Año Bisiesto

Capítulo IV: Quiero estar sola.

Despertó en la sala de un hospital, se dio cuenta que estaba comenzando a amanecer y miro como en la silla de a lado estaba sentado aquel chico que juro estar siempre con ella para nunca dejarla sola, aquel mismo chico que la acompañaría en su camino para volver a encontrar aquella felicidad que aquel joven llamado Edgar al cual acababan de enterrar se había llevado. Victor se encontraba dormido, así que solo se dispuso a mirar hacia el techo preguntándose qué había pasado, pues el único recuerdo que tenía era aquel en donde comenzaron a tirar tierra encima de su querido hermano, no podía recordar nada más, en ese momento entro la enfermera para revisar como seguía la paciente que al parecer solo había sido un pequeño desmayo ocasionado por la falta de alimentos y líquidos también por todas las impresiones que habían tenido últimamente que para ella habían sido muy fuertes, pero ya estaba fuera de peligro, todo estaba bien solo necesitaba descansar y en un par de días estaría bien.

–Me alegra que ya esté mejor, quizás es porque es una persona muy fuerte o el amor de este joven es lo que la hace salir adelante. –Dijo la enfermara con una sonrisa en el rostro – Bueno pues si sigue así en unas horas podrá retirarse, con permiso.

La enfermera salió y Anel solo siguió mirando hacia el techo solo que esta vez estaba más confundida que momentos antes, ¿Por qué la enfermera había dicho eso o a que se refería? En esos momentos Victor despertó y en su mirada pudo darse cuenta que se sentía cansado, que solo había dormido una o tal vez dos horas.

– ¿Has estado toda la noche aquí? –Pregunto ella un poco apenada.

–Te dije que estaría contigo siempre, además estaba preocupado por ti, no podía dejarte sola, no en el estado en que te encontrabas. –Contesto Victor con un tono muy suave.

– ¿Dónde está David e Isaac? –Pregunto

–Ellos están en la sala de espera, no se pudieron quedar contigo puesto que debían atender a la gente que nos acompañó al entierro, así que me ofrecí a cuidarte, pero al principio Isaac se molestó un poco, luego le dije que me importaba muy poco su opinión pues tenía que estar contigo, estar seguro que estarías bien. Hace unas horas me llamaron para decirme que ya estaban aquí en el hospital y en la sala de espera y que no se moverían de ahí hasta que tú estuvieras bien.

–Te ves cansado por que no te vas a tu casa a dormir un rato

–No me pienso mover de aquí hasta que tú estés bien, así que si te molesta mi presencia tendrás que soportarme –Contesto Victor con una sonrisa tan característica de él.

Le llevaron un poco de comida a Anel pero esta se negó a probarla, aun no tenía apetito se sentía triste por todo lo que estaba pasando, Victor le pidió que por lo menos probara la gelatina así que con mucho esfuerzo lo hizo, después de unas horas Anel pudo salir del hospital, aun se veía pálida pero no tanto como desde el momento en que la habían llevado, sus pasos seguían siendo demasiado lentos y aquella mirada no lograba salir del trance donde había entrado. David quería llevarla a vivir a su casa pero ella se negó, quería estar sola, David no creyó conveniente la decisión que Anel estaba tomando así que le pidió a Amelia que se fuera a vivir con ella pero Anel no lo permitió, Amelia le pidió que no se preocupara pues ella estaría al pendiente para que su salud estuviera estable. Llegaron a la casa y esta se sentía vacía y triste, pero Anel aun podía sentir su olor, aun podía escuchar su voz y mirar su sonrisa, quería volver a llorar pero decidió no hacerlo, ya estaba cansada de eso, ya casi era de noche, así que Victor la acompaño a su recamara y espero a que ella se durmiera, luego salió con mucho cuidado de no hacer ruido para no despertarla, bajo las escaleras y pudo ver que David aún se encontraba ahí, al igual que Amelia acompañados de Isaac que acababa de llegar.