Capitulo 8

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La noche lluviosa, los truenos azotaban en la tierra,magníficas luces recorriendo el cielo como si de una pelea entre bestias se consumara, ese frio en la habitación, era tan cálido y cómodo, llegar a mi casa fue sencillo, la casa polvosa y descuidada, aun estaba como la deje todo desordenado, todo tirada y roto. La foto de mi padre y madre en el suelo con el marco roto. La levante y la coloque en el estante de la sala, me aserque al espejo y levante la sudadera, estaba bastante delgada pero a su vez bien formada por el excesivo ejércicio y explotacion a mi cuerpo, nada mal para tener 12 años.

Aun sentía un hueco en mi pecho, un oyó en el corazón el cual comenzaba a devorarme sin piedad, dolia pero no estaba sangrando de ninguna parte, dolia como si todo mi interior se quebrara en miles de pedazos diminutos que se incrustaban y desgarraban mi piel. Me dolia la perdida de esa chica pero bien todo lo que se me aserque perecerá en una suerte maldita que terminará por destruirla o afectarla. Quizás debía quedarme sola, debía encerrarme en mi mundo, el mundo que cree para mí como una motivación, vivir solo por una venganza, vivir únicamente para mí propia ambición pero sentí que todo se me venía a bajo. ¿Que era esto?, que estaba pasándome. ¿Acaso me estaba sintiendo deprimida?, tenía bastante tiempo sin sentirme así, sin sentir que todo me desgarraba por dentro, me oprimía y me sentía encarcelada en mi misma, ¿porque lo estoy sintiendo de nuevo?, osquerosos sentimientos, son como las prostitutas que te crean infecciones en el alma y te rompen el espíritu con un toque leve, deseo sangrar todo lo que siento, deseo arrancarlo de mi ser. Maldita sea la hora en que te cruzaste en mi camino y me generaste este cáncer.

Corte cada parte de mi piel, hasta que la sangre callera y encharcara mis pies, el dolor era estimulante, eres anestesia para mi. No quería volver a sentir nada, no quería volver a sentir. Cariño por alguien, solo es un límite, un obstáculo, no deseo que alguien me detenga.

Arroje la navaja con demásiada fuerza que terminó clavada en uno de los muebles de la casa, mientras en mi mente se acumulaban preguntas, por primera vez parecía que no tenía motivo alguno por el cual seguir viva sin embargo sabía que debía realizar mi promesa, pero en estos casos que debía hacer, que nueva meta debía fijarme para impulsarme lo suficiente para querer seguir con la vida que ya no deseaba, debía matar, debía sentirme viva otra vez, debía sentir la adrenalina en cada parte de mi ser, subir y bajar por mi cuerpo esa sensación agradable, ese cosquilleo debía jugar con la muerte, la invitaria a bailar conmigo con suerte y me birnda un beso que arranque mi aliento de vida de este cuerpo que hace tiempo me brindó desaprobación. Estaba decidida jugaría con la muerte apostando mi vida, apostado lo que soy. Tomé una mochila, tomé la navaja y la meti en la bolsa de mi pantalón acto seguido salí de la casa, no era tarde pero tampoco temprano, camine por las calles y seguía repudiando las familias y en si a todas las personas que mostraran alegría. Los faros encendidos mientras seguía mi camino hacia un puente, siempre es típico arrojarse de uno, ¿no? Es como el cliché de suicidio más común, una caída podría romper mi esqueleto y con suerte mi cabeza, el cabello se acomodaba en mi cara que a duras penas podía observar bien. Yo y la muerte teníamos una cita para bailar y nuestra pista era el puente. Que tan estupida sería para hacer esto, lo suficiente como para sonreír y anhelar que la pieza comenzar a sonar, una canción que se solo el viento nos susurraba, magnifico, me sentía ansiosa de cruzar la línea que dividía la nada con el mundo. Subí a los barrotes cruzandome del otro lado mientras sentía la invitación a arrijarme, cuantas personas perdieron la vida en este lugar, cuantas gritaban que estaban arrepentidas mientras Caian sin salvación alguna. Estaba lista para arrojarme cuando sentí el contacto de una mano en aferrada a mi sudadera, una mano palida como la mía, de dedos largos y delgados, perteneciente a una chica de ojos determinados a no soltarme, una chica que pronunciaba que no hiciera esta locura. Su pelo negro en fleco, un corte de melena a los hombros y colores vivos en su ropa.

–me interrumpes la diversión, sueltame ahora mismo.

–lo siento pero eso no es posible.

–¿quien te crees? , como para meterte en mis cosas.

–no me creo nadie simplemente no voy a deja que te suicides, si querés hacerlo ven otro día que no esté pasando por aquí, ahora vuelve de este lado.

–repito que no te metas y no me digas que hacer.

–si no te estoy preguntando si quieres o no, te estoy diciendo que te regreses de este lado.

Como se atreve a darme órdenes, no sabe con quien se esta metiendo quizás tendrá que saltar ella primero antes que yo. Me volví a brincar los barrotes, y estaba dispuesta a apuñalarla. Tenía en la mano la navaja estaba lista para hacerlo pero algo me detuvo, sonrió de una manera entre satisfacción mezclada con alegría y estúpides quizás.

–me alegra que no lo hicieras. ¿podrías decirme porqué querías arrojarte?

–sólo son juegos.- comenze a caminar tratando de dejar atras a esa entrometida.

–tus juegos son algo inapropiados. - comienzo a caminar.

–¿acaso piensas seguirme?. Qué hace una niña como tu a estas horas, tus padres deben estar preocupados, ¿no?

–la misma pregunta va para ti, ¿tus padres saben que saliste?.

–oh si mis padres saben perfectamente dónde estoy, es mas me estaban esperando antes de que tu interrumpieras ahora toma otro rumbo.

–no eres para nada amigable.

–nadie quiere ser tu amiga.

–soy muy buena haciendo amigas.

–y yo soy excelente ignorando personas, ¿quieres ver?.

–grosera.

Comenze a ignorarla tratando de que me dejara en paz pero parecía que no estaba funcionando, camine más aprisa y me seguía. Hasta que topamos en un callejón donde para nuestra sorpresa y como siempre típico de esta inmunda ciudad había drogadictos en celo que quería meter su pene en cuálquier cosa que pudiera y está ocasión eramos nosotras el objetivo. La niña asustada no sabía cómo reacciónar, el miedo era notorio en ella, mas en mi ni un poco, el tipo comenzá a hacercarse.

–pero que ricas mamacitas. Porque tan sólitas por aquí.

–genial el inbezil usa su vocabulario de sentirse gran cosa.

–¿que dijiste perra?, estoy seguro que salen para que le metan el pene así que venga a mamarmelo. -comenzó a bajarse el pantalón exhibiendo su mienbro.

La chica cada vez más miedosa cerró los ojos. Por favor eh visto esa cosa antes ya no me siento impactada, me puse delante de la chica.

–vamos intenta hacernos algo que te lo voy a terminar cortando.

–¡estás loca!,¡no lo hagas enojar!.

–callate, que la que me termina estorbando eres tu estupida si tan solo no me siguieras evitaríamos esto. Ni si quiera se quien demonios eres.

–me llamó veronica.

–bien Verónica espero que guardes el secreto o yo misma cortare tu lengua para que no hables.

VALENTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora