capítulo 3 (parte 3)

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La noche se fue rápido tan rápido que no hubo tiempo de dormir aunque las ojeras ya no me preocupaban pues ya era como parte de mi cara el tenerlas, no me sentía cansada ni mucho menos con ganas de dormir, prepare la ropa que nunca suelo usar la cual era unos jeans azul marino los cuales rasgue para hacerlos ver rotos, una blusa gris en escote sin estampado me quedaba algo holgada pero me pareció linda, por supuesto la preciosa sudadera negra con capucha la cual ya había usado y mis converse color rojos. Mi pelo gris resaltaba mucho prácticamente parecía una chica metida en drogas, depresión y anorexia lo cual era perfecto definitivamente aria quedar mal a mis tíos y como toque final puse la casa patas arriba, desordene todo y ensucie algunas cosas.
Tal como esperaba un auto color gris se estaciono a fuera y el timbre sonó casi inmediato, mis tíos habían llegado así que abrí la puerta. –Hola bienvenidos- pude notar el semblante de su rostro cuando me vieron. –QUE DEMONIOS TE HICISTE- grito mi linda tía Leonora quien parece estaba comenzando a enojarse de forma alterada. –Estamos arruinados- dijo el tío Héctor mientras se pasaba las manos por el pelo en señal de desesperación. – En una hora llega el sr Arturo y no podemos arreglar esto en tampoco tiempo- mi plan había resultado tal cual. –tal parece que no podrán poner sus manos en el dinero de mis padres- no pude evitar sonreír después de haber dicho eso pues sus caras se quedaron estupefactas por el hecho de que yo dedujera lo que era verdad pues ellos no estaban interesados en cuidarme solo les importaba que tendrían todo el dinero a su disposición y yo no dejaría que eso pasara.
-cariño como puedes  pensar eso de nosotros, nosotros solo queremos cuidarte- sus palabras de mi tía eran mas falsas que cualquier otra cosa, ¿que tan estúpida pensaban que era?, ¿enserio piensan que voy a creer eso?, suspire y entre a la casa ellos me siguieron  hablándome sobre lo que debía decir en presencia del tal Arturo, yo obviamente fingí que aria exactamente lo que decían.
El timbre sonó nuevamente y ellos brincaron por los nervios, mi tía inmediatamente corrió a abrir. –Señor Arturo pase, pase, lo estábamos  esperando- dijo de forma amable, lo llevo hacia la sala la cual estaba llena de basura de frituras y envases de refrescos. –Parece que hubo una fiesta aquí- dijo el señor Arturo mientras examinaba a detalle a su alrededor. –si, si, lo que pasa es que algunos amigos de valentina vinieron a hacer pijamada- mi tío respondió a modo de excusar el desorden que había. –bien, hablando de valentina, ¿donde esta?- enserio era tan ciego de no verme casi enfrente suyo, me decidí a hablar. –Aquí estoy señor- su cara cambio al verme y rápidamente abrió su folder donde estaban algunos documentos y saco una fotografía. –pero no te pareces a la de la foto- dijo algo confundido he inmediatamente mi tía respondió. –ya ve como son los jóvenes les gusta ir a la moda- después rio leve pero se notaba mas que era risa de nerviosismo. Era momento de tomar el control de la situación así que pensé en alardear un poco. –No es moda, tuve que vestirme así si quería entrar a la pandilla- la situación se volvió tensa mis tíos prácticamente sudaban como cerdos.
-¿una pandilla?- pregunto el señor Arturo algo sorprendido entonces yo le respondí. – si una pandilla, siempre estoy con ellos apenas y regreso a casa por las noches además de que mis tíos siempre están en otros lados por eso como lo que encuentre- entre mas hablaba el señor Arturo mas serio se ponía tal parecía que quisiera condenar a mis tíos con la mirada, después de hablar lo suficiente el comenzó a a escribir y antes de marcharse simplemente dijo –ustedes no son mas sus tutores, son irresponsables y valentina vive en un ambiente hostil la niña queda a mi cargo y procederé a llevármela- . El hombre me tomo de la mano y me subió a subió a su auto. No había pensado en esta posibilidad que me alejaran de ahí, no me negué ni me resistí pues sabía que si me llevaba a su casa o algún sitio podría escaparme con facilidad pues yo estaba en excelentes condiciones como para trepar muros y saltarlos. Poco a poco la casa se perdió conforme nos alejamos en el auto, había un silencio algo incomodo, los minutos pasaban al igual que los sitios por donde pasábamos ahora que me doy cuenta nunca había salido de mi pequeña ciudad así que estaba algo curiosa por el exterior.
-te llevare a un buen lugar donde te podrán dar el cuidado que necesitas- la voz de señor Arturo se escuchaba mas tranquila y el sonriente tal parece que realmente le gusta su trabajo o eso parece, no me dio la gana responderle ni tratar de hacerle conversación solo me concentre en ver atreves de la ventana, observando la nada y a la vez lo poco que había, llegamos a otro lugar lo cual le tomo casi todo el día. Dio vuelta en una esquina y se dirigió hacia una enorme casa mas bien parecía una escuela por lo grande que era, un hombre ya mayor abrió el portón para que el auto pudiera pasar, había arboles no muy grandes vestidos con un verde muy intenso, el césped estaba bien cortado y regado. Bajamos del auto y al pisar el suelo se escuchaban chocar las diminutas piedras contra si, ¿que clase de lugar era?, era bonito pero algo extraño, era silencioso además de verse algo antiguo. El señor Arturo toco en las enormes puertas de madera a lo cual una señora que se vestía deprimente abrió, tenia la mirada de pesada parecía que era estricta. – Señor Arturo que maravilla que nos visite- dijo aparentando alegría quizás ellos se conocían ya de tiempo. – ¿Como ha estado señora?- dijo el señor Arturo mientras le daba una sonrisa y le saludaba de mano. –le he traído a una jovencita nueva espero que pueda cuidar de ella y educarla de buena forma- tal parecía que el planea dejarme en este sitio ye efectivamente así fue pues la señora me dio la bienvenida al internado de las carmelitas. Me dejaron en el pasillo mientras ellos hablaban en privado en un despacho, así que me decidí a merodear.  ¿Si esto era un internado donde estaban los demás?.
Había demasiado silencio que más parecía que estaba abandonado. Pase por diversos pasillos, subí escaleras y conforme exploraba el lugar veía cuadros y adornos religiosos entonces quise abrir una puerta pero no pude la puerta estaba con llave, probé con otra puerta y sucesivamente, todas estaban bajo llave lo cual me pareció extraño, probé una ultima que estaba hasta el fondo y también estaba bajo llave. –Es muy extraño- me dije a mi misma a lo cual la voz de una chica respondió desde dentro. – ¿Quien es?- parecía asustada pero su voz era dulce ante mis oídos. – ¿Estas encerrada?- pregunte pero aquella voz ya no respondió.




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