Capítulo Treinta

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"¡Karla!", una grave voz resonó en la entrada de la habitación del hospital, por lo que hizo que nuestros cuerpos se sacudiera y miráramos hacia adelante abruptamente. Inmediatamente deslicé mi brazo fuera del estómago de Camila y la coloqué a mi costado a la vista de su esposo en la puerta.

Su cabello era un desastre y algunas hebras caían sobre su frente. Unas pocas gotas de sudor se filtraban hasta llegar a sus cejas para quedarse allí, y el cuello V de su camisa exponía libremente los alrededores de su torso.

"Austin, hey", la garganta de Camila produjo un tono ronco lo que hizo que mi estómago cayera al instante. Se frotó los ojos medio dormida antes de volver a hablar. "Veo que finalmente decidiste visitarme".

"Lo siento muchísimo", él prácticamente pidió perdón mientras se acercaba a su cama con las palmas de las manos juntas en una súplica. "He estado muy ocupado con el trabajo, nena. Y también tuve que hablar con el seguro de nuestra compañía y con el complejo de apartamentos para resolver todas las cosas".

"Lo entiendo", respondió la mujer en un susurro. Era evidente que estaba furiosa, pero no quería iniciar una pelea. "¿Por qué te ves como si hubieras sido atacado por un oso?", ella frunció el ceño. "Sin los rasguños, las contusiones y los huesos rotos".

"Yo, uh", Austin estaba absorto en busca de una explicación, aparentemente buscando en su retorcida mente alguna mentira creíble. "¿Qué está haciendo Lauren aquí? ¿No debería estar en su propia habitación?".

"Ella estaba haciéndome algo de compañía", Camila abrió la boca antes de que yo pudiera tratar de defenderme. "Algo que tú, no hiciste".

"Oh, vamos, cariño", el hombre infiel suplicó de nuevo mientras se inclinaba hacia adelante para entrelazar sus dedos con los de su esposa que no tenía ni idea de nada. "Sabes que me amas".

"Como quieras", ella se encogió de hombros y suspiró. "¿Podrías realmente ir a buscar al doctor o a alguien con analgésicos? Tengo un dolor de cabeza que me está matando".

"Por supuesto", Austin asintió con la cabeza. "¿Y tal vez esta noche podríamos salir? Ya sabes, si te sientes bien para hacerlo".

"Pensaré en ello, ¿De acuerdo?", Camila suavizó su tono y le dio una pequeña sonrisa a su esposo, quién se inclinó hacia adelante para presionar sus labios contra la mejilla de ella antes de salir a paso rápido. Camila giró todo cuerpo para mirarme. "¿Cómo te sientes? ¿Puedes hablar?".

"Igual", tomé una profunda respiración y me removí fuera de las sabanas. "Anoche".

Ella frunció el ceño, "Eso es una pena. Creí que tal vez mejoraría y que podríamos hablar sobre", su voz se volvió un susurro. "Ciertas cosas".

"Camz", me di cuenta de la improvisada sonrisa que aumentaba aún más ante el familiar apodo que no había usado en años. "Tú sabes".

"No hay otras dos palabras que puedan ser más poderosas que esas", Camila admitió tímidamente, mirando sus uñas para comenzar a tocarlas con nerviosismo. "Pero—".

"No peros", negué con la cabeza con un movimiento de un dedo. "No respondas. Asúmelo".

"¿Tú quieres que los asuma?", ella resopló. Fruncí el ceño en confusión y ella suspiró, continuando. "¿Sabes cuánto tiempo espere para que me dijeras eso Lauren? Demasiado tiempo. Cinco años en realidad. ¿Y tú crees que esas veces que te besé no lo asumí? Lo acepté en cada caricia, cada sensación, Lauren Jauregui".

"No puedo", gruñí a mí misma y me cubrí los ojos con las palmas de mis manos, frotándolos contra ellos en molestia. "Responder ahora".

"Cuando puedas hacerlo", Camila arrastró los pies fuera de la cama quedando ahora sentada en el borde de las sabanas. "Por favor, vienes conmigo. Realmente me gustaría sentarme contigo Lauren, y hablar sobre esto. Con profesionalidad, como las adultas que somos".

If I Were A Boy (Camren) [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora