Capítulo 21

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Marcus:

Llevo 24 horas sin saber de ella, no he podido ni cambiarme de ropa aun no entiendo ¿Qué demonios me paso? Estaba en shock no podía creer que yo había asesinado a la madre de Mónica, ella me va a odiar cuando lo sepa estoy seguro.

La lleve al lugar acordado con todo el dolor de mi alma se la entregue a esos hombres, pero me asegure de que se la llevaran a su padre, observo fijamente nuestra foto, esa que nos tomamos hace cuatro días, cuando ella sonreía en mi regazo la extraño tanto, no puedo siquiera imaginar el odio que ella me tiene.

Escucho que alguien toca la puerta de mi estudio y le indico que pase, el cabello canoso de la nana es lo primero que veo y luego la charola con comida que me trae por tercera vez desde que ella se fue, hago una mueca al verla.

—Te dije que no tengo hambre— ella me observa triste.

—A mi niña no le gustaría que usted deje de comer— suspiro frustrado, tiene razón.

—Ella me odia nana— cubro mi rostro con mis manos.

—¿Cómo sabes eso?— pregunta— ¡Ella te ama!— me reprocha mi nana.

—No lo hará cuando sepa la verdad.

—Una que tú tampoco sabias hasta hace tres días, tienes que entender algo Marcus ella te ama, lo que hiciste fue horrible pero fue hace mucho ella supero la perdida de sus padres, ahora le tocara superar esto mi niña es muy fuerte y te ama tanto como para perdonarte esto.

—Es mejor dejarla ir nana, siempre le ocurren cosas malas cuando está a mi lado.

—Es tan fácil rendirte, es más fácil rendirte y simplemente no luchar por ella. Te desconozco te creí más hombre— ella se gira y sale por la puerta dejándome solo, con mil preguntas en la cabeza.

Ella tiene razón, no puedo solo rendirme.

Me pongo de pie y marco el botón de mando, cuando salgo todos mis guardias ya están en las camionetas esperándome.

A toda velocidad salimos rumbo a la mansión del padre de Mónica, cuando llegamos nadie nos recibe, bajamos y entramos a la fuerza a la casa, inmediatamente salen hombres en todas direcciones y antes de que inicie la balacera escucho el grito de Mónica.

—¡Alto!— ella luce tan bella, corre hacia mí y mis hombres apuntan sin disparar.

El padre de Mónica sale de lo que parece la cocina y cuando su mirada se cruza con la de Mónica, él ya tiene su arma apuntándome, ella me abraza y escucho el ruido del disparo, Ella abre sus ojos sorprendida, siento el líquido recorrer por mis manos, nuestras miradas se encuentran y ella sonríe antes de desmayarse en mis brazos.

—¡Mónica!— grita su padre y corre hacia nosotros.

Con cuidado tomo a Mónica en mis brazos y veo la sangre que corre y sale de su brazo izquierdo, está botando demasiada sangre, seguramente le dio alguna arteria.

—Mi niña lo siento tanto— solloza el hombre encontrándose con mi mirada fija.

—Usted es un animal ¡Como pudo dispararle!— Le grito.

—¡Quería dispararte a ti!— espeta molesto.

—Señor dejen de gritar y llevemos a la señorita a un hospital—asiento y obedezco a quien sea que dijo eso.

Corro con Mónica en mis brazos y su padre me sigue, cuando subo a una de las camionetas el también sube, es extraño, pues ninguno piensa en nada mas que no sea ella.

Acelera el conductor y quito el cabello del rostro de mi mujer, está perdiendo color—No me dejes amor— le suplico, mientras lagrimas recorren mis mejillas.

La Elegida De Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora