MINES
Espero que Lukman desaparezca de mi vista por un momento, luego camino por alrededor de la boda. Quiero ir de inmediato con él, pero alguien nos pudo haber visto y puede sospechar, aunque ¿Qué van a sospechar? De todos modos solo pueden ver a dos príncipes hablando, nadie se imaginaria lo que en realidad escondemos.
Me decido, y comienzo a caminar hacia el salón de los Dioses, donde están todas las estatuas de ellos, donde el Rey a primera instancia de la mañana va con frutas frescas, inciensos, y muchas otras ofrendas para que ellos nos sigan entregando un reino abundante.
Salgo de la boda de mi hermana, camino por los pasillos de Palacio, no hay nadie por ningún lado, supongo que están todos en la fiesta. Empiezo a caminar con ansiedad hacia el salón de los dioses, cuando llego, empujo la puerta, y al medio de todas las estatuas hechas por los esclavos de los dioses, está Lukman.
- Pensé que ya no venias – me dice cuando siente mi presencia.
- Pues aquí estoy – susurro, él se acerca a mí, siento que por un momento no deja de mirarme el rostro - ¿Qué querías hablar? – le digo, sacándolo al parecer de sus pensamientos.
- ¿Con quién vas a casarte? – me pregunta.
- Ni yo lo sé – pregunto despreocupado.
- Pues, entonces no puedes casarte – me dice decidido.
- No depende de mí – le digo – necesito una esposa para que me acompañe mientras esté sentado en el trono –
- Pero para eso falta mucho aún, deberías casarte después – dice algo enojado.
- Si per... ¿Y de eso querías hablar? – Pregunto frustrado – Lukman, no me gusta hablar de esto – le digo algo cansado, me volteo para irme, pero él me toma del brazo con mucha fuerza, lo que provoca que mi cuerpo choque con el de él, y nuestros rostros queden muy cerca.
- Tu aliento... - susurra – huele a menta -
- Lo sé – susurro algo incómodo – me gusta el jugo de... de granada con menta – me está costando más trabajo de lo que esperaba hablar y ordenar mis pensamientos.
- Me gusta – susurra. Yo me doy cuenta de que Lukman comienza a acercar su rostro mucho más de lo que ya estábamos al mío. Me alejo de él, lo miro con preocupación por no poder detener lo que está comenzando a correr por nuestra sangre. Salgo del salón de trono, comienzo a correr, no sé a dónde ir. No puedo regresar a la boda nuevamente, no en este estado. Decido irme a mi habitación, como no hay guardias en la puerta, la empujo yo mismo, escucho el golpe cuando se cierra, me lanzo a mi cama algo asustado. No entiendo que es lo que está ocurriendo, ¿Qué estoy sintiendo? ¿Puedo sentir algo así por alguien igual a mí? Mil preguntas se repiten en mi cabeza una y otra vez. Hasta que escucho nuevamente el golpe en la puerta, pensado de que era Yenut el que había entrado, me pongo de pie desde mi cama y levanto mi mirada.
- No puedes irte así y dejarme hablando solo – grita Lukman algo enojado.
- ¿Qué? – grito sorprendido – Pero si no estabas ni hablando! –
- ¿Y qué estaba haciendo entonces? – pregunta con sarcasmo.
- Dímelo tú! – grito mientras lo señalo con uno de mis dedos. Entonces Lukman se acerca a mí, me toma de los hombros con sus manos y me dice:
- Estaba haciendo esto – él se acerca con velocidad. Fue tanta la rapidez, que no pude decirle nada, porque mis labios comenzaron a moverse junto a los labios de Lukman.
Lukman es la primera persona que me ha besado, y aun que solo haya tenido dos besos. Este es completamente distinto al primero. Comenzando porque ahora estoy un poco más consiente que cuando estaba en la cueva, y segundo, porque ahora este es con más velocidad y ansiedad. Como si todo el equilibrio cósmico dependiera de la intensidad en la que se mueven nuestros labios.
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A Escondidas Del Rey
FanfictionMines, un príncipe de Egipto, y heredero del trono del rey Klalid, es el consentido del reino. Pero es uno de los príncipes mas humildes que puedan existir, preocupado por los esclavos, los siervos y todo el resto de palacio. Siempre acompañado d...