Capítulo 18

240 28 6
                                    

-¿Qué?- murmuré, él pareció dudar unos segundos y volvió a hablar nervioso.
-Creo que iré a un psicólogo- susurró.
-¿Perdón?- hable incrédulo mientras fruncía el ceño ¿Qué tenía que ver el psicólogo con que me estaba pisoteando el corazón, tirándolo al tacho de basura para luego incinerarlo?
-Es que ¡No es natural! Es decir, para otros si ¡Pero para mi no!- chilló histérico.
-¿Qué estás diciendo? ¡No irás a un psicólogo por eso!- traté de calmarme y de no mostrarme tan afectado -Iré a tu casa y lo hablaremos ¿Esta bien?- dije suavemente mientras me forzaba a sonreír aunque no me estuviera viendo.
-Esta bien...- dijo inseguro antes de cortar. Me di la vuelta mirando de nuevo al pequeño niño que me miraba fijamente, le sonreí suavemente sintiendo que las cosas no estaban para nada bien. Yo solo quería ir a mi habitación y encerrarme ahí hasta que el dolor pasara, pero esa sería la solución fácil pero debía tratar de ser fuerte porque Liam me necesitaba.
¿Era tan importante para mi que era capaz de sonreirle y mostrarle mi apoyo a pesar de mi corazón roto? Si, lo era.
Creo que antes era menos doloroso quererlo y en estos momentos estaba sintiendo lo que era en verdad sufrir por amor.
Mientras tanto Liam estaba en su mansión bastante nervioso diciéndose lo tonto que había sido al decirme que si podía venir ¿cómo podría hablar conmigo? "Hola, Dante... creo que me gustas un poquito"
El rubio en seguida sintió sus mejillas calientes y negó con la cabeza, podría decirme cualquier cosa, con suerte me la creía y no tenía que dar nombres.
Se sentó en uno de los sillones suspirando diciéndose a si mismo que para eso de las relaciones Federic siempre había sido el más apto de los dos.
Tenía que hablarlo con su primo también, pero por ahora solo quería manejar el tema sobre mi con las mínimas personas necesarias.
¿Qué dirían sus padres? ¿Lo odiarían?
Liam se tapó la cara con las manos.
Él no quería eso, lo mejor era negar todo y decirme que solo fue un ataque de pánico, que se confundió.
Si, iría a un psicólogo ¿Qué otra opción tenía? A él no le molestaba mucho la idea de quererme la idea que realmente le clavaba la espina en el corazón era la idea de que sus padres lo despreciaran por eso.
¿Me amaba más a mi o a sus padres?
-Ellos estuvieron toda mi vida- susurró para si mismo sintiéndose la peor persona del mundo.
Agarró su celular y me mandó un mensaje diciendo que quería estar solo y que no viniera.
.
Habían pasado unos días desde mi última conversación con mi amigo, desde esa última vez que hablamos no fui a visitarlo y tampoco trate de comunicarme por ninguna red social con él. Realmente me sentía algo dolido y también confundido.
-¡Deja de estar pensativo!- me golpeó Luciano en el hombro, yo lo miré molesto ante de mirar por la ventana.
Ah, cierto. Estábamos en un colectivo yendo hacia el centro a comprar tubos de ensayos para la clase química ¿Por qué no íbamos en mi auto? Porque mis padres me castigaron, así que no tenía ninguna oportunidad de utilizar ninguno de los transportes familiares así que no tenía opción, tuve que utilizar el transporte público.
Estábamos sentados en la fila de dos asientos, adelante nuestro iban Sebastián e Iván porque el profesor hizo grupos de cuatro y quedamos en el mismo grupo.
Iván estaba semidormido apoyando su cabeza en el hombro de su novio, Sebastián acariciaba con dulzura su cabello mientras sonreía. Eso me hacía sentir molesto, tal vez porque me recordaba que a Liam le gustaba otra persona que para colmo era un chico, era peor perder ante alguien que tu mismo genero que con alguien que el contrario... ¿Qué estoy diciendo? ¡Dolería igual aunque fuera una mujer!
El colectivo iba lleno, así que había personas paradas y por nada en el mundo les iba a dar mi asiento ¡Yo llegue primero! Además, estaba del lado de la ventana ¡Qué Luciano lo hiciera!
Una chica mayor que nosotros empezó a hacerse lugar entre la gente hasta sostenerse del asiento de Luciano quitándose los auriculares y sonriendo.
-Hola, chicos- sonrió la chica mientras asentía, Luciano la miró.
-¡Cam!- sonrió también mi acompañante de asiento, en cambio Sebastián la saludo con un asentimiento e Iván la miró con los ojos entrecerrados antes de volver a apoyar su cabeza sobre el hombro de su novio.
Yo la miré detenidamente porque se me hacía conocida hasta que recordé que era la chica que Miguel había dicho que era su ex.
-¿Cómo esta Mike?- dijo la chica mientras seguía sonriendo pero parecía preocupada.
Yo la miraba hablar con Luciano mientras fruncía un poco el ceño ¿Por qué el castaño no le cedía su asiento? Era una chica ¿No? ¡Debía ser un caballero! Aunque yo tampoco se lo cedería, pero yo no la conocía.
Estuve mirándolos porque no tenía nada más que hacer y el colectivo tardaba en llegar a nuestro destino.
Ella era linda, su cabello castaño podría estar mejor peinado y los colores de sus ropas mejores combinados, seguramente por lo temprano que era para un sábado (eran las ocho de la mañana) había salido con lo primero que encontró. Y no se veía muy bien si tengo que opinar, además de que estaba un poco despeinada.
Su rostro no tenía mucha pintura, solo algo de sombra en los ojos y nada más, seguramente hecho a las apuradas de salir ¿A donde querría ir con tanta prisa?
Estaba aburriéndome de vuelta cuando note algo...
-¡Tienes una espinilla en la mejilla!- dije incrédulo interrumpiendo su conversación sobre Miguel que tenía con Luciano, ambos me miraron con una cara rara.
-Solo es un pequeño granito- se quejó ella poniendo su mano en su mejilla frunciendo el ceño -Como que si a ti nunca te hubiera salido uno- dijo frunciendo el ceño. Yo le sonreí algo apenado porque sabía que había sido grosero y luego volví a ver a la ventana.
Si, a veces me salían granitos pero mi madre me llenaba la cara de cremas y cosas raras para quitármelo porque "mi hijo no saldrá con eso a la calle", creo que mi madre quería una niña y por eso me trata así. Yo fui su único hijo porque después de tenerme a mi hubo una complicación que hizo que mi madre quedara estéril. Así que sin hermanos.
En ese momento fue cuando mi celular vibró, suspire al ver el nombre de Liam en la pantalla y puse rechazar la llamada. No quería hablar con él, que fuera hablar con quien estaba enamorado... si, infantil, pero servía contra el dolor y mi orgullo perdido.
¿Qué tenía ese chico que no tenía yo?
-Ya debemos bajar- me dijo de pronto Luciano mientras se levantaba, apenas lo hicimos ella y otras personas se sentaron en los lugares vacíos.
-¡Sebastián!- dijo de pronto Cam antes de que bajemos, el castaño la miró con curiosidad -¿Tu hermana esta en tu casa? Debo devolverle un libro- no entendí las mejillas sonrojadas de la castaña, Sebastián asintió y yo tuve que sostenerme de otro asiento cuando el colectivo paró.
Cuando bajamos casi suspiré aliviado, el colectivo ya tenía olor raro.
-¿Vamos a volver en esa cosa también?- pregunté un poco cansado ¡Aún era temprano, joder!
-Si- asintió Iván mientras Sebastián sutilmente agarraba su mano, el pelinegro lo miró de reojo acomodándose los lentes y sonriendo levemente. Siempre eran así, sonriéndose entre si.
-¿Podrían dejar de comportarse tan acaramelados?- reclamé. No estaba de humor para ver parejas felices, realmente ¿Qué? ¡Puedo ser egoísta! ¿Ok? Estoy tratando de superar un corazón roto.
-¡Oh, vamos! Qué ni siquiera se están besando- sonrió Luciano negando con la cabeza.
-No estamos haciendo nada- me sonrió Sebastián agarrando más fuerte la mano de su pareja al ver que quería soltarse.
-Sebastián- lo retó frunciendo un poco el ceño Iván, se notaba que no le gustaba ser tan obvio con que son pareja.
-Esta bien- rodó los ojos soltándolo pero agarrando su meñique con el de él, Iván alzó las cejas y Sebastián le sonrió inocente. El pelinegro suspiró pero lo dejo hacer.
Yo iba a decir algo pero Luciano me apretó el brazo antes de reírse.
Pero que odioso.

Piezas de una misma historia /Yaoi/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora