– ¿Qué has sabido de Anel? –Pregunto Jazmín a Victor mientras caminaban por el patio de la preparatoria donde estudiaban.
–Nada, la última vez que fui a visitarla, la señora Amelia me dijo lo que Anel le había pedido y es que con todo lo que ha pasado necesita estar sola, se niega a ver a su padre y a cualquier persona, sinceramente estoy preocupado por ella–Contesto él.
– ¿Y no has pensado en ir a verla? – Volvió a preguntar Jazmín.
– Por supuesto que sí, pero la conozco bien y si ella ha dicho que no quiere ver a nadie también se refiere a mí, ni siquiera ha querido ver a Isaac, tengo miedo de que algo le pase.
–Me duele mucho no poder estar con ella y apoyarla –Anuncio Jazmín agachando la cabeza
–Tranquila Jazmín –Victor la tomo de ambos hombros y la miro a los ojos –Anel está bien, he hablado con la señora Amelia y al parecer a estado tranquila, casi no come pero por lo menos no se queda con el estómago vacío por todo el día, también me dijo que se la pasa leyendo un libro que al parecer Edgar le regalo y por esa razón logra distraer su mente, lo más triste de todo es que su mirada sigue perdida.
–Todo esto es y será difícil para ella, pero la conozco y sé que es fuerte y seguirá adelante.
–Eso esperemos pero te diré una cosa ya nada será igual con ella. –Contesto Victor al tiempo en que soltaba a Jazmín de los hombros.
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Habían pasado dos semanas en donde Anel no había salido de su casa en ningún momento, se la pasaba encerrada en su habitación leyendo aquel libro que su hermano le había regalado en su cumpleaños, pero por más que leía no lograba concentrarse, a veces bajaba de su habitación y caminaba por la sala, miraba hacia la ventana luego subía a la azotea de su casa y se sentaba por un rato ahí en el suelo mirando hacia el cielo, en ocasiones Amelia la visitaba y le preparaba algo de comer pero apenas si lo probaba, su cara se veía pálida y su mirada perdida como siempre, ¿Sera acaso que aquella mirada llena de alegría jamás regresara?, a pesar del dolor que sentía estaba tranquila, ya no había llorado en un par de días pero en ocasiones la tristeza la invadía, por otro lado se ponía a limpiar toda la casa y eso la hacía sentir bien pero en aquellas dos semanas no se había acercado al cuarto en donde se encontraba aquel piano que su padre le regalo hace cuatro años.
–Sigue sin querer ir a la escuela –Comento David un poco preocupado ya que se encontraba en la casa de Amelia sentado en la sala – Y tampoco ha vuelto a tocar el piano.
– Yo creo que necesita tiempo para recuperarse y es que en dos semanas no se ha logrado nada, pero por lo menos ya no llora tanto como antes –Dijo Amelia que estaba sentada frente a él mientras le tomaba las manos.
– Tal vez tienes razón Amelia, pero no entiendo por qué no quiere ver a nadie ni siquiera a Isaac, entiendo por qué no me quiere ver a mi pero a Isaac –Dijo en tono molesto pero a la vez preocupado.
–Anel me ha dicho que la tranquiliza estar sola, encerrada en esa casa porque siente la presencia de Edgar, no te preocupes David tú sabes que jamás la dejare sola yo la quiero como si fuera mi hija.
–Maldita sea porque nunca luche por el amor que sentía hacia Elena y me deje manipular solo por ser un tonto adolescente que tenía miedo de enfrentar a sus padres – Y David comenzó a llorar.
–Tú hiciste lo que tenías que hacer, lo que para ti en ese momento creíste correcto –Dijo Amelia al momento en que lo abrazaba y en ese instante el timbre sonó.
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Año Bisiesto
Historical Fiction"Nadie sabe lo que puede pasar" Su sueño era ser una gran pianista pero la vida le demostro el camino dificil para llegar a su objetivo, pues le coloco la más dificil de las pruebas, estar completamente sola en la vida sin su madre ni su hermano...