1 "Una Llegada Muy Lejana"

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MINES

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MINES

Busco con mi mirada hacia todos los rincones de mi habitación, en ningún lugar encuentro mi collar rojo, debería estar guardado en la caja de collares, pero tengo tantos que ya no caben, debería pedirle al joyero real que me haga una nueva caja, más grande para guardarlos. Así no estaría buscando por todos lados, justo como lo estoy haciendo ahora, un ruido cerca de la enorme puerta de mi habitación me distrae, los guardias reales empujan las puertas, y uno de los siervos viene hacia mí y me pregunta si necesito ayuda.

- Por los Dioses Yenut! No encuentro mi collar rojo - exclamo.

- ¿De cuál collar habla mi príncipe? ¿Del grande? - me dice el siervo, utilizando un tono de voz bajo, y agachando la cabeza, todos hacen eso con mi Padre, El Rey de Egipto. Pero a mí no me gusta que los siervos o esclavos me tengan miedo al momento de hablarme.

- Exacto! Mi collar rojo no está por ningún lugar - le respondo.

- Lo lamento mucho mi príncipe, pero está mañana mientras hacia el aseo de su habitación, noté que tenía varias de las joyas del collar gastadas, y se lo he llevado al joyero real para que las cambie, lo siento mucho, me he olvidado avisarle -

- ¿Enserio? - Yo pregunto con una pequeña sonrisa - No te preocupes Yenut, voy por el ahora -

- No, No mi príncipe, déjeme ir por el -

- Tranquilo Yenut! Tengo que ir a ver a mi Padre, así que pasare a buscar el collar y luego me iré directo donde el Rey -

- De acuerdo mi príncipe, ¿Necesita alguna otra cosa? - Pienso bien si necesito algo, y cuando una pequeña cosa se viene a mi mente, se la digo a mi siervo.

- Yenut, me gustaría si pudieras decirle a mi hermana, que la estaré esperando en el jardín luego de hablar con el Rey -

- Voy de inmediato Señor -

- Muchas gracias Yenut - le digo, él le da unos pequeños golpes a la puerta con sus puños para que los guardias la abran y lo dejen salir, y esta no se alcanza a cerrar, cuando yo también ya estoy afuera. Camino por los pasillos de palacio, mientras muchos siervos y guardias pasan, algunos agachan la cabeza al verme en señal de respeto, otros ya me conocen y saben que no me molesta que me vean, si hasta les regalo una pequeña sonrisa, para que se sientan a gusto aquí en palacio. Sigo mi camino, hasta llegar al salón de los joyeros, busco y hasta el final está Tayler, hijo del joyero del Rey. Me acerco a él, y me sonríe al verme, Taylor es una de las personas que saben que no me gustan que agachen la cabeza cuando me hablen.

- Príncipe, ¿Necesita algo? - me pregunta entusiasmado.

- Si, uno de mis siervos trajo mi collar rojo está mañana, ¿Lo tienes? -

- Si, acabo de terminar de arreglarlo mi príncipe -

- Te lo agradezco mucho Tayler, a mi padre no le gusta que lleve las mismas joyas todos los días, y necesitaba esta hoy mismo, ya sabes cómo se pone el Rey cuando se enoja -

A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora