Capítulo 15

135K 8.9K 230
                                    

POVS Marcus:

— ¿Cómo los aniquilaste?— Me pregunta Josep un amigo muy cercano.

—Pues les tendimos una trampa, esperaba que llegaran los ocho pero solo cayeron cuatro. Me encargue de torturarlos y hacerlos sentir mucho dolor y bueno uno por uno fueron dejándose ir lentamente.

—A veces me asusta tu frialdad— Me dice el arrugando la cara.

—No te metas con lo que me importa y estarás a salvo de ello— le digo serio y el comienza a reír.

—Sería un imbécil si lo llegara hacer— Me dice y yo asiento.

Mi móvil comienza a sonar y lo atiendo—¿Qué? — pregunto enojado, no pueden hacer nada estos ineptos por si solos.

—Señor Hawkins, entraron a la casa—es lo que me dice, enseguida siento que todo se desploma.

Siento que palidezco, lo primero que hago es pensar en Mónica y en mi hijo, cuelgo y me pongo de pie con rapidez.

—¿Qué pasa hermano?— Me pregunta Josep preocupado.

No tengo tiempo para explicaciones, estos idiotas no hacen nada bien—Te llamo después— Le digo y el asiente.

Salgo del edificio seguido por 10 guardias, todos están al tanto de lo ocurrido, así que no me hacen preguntas.

Subo a la camioneta y apretó el volante mientras conduzco a toda velocidad por la autopista, afortunadamente esta despejada y es muy corto el trayecto a casa, logro llegar muy pronto.

Bajo corriendo y nos recibe una lluvia de balas, con agilidad mis hombres me cubren y puedo entrar a la casa, subo a la habitación de ella y al no verla siento palidecer, me asomo por la ventana y veo movimientos afuera, seguramente fueron al cuarto del pánico.

Tal como pensé estaban en el jardín, pero no resguardadas, Mónica estaba afuera y frente a ella Sasha está apuntándoles, abro mis ojos sorprendido definitivamente rodaran cabezas.

Todo paso tan rápido—¡Nana! – grita ella, le dispara a Sasha mientras corre para cubrir a la nana, pero la bala no lastima a esa mujer, seguramente carga algún chaleco anti balas.

Sasha vuelve a colocar su arma apuntando a la nana y cuando dispara Mónica se atraviesa. No puedo creer lo que mis ojos están viendo, corro hacia donde ella esta y noto cómo observa sus manos ensangrentadas.

—¡Mónica!— Grito.

Ella me observa con los ojos abiertos y llenos de lágrimas, Sasha se voltea entonces le disparo justo en medio de las cejas asiéndola caer al suelo inerte.

Antes de que Mónica caiga al suelo, logro sostenerla en mis brazos, estaba sujetándose el abdomen y temblaba.

Ella gira su cara y observa preocupada el brazo de la nana—Nana está herida— susurra y ella la observa con los ojos llenos de lágrimas.

—Mi niña se fuerte— le dice.

Tomo con cuidado la cara de Mónica para obligarla a verme, está sangrando mucho y uno de los chicos hace presión para parar la hemorragia.

—No te vayas a dormir—le digo con la mandíbula tensa, entro en pánico, esto es demasiado, esta mierda no puede ser real, comienza a ponerse fría y eso me aterra—Mónica ya viene la ambulancia, aguanta un poco más— Le digo mientras acaricio su suave cabello, el ruido de las sirenas está cerca.

—Tengo sueño— dice, en un susurro.

—Aguanta te lo suplico— beso su frente y luego acaricio sus mejillas.

—Te quiero— Le digo llorando, no me importa una mierda si mis hombres me ven, ella está muriendo en mis brazos nuevamente, se desmaya con una leve sonrisa en sus labios.

—¡Mónica! –Grito y me pongo de pie con ella en brazos.

Corro por toda la casa y los guardias me siguen, escucho la sirena de la ambulancia y la sujeto con fuerzas, ya que la sangre hace que se me resbale de los brazos.

Al salir los paramédicos bajan con una camilla, me la quitan de los brazos y la suben a la ambulancia, entro con ellos y veo como hacen su trabajo pero no logro escuchar nada de lo que dicen, sus mejillas pierden color y su piel se torna más pálida.

Cubro mi cara con los brazos y jalo mi cabello desesperado, subo la mirada y veo como introducen un tubo en su boca y luego con una especie de globo le dan oxígeno.

La enfermera mueve el globo azul que esta adherido a la boca de Mónica, mientras que el paramédico hace presión en la hemorragia.

Ellos hablan entre si y me observan preocupados.

Cuando llegamos a la clínica, bajan la camilla y nos esperan más médicos y enfermeros, corro tras la camilla pero me detienen en una de las puertas del pasillo gritándome "¡Señor no puede pasar!"

Observo por los cristales como ella se pierde en el pasillo y caigo al suelo resignado.

¡Está muriendo! ¡Están muriendo!

Pateo el suelo y comienzo a llorar como jamás lo hice, alguien me toma de los hombros con fuerza y se agacha a mi altura, cuando subo la mirada veo a la nana, ella me observa triste y se agacha con cuidado, nos abrazamos, yo lo hago con cuidado y lloro mientras ella acaricia mi cabello.

—No puedo más— Le digo resignado—todo lo que le pasa es mi culpa, soy el único responsable de que Mónica sufra, si ella salía con vida debía alejarme a toda costa pues no podría seguir a su lado con la zozobra de que algo más pudiese ocurrirle, tenía demasiados enemigos y cualquier podría hacerle daño.

—Ya mi niño ellos saldrán de esta— Me dice ella, para intentar calmarme, pero eso no funciono sé muy bien que ella está mal y todo por mi culpa.

—Es mi culpa nana, si me hubiese alejado de ella estaría bien—confieso, pues es la única verdad.

—O con algún asqueroso animal, su tío la iba a subastar de igual forma.

— ¡Ese maldito! — Abrazo a la nana y me quedo así a su lado, por varios minutos.

Recuerdo que Sasha está muerta, no puedo entender porque mierda ella se atrevió hacerle tanto daño a Mónica, era increíble que hasta las mujeres con las que me había involucrado fueran de temer, ahora sí debería cuidarme más y dejar todos los puntos claros para evitar tanta porquería. Me dolió asesinarla y no tener ningún tipo de culpa por ello, sabía muy bien que nuestra relación fue turbia, pero después de todo el daño que le hizo a Mónica, verla muerta lo único que me causa es tranquilidad, debido a que es un dolor de cabeza menos.


La historia se repetía, jamás podría ser feliz con ninguna mujer, pues mi vida estaba tan podrida que todo lo que tocaba o quería se perdía de alguna manera, ella no merecía un hombre como yo y si lograba salvarse me encargaría de alejarme, por más que la amara lo mejor era dejarla ir, preferiría vivir sin ella pero con la tranquilidad de que esta con vida, a tener que estar a su lado, perderla y vivir con la culpa.

La Elegida De Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora