¿Qué pensarías si alguien te dice que en realidad no existes? ¿Qué harías si descubres que en realidad lo que tu "vives" es tan solo un sueño? ¿Te atreverías a despertar?
*Ring* *Ring*
Un nuevo dia para seguir soñando en el mundo de Ashley Summ...
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Llegando al final del pasillo, sentí como un piquete en mi trasero.
-Con eso despertará- dijo David.
Y me sentaron frente a la puerta.
No se cómo actuar ante tal situación, ¿Qué se supone que tengo que decir? ¿Cómo debo de actuar? Hay que ver que pasa.
Si abro los ojos lentamen....
-Con eso seguro que se despierta.
Me lanzaron una cubeta de agua fría, dejándome completamente mojada.
-¡¿Que les sucede?! - grite, pero al parecer a ninguno le importo que yo esté así.
-Rápido niñita, cruza la puerta. Nosotros te dejamos aquí. - dijo Morton.
Se supone que puedo saber qué es lo que piensan ¿Cómo se supone que debo hacer eso?
- Apresúrate, Flitz te espera. - dijo David, quien no está tan viejo como yo pensaba.
-Suerte Jane - me dijo Morton, haciendo que un fuerte escalofrío recorra mi cuerpo.
Abrí la puerta, vieja y desgastada, rechinando en cada movimiento. Pero la vista después de eso no tenía precio.
Un elegante y poco común palacio está justo frente a mí. En sus partes más altas tiene acabados redondeados, finas columnas de mármol, cada detalle me hace suspirar.
Me acerque a la puerta de enfrente, suponiendo que esa es la entrada. Y toque la puerta.
Y allí estaba frente a mí, cuando abrieron la lujosa puerta, Flitz, el ser más poderoso que existe. Su larga cabeza de serpiente fue lo primero en salir, seguido por sus orejas de elefante.
-Pasa querida - siseó - Estaba esperándote.
Se hizo a un lado para que pudiera pasar, dejándome una maravillosa vista del lugar.
El Taj Mahal.
Su estructura interna es tan bonita como su exterior. Hay muchos cuadros, la mayoría son de híbridos antepasados.
-¿Porqué estoy aquí? - cuestioné.
El señor Flitz solo se dio la vuelta y me detuvo.
-Espera y lo sabrás, hay que darle tiempo al tiempo - me dijo él. - Solo sígueme.
Pasamos a través de dos pasillos, todos llenos de puertas y escaleras.
Hay un camino más largo, por el que vamos. Llegamos al final terminando con una puerta grande de cristal negro.
-Pasa. - me dijo haciéndose a un lado. - Toma un abrigo si sientes frío.
Hay una repisa con dos abrigos, uno negro y el otro café. Tome el negro.
-Gracias - le dije y el asintió-
Sin decir nada salió del lugar y apago las luces, dejándome sola y en completa soledad.
Entonces mi cuerpo empezó a flotar en el aire y el abrigo empezó a brillar en colores verde y amarillo.
Gritando e intentando quitarme el abrigo ahora azul, caí en el suelo de golpe y la puerta se abrió.
