestia, nadie contesto. Volví a hacerlo pero esta vez más fuerte y nada. Estaba tentado a golpear el vidrio de nuevo hasta trozarlo cuando una voz masculina a mi espalda me detuvo.
-Aún no llegaron los directivos- me di vuelta con la evidente molestia en mi rostro para ver a quien me había dado esa genial información que me hubiera venido bien cuando entre en el colegio. El joven parecía de mi edad, su altura era apenas un poco menor a la mía, tenía cabello negro y sus ojos castaños eran tapados por unos lentes. Todo de él gritaba "chico de clase media".
-Muchas gracias- dije con evidente sarcasmo mientras me cruzaba de brazos -Pero necesito hablar con alguien de lo que debo hacer ahora- casi sisee molesto. Él pareció alertarse por mi tono y también frunció el ceño.
-Mi nombre es Iván y me pidieron que yo te diera la información en cuanto llegaras- me dijo con seriedad, se notaba que era de esos chicos que yo llamaría "estirados"
-Entonces... ¿vas a ser mi guía?- me burle sonriendo más al ver la evidente molestia en su rostro, pero luego Iván me sonrió con malicia.
-Los niños pequeños necesitan niñeros- me dijo burlonamente.
-¡Oye!
-Así que no te comportes como un niño de cinco y seguime, te llevaré a nuestra aula- dijo firmemente haciendo un gesto con la mano, yo fruncí más el ceño ¿Iba a tener que ir a la misma clase que ese estúpido?
Mientras caminábamos por los pasillos me pregunte si aquí había casilleros porque no los veía por ningún lado.
-Este es nuestro horario de clases- dijo pasándome una fotocopia -Y tus horarios para las materias extras, como informática y ed. Física que se hacen en contra turno- me explicó.
-¿En todas me toca contigo?- bufé molesto, él rodó los ojos.
-Solo los horarios de las materias normales, por suerte para mi- dijo lo último en tono bajo bastante fastidiado, yo preferí no seguirle la pelea porque era el único que parecía que podía orientarme y no me gustaría que me dejara en medio del pasillo preguntándole a todo el mundo como llegar a mi aula. Eso sería humillante.
Llegamos al aula que aún estaba vacía, supuse que era porque era temprano. Al mirar la hora comprobé que faltaban quince minutos para entrar y no pude evitar mirar con confusión otra vez el lugar ¿Aquí no acostumbraban a llegar tan temprano?
Iván se sentó en la mesa que había adelante y en medio.
-Hoy te sentarás conmigo por pedido de la directora, yo te orientaré en tu primer día de clases, pero... y escuchame bien, cuando mi compañero de banco normal se recuperé y vuelva al colegio tu te vas de ese asiento- gruñó lo último mientras dejaba su mochila enganchada en la silla. Yo resoplé haciendo lo mismo con el asiento que había a su lado, miré con algo de desprecio las paredes blancas que ya poco tenían de blanco por la cantidad de cosas que tenían escritas y/o dibujadas encima, además el pizarrón no era nuevo y los bancos eran de a dos y no de uno solo como mi antigua escuela.
Ambos nos quedamos en un silencio incomodo y saqué mi celular último modelo poniéndole los audífonos porque el silencio realmente era penoso. Iván frunció el ceño al verme hacerlo.
-¿Qué te pasa? ¿Acaso no se permiten?- le dije con burla y desdén.
-No, no se permiten. Y aunque tengas millones de dolares nada va a evitar que sea tu madre o padre en persona el que tenga que venir a buscar tu lindo aparato cuando el profesor te lo quite- se burló, hice una mueca molesta pero lo guarde.
-Seré tu tutor, me lo pidieron porque soy el mejor de la clase y, además, estamos a mitades del año así que te ayudaré a adaptarte. Puedo explicarte lo que ya vimos en la escuela- dijo sin sentimiento mirando hacia otro lado. Parecía disgustado por eso y, también, preocupado por algo que escapaba de mi saber.
-¿Eso quiere decir que tendremos que ir a mi casa luego de esto?- casi me queje.
-No, puedo ponerte al día en la biblioteca- rodó los ojos fastidiado.
-No, vamos a mi casa, el aula sola ya me da asco, no me voy a detener a ver más ruinas de esta escuela- dijo con desdén, él entrecerró los ojos.
-Perro- susurró.
-¿¡Disculpa!?- casi grité colérico, Iván se encogió de hombros ignorándome, yo iba a decirle algo con nada de educación cuando varios alumnos entraron por la puerta. Preferí cerrar la boca y sentarme bien cuando el profesor entró con su maletín.
La clase transcurrió con tranquilidad a excepción, tal vez, que Iván levantaba la mano cada diez minutos para hacerle una pregunta al profesor que estaba dando un discurso largo y aburrido. Creo que él era el único que verdaderamente le estaba prestando atención.
Luego de ochenta minutos el timbre tocó haciendo que todos se levantaran y salieran casi corriendo por la puerta, yo miré de reojo a Iván quien guardaba sus cosas bajo el banco sin tener mucha prisa por salir, así que lo imite y deje todo bajo el banco, incluso mi celular.
-¿En serio dejarás eso ahí?- dijo algo incrédulo.
-¿Qué? Es mío ¿Quién me lo va a quitar?- hablé confundido. Iván abrió la boca pero luego pareció razonar sus palabras.
-Cualquiera que lo vea
-¿Qué aquí no hay cámaras de vigilancia?
-No estamos en tu palacio, princesa- me dijo imitando mi tono burlón antes de encaminarse a la puerta para salir del aula. Yo hice puños mis manos tratando de no enojarme tanto, ese pequeño parecía un ángel pero era verdaderamente odioso.
-¿A donde vamos?- pregunté siguiéndolo.
-A donde quieras, no suelo salir en los recreos. Están dando el desayuno ahí adelante ¿Quieres?- dijo señalándome una gran grupo de jóvenes que se aglomeraban en un solo lugar tratando de conseguir una taza con mate cocido y un pan. Yo lo miré con incredulidad.
-¿Es en serio?- no oculté mi desdén ante ello. En mi escuela anterior había un comedor y todos recibían su porción.
-Si no tienes hambre puedo mostrarte otro lugar de la escuela- dijo cansado el chico con lentes mientras suspiraba.
La cosa es que yo si tenía hambre, así que no tuve más opción que aceptar esa taza de plástico ¡Por dios, era de plástico! Con el pobre pan que estaba frío y para colmo ¡solo! ¿Donde estaba el dulce?
Iván me miraba divertido mientras yo hacía alguna muecas porque el mate cocido estaba caliente y ¡Amargo! ¿Acaso no podían servir nada bien en esta escuela?
A las doce y media del mediodía salimos al fin de esa cárcel, digo, escuela.
Yo realmente estaba molesto y frustrado, además que para colmo debía llevar a ese chico a mi casa porque realmente debía ponerme al día.
-¿Vas a subir?- reclamé furioso cuando noté que miraba la limusina con desconfianza, Iván hizo una mueca de desdén antes de asentir y entrar. Cuando ambos estuvimos adentro el chófer arranco.
El viaje fue incomodo y silencioso, Iván miraba por la ventana con el ceño fruncido y yo escuchaba música con mi celular.
Al llegar a mi mansión el chico en vez de impresionarse como todos lo hacían hizo una mueca de desdén.
-¿Qué? ¿Acaso no te agrada la gente rica?- me burle cruelmente.
-La verdad que me gustaría que gente como tu fuera más "rica" en personalidad- rodó los ojos fastidiado, yo preferí zanjar el tema ahí porque realmente no quería pelear, estaba cansado luego de un solo día de clases.
Acomodamos las cosas en el salón de estudio y él sacó algunos apuntes que yo tuve que copiar puesto a que no me dejaba sacarles fotocopia ni nada.
Él me estaba diciendo un tema que habían visto en cívica al principio del año cuando su celular vibró, Iván miró con curiosidad su celular y sonrió al notar quien era respondiendo al instante.
-¿Tu novia?- dije con algo de burla, porque esa sonrisa y esa típica mirada no podía ser por otra cosa.
-En realidad, es novio- dijo cambiando su rostro a uno serio de nuevo, mi sonrisa también desapareció y lo miré con desdén.
-¿Eres un marica?- casi escupí.
Su puño en mi cara fue lo último que recuerdo de esa tarde.
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A esta novela la actualizare día por medio
Amo a Iván \._./
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