Mines, un príncipe de Egipto, y heredero del trono del rey Klalid, es el consentido del reino. Pero es uno de los príncipes mas humildes que puedan existir, preocupado por los esclavos, los siervos y todo el resto de palacio.
Siempre acompañado d...
Las puertas de Palacio se abren, los guardias que nos acompañaban se van hacia otro lugar; y Mines y yo comenzamos a caminar por los pasillos en dirección a nuestras habitaciones.
- Te veré luego - dice un cansado Mines.
- ¿Qué vas a hacer? - le pregunto curioso, mientras una idea comienza a crecer en mi mente.
- Dormir - responde él despreocupado. Entonces antes de que él y yo lleguemos a su habitación, donde están los guardias haciendo su trabajo. Para lograr que ellos no escuchen nuestra conversación, tomo a Mines del brazo y lo volteo ante mí.
- ¿Quieres ir a mi habitación? - le ofrezco.
- Pero... pero quiero dormir -
- Mi cama es lo bastante grande - le digo mientras le cierro uno de mis ojos, sus mejillas se comienzan a pintar del color de las manzanas. Él algo avergonzado asiente, y juntos comenzamos a caminar hacia mí habitación.
- Príncipes - dice uno de los guardias que están en mi puerta.
- Asle! ¿Qué tal estás? - Debí imaginármelo, Mines conoce el nombre del guardia.
- Muy bien príncipe, gracias por preguntar - Mines asiente ante aquella respuesta, y entra a mi habitación una vez que las puertas se abren.
Después de una mañana de trabajo en las obras, me lanzo despreocupado a mi cama, Mines rodea con su mirada todo lo de mi habitación, como si fuera la primera vez que está aquí.
- ¿Qué ocurre? - Le pregunto - ¿No vienes? -
- Claro - responde él, acercándose a mi cama y tomando asiento en ella. Yo pongo mi mirada en blanco, lo tomo del cuerpo y lo lanzo de espaldas a mi cama.
- No me digas que me tienes miedo - agrego, mientras nuestras miradas se juntan cuando ambos tomamos posición en mi cama.
- ¿Miedo? ¿Después de todo lo que ya has hecho? ¿Qué más falta? - pregunta él, con un falso tono de indignación.
- Pues... Solo te he tocado - paso mi mano por su rostro muy despacio - te he besado - acerco mi aliento ante el de él y mis labios se juntan con los suyos por unos instantes - y aún faltan cosas por descubrir -
- Suéltame pervertido! - dice Mines entre risas, pero luego su mirada cae y su sonrisa se transforma en una triste mueca.
- No, no - responde de inmediato - es solo, no te he dicho una cosa -
- ¿Qué cosa? - pregunto, mientras el susto comienza a nacer en mí.
- Te dije que él Rey me había creído lo de la intimidad -
- Si - respondo - me lo dijiste ésta mañana -
- No te dije todo - Mines no es mentiroso, si lo fuera, no hubiera estado aislado por varias lunas en una fea cueva. Así que si me ocultó algo, debe ser una cosa importante.
- ¿Qué es lo que no me dijiste? -
- Mi futura esposa llegará mañana - Cinco palabras salen de aquellos labios que tanto deseo, pero me dicen lo que esperaba escuchar en mucho tiempo más.
- ¿Mañana? Pero es muy pronto -
- Ella ya venía viajando por el desierto cuando mi Padre comenzó a insistir sobre la noche de bodas - Ahora comprendo todo. Lo apresurado que estaba el Rey sobre la intimidad de Mines, insistiendo día a día hasta que él finalmente lo hiciera.
- ¿Al menos sabes quién es? - pregunto, sé que aquella información solo va a lograr que mi corazón se quiebre aún más, pero necesito saber quién es la chica que tendrá el placer de que quedarse con lo que debería ser mío.
- Es la hija del sumo sacerdote de Valelikkus, se llama Cristal, ella es unas lunas menores que yo, y según el Rey es una chica hermosa -
- Da lo mismo lo hermosa que sea, no será como yo - agrego indignado.
- Hey! Ya habíamos hablado éste tema -
- Lo sé - respondo - bueno, tendré que conformarme con tenerte en las noches conmigo - Aquella frase hace que Mines se sonroje, yo me lanzo encima de él y comienzo a besarlo. Y así nos quedamos, hasta que él y yo nos olvidamos de todos los problemas y situaciones que nos rodean.
***
El Palacio es todo un caos, todo el mundo está preparando la mejor bienvenida para el sumo sacerdote de Valelikkus, y para la llegada de su hija. A Mines no lo he visto durante todo el día, la Reina lo ha tenido ocupado probándose ropas, el discurso de aceptación de boda, y un montón de cosas más que al pensarlas, hacen que mi estómago sienta un vacío.
Mines me dijo que su relación con la Reina no es muy buena, pero por suerte, me deja tranquilo que Hathor, su hermana; esté con él durante todo éste proceso, después de todo, Mines va a conocer a la chica que se transformará en su esposa, la cual gobernará junto a él en el trono.
El tiempo pasa, y el momento se acerca, camino mientras mis siervos me siguen hacia el salón del trono, todo el mundo está invitado (A excepción de los esclavos, razón que es obvia). Los dos guardias que cuidan la puerta, la abren y yo entro al salón real. He estado aquí múltiples veces, algunas para únicamente hablar con él Rey, u otras en las que no tiene importancia el motivo.
Llego a la parte delantera del salón, levanto mi mirada para intentar ver a Mines, cuando lo veo, su mirada se junta con la mía, pero aquella sincronización se rompe al momento de escuchar al anunciador gritar:
- Ante todos ustedes, y ante su alteza Klalid, el Rey de Egipto y dueño de todas las tierras que nos rodean, se presentan el Sumo Sacerdote de Valelikkus , acompañado de su hija mayor, la princesa Cristal -
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