Capitulo II : Ultimas palabras.

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Saco las llaves de su bolso, las introdujo en la cerradura y en un instante la puerta estaba abierta, ambos hermanos entraron, Anel dejo su bolso en el sillón que se encontraba en la sala, Edgar subió las escaleras trotando, mientras tanto Anel se dirigió a la cocina, tomo un vaso y lo lleno de agua, mientras bebía el contenido del vaso, Edgar bajo las escaleras con una chamarra color marrón en las manos, se dirigió a la cocina y dijo.

– Bueno hermanita me tengo que ir vale, fue un hermoso día a tu lado – Al mismo instante que la tomo por los hombros, la aferro a su cuerpo, la abrazo tan fuerte como si no quisiera soltarla – TE AMO ANEL, eso nunca lo olvides, nos veremos pronto... – Eso se lo dijo al oído, la miro a los ojos y la besó en la frente, después la soltó, Anel miro los ojos de Edgar y como un brillo se desprendía de ellos.

– Yo también TE AMO – Contesto un poco desconcertada por la reacción de su hermano – Mi mejor compositor.

– Es hora de irme, no olvides que TE AMO mi querida pianista....

Antes de cruzar la puerta, se giró hacia donde se encontraba su hermana y le sonrió... Anel camino hacía la ventana que se encontraba en la sala, y como siempre miro como se iba, se sentó en el sofá y se dispuso a leer un libro que quizás nunca terminara.

El tiempo transcurrió despacio, más despacio que en otros días cuando se encontraba sola, saco del refrigerador una rica gelatina que Edgar había preparado la noche anterior, mientras esperaba el regresó de su hermano, continuo leyendo el libro y a las ocho y media de la noche el teléfono sonó, era Sofía.

– Hola Sofía.

– Anel tengo que decirte algo muy grave que acaba de pasar – Su voz se escuchaba preocupada – tu hermano...

– Mi hermano Edgar – Se levantó de golpe del sillón donde estaba. – ¿Qué pasa con él? Vamos Sofía habla –Anel comenzaba a alterarse.

– Anel, tranquilízate quieres.

– ¿Cómo pretendes que me tranquilicé? Vamos dime ¿Dónde está Edgar? –Dijo subiendo un poco el tono de su voz

– Tu hermano Edgar está en el hospital, tuvo un ataque de asma y su corazón comenzó a fallar, los doctores dicen que está muy grave que se puede morir.

– ¿Qué?, NO ES CIERTO, ¿Cómo? ¿En qué hospital se encuentra?, tengo que ir a verlo.

Le dijo en que hospital se encontraba, colgó el teléfono, tomo un suéter y su bolso, salió corriendo de la casa. Llego a la calle, tomo el primer taxi que pasó y mientras se dirigía al hospital llamo a David para avisarle lo que estaba sucediendo. Llego al hospital, el reloj marcaba las nueve veinticinco de la noche, ahí se encontraba Sofía y a Anel el corazón le palpitaba cada vez más rápido, tenía miedo de perder a su hermano, sentía que en cualquier momento sus piernas se romperían y caería al suelo golpeándose tan fuerte que la haría despertar de esa pesadilla.

– ¿Cómo está mi hermano, Sofía, han dicho algo los doctores? – Pregunto, en cuanto la tuvo enfrente.

– No, aún no han dicho nada, lo están atendiendo, cuando llegamos sólo me dijeron que está muy grave.

– ¿Anel, hija cómo está tu hermano? – Preguntó David en cuanto llego y se acercó a ellas.

– Aún no sé nada de él, acabo de llegar.

Esperaron un rato, que alguien se apareciera para que le informara sobre el estado de Edgar, pero Anel solo veía a doctores y enfermeras pasar pero ninguno decía nada, miro el reloj eran las nueve cuarenta y cinco, en ese momento llegó el doctor que atendía a Edgar para informarlos sobre su estado.

Año BisiestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora