Capítulo VIII: Carta de Edgar.

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– ¿Qué? –Pregunto Anel levantando la vista para mirarlo.

–Es una carta de tu hermano y me pidió que te la entregara justamente hoy en veintinueve de febrero, cuando cumplieras los dieciséis años. –Contesto Victor tomándole las manos.

–No entiendo de que me hablas, Victor ¿cuándo te entrego esta carta Edgar? Por favor dímelo –Dijo Anel en tono de desesperación y a la vez de súplica.

–Tranquila Anel quieres.

–Pero necesito saber que está pasando... –Anel comenzaba a alterarse pues sus ojos exigían una explicación.

–Sí, yo sé que debes estar confundida pero si te tranquilizas te explicare que fue lo que paso –Le tomo ambos brazos y la miro a los ojos aquellos que comenzaban a llorar –Anel mírame, te diré todo lo que quieras saber pero tranquilízate.

–Está bien Victor –Dijo y comenzó a tranquilizarse así que largo un suspiro y dejo que Victor le explicara lo que paso.

–Tu hermano Edgar me entrego esta carta tres días antes de que el falleciera, fue el último día que lo vi, pero algo no estaba bien, Edgar estaba muy pensativo e intente saber que le pasaba pero no me dijo nada, habíamos salido del cine y acompañamos a Jazmín a su casa y cuando veníamos de regreso Edgar comenzó a sentirse mal, un dolor muy fuerte en el corazón, me dijo que estaba bien, quise llevarlo al hospital pero él se opuso, estábamos cerca de mi casa y le pedí que por lo menos se quedara por un rato hasta que se sintiera bien, el acepto y mientras estábamos en mi casa y tomábamos un café, me dijo que ya llevaba semanas sintiéndose así con un dolor en el pecho, le pregunte si ya había visto a un doctor y con toda seguridad me dijo que si pero le habían dicho que no era nada.

–Pero ¿Por qué yo no sabía nada de lo que me estás diciendo?

–Me dijo que no quería que lo obligarías a visitar un hospital y es lo que siempre ha odiado, además te conocía perfectamente bien y no quería preocuparte.

– ¿Qué paso después? –Quiso saber Anel.

–Estuvimos platicando un buen rato y me pidió que no te dijera nada y que yo tampoco me preocupara que él se estaba controlando con unos medicamentos que el doctor le había recetado –Se quedó por un momento en silencio y luego de eso continuo – Después de un rato, me dijo que quería que lo ayudara en algo importante pregunte que era y en unos segundos saco de su mochila esta carta –Dijo señalándola – Me dijo que era para ti y quería que yo te la entregara justamente hoy veintinueve de febrero, porque probablemente el no estaría, pero antes que nada me pidió que no hiciera preguntas y así lo hice ahora entiendo por qué lo dijo pensó Victor, quizás estés igual de confundida que yo, así que sería mejor que leas esa carta, yo me tengo que ir quizás tú quieres leerla sola.

–No te vayas –Dijo Anel mientras tomaba a Victor de la mano después de que se levantó para irse – ¿Puedes leer la carta conmigo? –Pregunto cuando él giro la cabeza para mirarla mientras esta le tendía el sobre.

Victor tomo el sobre y se sentó junto a ella, la miro preguntándole si estaba lista para escuchar las últimas palabras de su hermano escritas en una hoja de papel, Anel asintió y con mucho cuidado Victor abrió el sobre y saco la carta de ahí, la desdoblo y comenzó a leerla:

Veintinueve de Enero

Mí querida pianista:

Has recordado lo fresco que se siente que el viento te roce la cara en un día caluroso o la linda sensación que sientes en el estómago cuando miras a la persona que te gusta, apuesto a que también recuerdas el miedo que sientes en el momento justo cuando te encuentras parado en la orilla de un risco temiendo caer al agua y te sea difícil salir de ahí. Muchas veces te has preguntado por qué las aves vuelan y tú no, quizás porque ellas fueron creadas para eso y tú no pero solo alcanzan lo que pueden alcanzar cuando tú puedes llegar más alto que ellas sin la necesidad de volar. Sé que nunca vas a olvidar la melodía que generan las gotas de lluvia cuando caen al suelo o sobre los techos de las casas de adobe y el momento justo en el que el sonido aumenta por que comienzan a sonar los relámpagos que puede que te asusten, quizás te asombre la danza de los arboles cuando el viento las acaricia y ellas responden suavemente moviendo sus hojas para luego dejarlas caer al suelo en época de otoño y seguir escuchando las melodías de la naturaleza arrebatadamente con el crujir de las hojas secas cuando están siendo aplastadas por la suela del zapato de una pianista como tú que baila al danzón de su propia música... Sé que nunca olvidaras cada una de esas sensaciones por más miedo que tengas como también sé que pase lo pase nunca he de olvidar mi promesa aunque tenga miedo de no poner cumplirla. Y es que hay cosas en esta vida que quizás no se puedan cumplir por más que intentes hacerlo como el enamorarte de alguien del cual solo sientes un gran aprecio o el aprender a tocar la guitarra, estudiar para ser una doctora solo porque se lo prometiste a tu padre antes de morir cuando realmente lo que deseas es la música del piano, o tal vez prometiste aprender a cocinar un rico estofado pero no sabes siquiera preparar agua para café y quizás lo intentas pero no lo logras hacer aunque aun así no te das por vencida y eso me gusta de ti pero existen otras cosas que fácilmente se pueden romper y no por que se quiera hacer sino porque así estaba escrito y quiero decirte Anel que te fallare, la promesa se ha roto y no podre estar contigo toda la vida como te lo había prometido y es que en algún momento tendré que irme o tendrás que irte y si eso llegase a pasar ten por seguro que esa promesa no estará rota del todo pues aunque no puedas verme estaré guiándote a la victoria pero esta vez no sentirás mi presencia sé que tú también aras lo mismo así que tratare de no tener miedo, a pesar que será imposible pero tienes que recordar algo muy importante que te dije hace años, algo que sé muy bien que te lastimo porque te grite e incluso te hice llorar pero estaba harto de verte tan triste por la muerte de nuestra madre que quizás lo dije por impulso, tristeza y enojo: "nunca dejes que las demás personas vean que puedes llegar a ser débil, porque lo único que conseguirás es que te tengan lastima" así que levántate deja de llorar que inundaras toda la cuidad, no eres una persona débil tú eres Anel Aguirre la hija de Elena Aguirre esa mujer que jamás se dio por vencida y lucho hasta el final a pesar que estaba sola porque perdió el cariño de sus padres solo por un error, ese que la hizo levantarse del agujero en el que cayo, no demuestres que puedes ser débil mejor demuestra que nunca lo serás aunque sea mentira, aunque sepas que en algún momento tendrás que esconderte para llorar por que no soportas la situación que estás viviendo. Sé que jamás olvidaras aquellas palabras Anel, mi querida pianista así que si llego a morir antes que tú quiero pedirte que jamás renuncies a tus sueños, al gran sueño de ser la mejor pianista, aquella que hace ver que el piano esta solo mientras emana música de él, aquella que nunca se da por vencida, mi hermana Anel, la chiquilla traviesa que con su sonrisa cambiaba mi mundo, esa niña que por más triste que este nunca pierde el brillo en sus ojos, la única persona que conozco mejor que a nadie en el mundo, mi compañera de travesuras, de locuras y de sueños. Has de leer esta carta el día de nuestro cumpleaños, el día en el que tú y yo cumplimos dieciséis años y justamente el veintinueve de febrero en año bisiesto, en donde mucha gente le decía a nuestra madre que no había sido un buen día para que sus dos hijos nacieran pues entonces tendría que festejarnos cada cuatro años y así fue como mi madre comprendió que tendría que festejarlo todos los días veintiocho de febrero excepto los años bisiesto en esos años todo sería normal y el día que nacimos para ella fue el día perfecto, recuerdo la cara de nuestros compañeros cuando nos preguntaban nuestra fecha de cumpleaños, era tan gracioso, que el simple hecho de recordarlo me hace reír. Te preguntaras porque he escrito esta carta un mes antes de nuestro cumpleaños pues es simplemente para decirte que te amo hermana y que el solo hecho de saber que en algún momento sufrirás por mi culpa me aterra y me duele pero creo que es algo que no podre evitar, pero aun así sé que eres fuerte y te podrás levantar solo con el aliento de mi recuerdo, con la simple brisa del aire cuando roce tu cara y ese será el momento cuando yo te acaricio suavemente la mejilla, y te digo al oído que todo estará bien porque nunca te dejare sola por más falta que haga mi presencia y es que sabes que por ti haría cualquier cosa y el viento será mi mayor cómplice el que te hará llegar cada palabra que te quiera decir... Nunca renuncies a lo que amas por más que la gente te diga que ya dejes de soñar y pensar en tonterías tú eres Anel Aguirre la mejor pianista que he conocido hasta ahora (o quizás porque eres la única pianista que conozco) y la persona más fuerte que jamás se deja vencer por nada ni nadie así que si llego a morir antes que tu dejando atrás mi promesa de siempre estar juntos no lo veas de esa manera siempre te acompañare hasta la victoria aunque tus ojos no me puedan ver, pero nunca debes olvidar algo importante TE AMO ANEL, y el dejarte seguir sola el camino no es porque la vida sea injusta contigo si no porque sabe que estas aquí para lograr grandes cosas y que superaras cada una de las pruebas que esta te ponga que romperás las barreras que levantara con grandes rocas que están en tu camino y que tus ojos podrán ver en la oscuridad y de esa manera no te equivocaras ni sentirás miedo, además sé que nunca olvidaras quien eres y quien fue nuestra madre. Jamás llores frente a los demás hermana y menos si es por mi culpa, que nadie tenga lastima de ti por el simple hecho de creerte una persona débil. Hermana la música es tu vida nunca permitas que los demás te digan lo contrario e incluso que esa mente loca no se meta en tus sueños y pronto lograras crear la música que calmara el alma de la vida que no puede estar tranquila con la guerra que existe en el mundo pero aquí quien no lucha no gana... y tú debes luchar para seguir soñando y llegar a la victoria...

Tu mejor compositor, Edgar.

Una vez que Victor termino de leer la carta de Edgar, pasaron minutos de silencio que para él fueron horas y quizás días, dejo la carta sobre la mesa mientras giraba el rostro para ver las reacciones de Anel que solo miraba al suelo y pronto comenzaron a caer de sus ojos lagrimas que le provocaban los recuerdos con su querido hermano.

– ¿Estás bien Anel? –Pregunto Victor tomándola de la barbilla y alzándole la mirada para que se cruzara con la de él.

– Luchar es lo único que necesito hacer para matar este dolor que siento –Contesto en voz baja.

–Y no lo harás sola, Anel yo te ayudare, porque para ganar una batalla se necesitan las mejores armas y los valientes soldados y tú y yo no seremos la excepción.

–No sé qué hacer sin él, Victor – Dijo Anel enredando sus brazos en su cuello y abrazándolo tan fuerte sin ganas de soltarlo.

–Tranquila Anel, Edgar te conoce tan bien que sabe perfectamente que lo único que debes hacer es seguir soñando y esperar hasta que despiertes. Pero por ahora llora y deja salir ese dolor que te sigue haciendo daño.

–Quiero ir a verlo, solo por un segundo ¿crees que puedas acompañarme?

–Sabes que te acompañare a donde quiera que vayas –Contesto Victor soltándola del abrazo, tomándola de ambos hombros y mirándola a los ojos –Así que si quieres ir a ver a Edgar te acompaño está bien.

–Sin ti no creo poder resistir en ese lugar donde poco a poco deja de existir lo que fue mi hermano. –Dijo Anel agachando la cabeza.

–Recuerda algo: él siempre estará a tu lado, mientras no lo olvides nunca dejara de existir. – Se levantó y le tendió la mano –Ahora vámonos que pronto se hace tarde.

Anel se limpió las lágrimas y levanto la mirada y tomo la mano de Victor, se levantó y lo abrazo y al oído le hablo diciéndole: gracias por todo lo que haces por mí... Se soltaron de aquel abrazo y él solo sonrió. Salieron de la casa, caminaron hacia la parada de autobús, mientras avanzaban ella miraba por la ventada atrapada en sus pensamientos y sus ojos reflejaban que quería volver a llorar pero se estaba controlando se había prometido no volver a llorar frente a los demás y menos frente a Victor el único chico con el que se sentía bien con solo tenerlo cerca por un instante, ese chico que hacía que su dolor desapareciera por unos instantes pero en cuanto él se marchaba de su lado ese dolor surgía otra vez, largo un suspiro y giro la mirada hacia él, en ese momento sus miradas de cruzaron.

– ¿De verdad quieres ir a visitar la tumba de tu hermano?

– En algún momento tendré que hacerlo –Contesto Anel girando la cabeza hacia la ventana –No puedo dejarlo solo, es lo único que tengo en esta vida, aunque sé que no necesito llegar a ningún lado porque siempre estará a mi lado.

El resto del camino transcurrieron en silencio, después de un largo tiempo llegaron al panteón pero desde afuera de este se podía respirar la tristeza y el dolor de todas las personas que reunieron valor para dejar ir lo que más querían.

– ¿Estarás bien cuando lleguemos al lugar donde está tu hermano? –Pregunto Victor, Anel asintió y se adentraron al campo santo y al lugar indicado donde el cuerpo de Edgar descansaba....

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