9 "Acción Inesperada"

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MINES

La pequeña luz que puede entrar a mi cueva, logra despertarme. Con la esperanza de que todo lo que me estaba ocurriendo, haya sido un sueño. Me froto los ojos para espantar el cansancio y miro hacia a mi alrededor. No es un sueño, es la realidad. Mi padre me tiene aquí encerrado.

Me pongo de pie, y mi estómago ruge, busco en la canasta de comida que Lukman me trajo, queda bastante jugo de granada, pero muy pronto se me acabará, voy a beber solo un poco, no sé cuándo volveré a tener comida de esa calidad. Sé que Lukman fue súper amable y gentil, al molestarse y al arriesgarse de venir hasta aquí y traerme lo que Yenut me había preparado. Pero no creo que sea capaz de tener ese gesto amable dos veces, así que solo bebo un sorbo de jugo, me como la mitad de una manzana roja y camino hasta la puerta de la cueva.

- ¿Saben cuándo podré salir de aquí? – le pregunto a los guardias que están al otro lado de la puerta, no puedo verlos, pero sé que están allí.

- No mi príncipe – suena una voz masculina desde el otro lado de la puerta – No tenemos novedades sobre su situación –

- Gracias – les susurro desganado. Ellos no me dicen nada más, y yo vuelvo a tomar asiento en el rincón que está debajo de la ventana.

El canto de las aves, o el pequeño susurro que provoca el viento, logran distraerme por las horas y horas que paso sentado aquí. Un guardia entra a mi cueva, trae una bandeja con aquel tipo de pan duro que me entregaron ayer, y el vaso de agua.

- Su comida príncipe – dice él.

- ¿Cuántos aislados hay por aquí? – pregunto cambiando el tema.

- Emm, son ocho mi príncipe, con usted serian nueve -

- Bien – digo, me pongo de pie, y sin dudarlo le entrego mi sesta de comida al guardia – No hay mucho, pero repártelo entre todos, yo me quedo con el pan y el agua –

- Pero príncipe, esta comida es muy buena como para... -

- Solo repártela, por favor, ¿Si? –

- De acuerdo – dice el, me recibe la sesta de comida, y yo recibo mi comida de aislado. Aquel guardia sale de mi cueva, yo escucho como suena el seguro de la puerta cuando lo vuelven a colocar.

Regreso a sentarme en mi rincón, sé que tal vez no fue buena idea entregar toda mi comida, pero yo no soportaría ningún día comiendo aquel pan rancio y feo, yo puedo comer cuantas veces quiera en Palacio aquellas delicias, en cambio ellos, tal vez esta sea su única vez que prueben esos manjares.

Me bebo el agua del vaso, pero el pan lo ignoro, tal vez si en lo que queda de día, sigo con hambre, logre poder comérmelo. Mientras termino de beber mi agua, miro por la ventana, y noto que la noche ya está cayendo, seguramente todos en Palacio deben estar en sus habitaciones. A nadie le gusta estar en la oscuridad, sin la protección de los dioses.

La puerta abriéndose me distrae, tengo la extraña esperanza de que sea Lukman el que viene a traerme comida de nuevo. Pero no, era mi hermana.

- Tengo buenas noticias! – dijo ella, una vez haberme terminado de darme aquel abrazo cálido que traía con ella.

- ¿Qué cosa? – pregunto yo ansioso.

- Bueno... no es tan buena noticia, pero, voy a adelantar mi boda... ¿Sabes que significa aquello? –

- ¿Qué vas a contraer matrimonio antes de tiempo? – pregunto, con la esperanza de salir de esta cueva, enterrada en el suelo.

- Por Isis! Adelanté mi matrimonio, para que te saquen de aquí! Mi hermano no puede faltar a la boda, ¿Tú crees que el Rey va a querer dar explicaciones sobre tu ausencia a los ministros? – Ella tiene razón!

- Gracias a los Dioses! – Digo feliz – entonces... para, ¿Para cuando tienes pronosticada tu boda? -

- Diez lunas –

- ¿Diez Lunas? – Pregunto incrédulo – Hathor... no voy a soportar Diez lunas aquí –

- Hermano lo sé, pero es la fecha que la reina pensó coherente –

- Esa mujer – tomo asiento derrotado en un rincón – extraño a Mamá –

- Yo igual – susurra mi hermana – lo siento mucho, pero es lo único que puedo hacer –

- No te preocupes – le digo con una sonrisa – después de todo, no me quedaré aquí para siempre – ella solo asiente, y al notar de que se está poniendo más oscuro, decide irse.

- Tengo que irme, hice algunas oraciones antes de salir para que los dioses me acompañaran, pero ya llevo mucho tiempo afuera –

- Ve tranquila – le susurro, sin ponerme de pie – te veo después –

- Te quiero mucho hermano –

- Igual yo Hathor – ella me sonríe, y abandona mi cueva. Al rato después, comienzo a creer que Lukman no va a venir, así que tomo las frazadas que me trajo el día de ayer, me aferro a ellas y me dejo llevar por el sueño.

Salgo completamente empapado desde la piscina, mi Madre, corre detrás de mí para poder tomarme, una sierva logra atraparme, yo y ella morimos de la risa. Mi Madre me enseñó desde bebe, que tenía que respetar a todos por igual, y a tratarlos bien. Es por eso, que tengo confianza con todo el mundo, y soy el niño más querido de palacio.

- Príncipe! Deténgase! – la sierva que me tiene atrapado, trata de secarme el agua que tengo en el cuerpo, pero yo me resisto, logro soltarme, y ella me sale persiguiendo, con una sonrisa acompañando su rostro. Mi Madre me espera en la entrada de la piscina, yo voy hacia ella, pero cuando iba a atraparla, ella se desvanece, y caigo a la piscina. Yo sé nadar a la perfección, pero me estoy ahogando, el agua está entrando en mi nariz, en mi boca, estoy muriendo.

Alguien me jala desde el pie, y me saca con brusquedad de la piscina.

- Te dije que eras un inútil -

- ¿Papá? ¿Dónde está Mamá? –

- Aquí estoy! – gritó una mujer desconocida.

- Ella no es mi Mamá – digo, unas lágrimas comienzan a escaparse por mis ojos.

- Cállate! Alteras el Orden Cósmico! Cállate! – mi Padre comienza a gritarme, yo comienzo a gritar y a llorar, aquella mujer se acerca a mí y me lanza a la piscina, yo comienzo a ahogarme.

- MINES! DESPIERTA! – Un grito logra sacarme de mi pesadilla, abro mis ojos y la oscuridad de la cueva, solo me asusta más.

- AHH! – grito.

- Mines! Tranquilo, Tranquilo! Estoy Aquí! – los ojos de Lukman se juntan con los míos, pero hace mucho, mucho tiempo, que la imagen de mi Madre no aparecía en mis sueños. Yo comienzo a llorar, a intranquilizarme, escucho palabras para calmarme que salen de los labios de Lukman. Pero el miedo comienza a desesperarme, cierro los ojos, pero cada vez me duele más respirar. Todo a mi alrededor comienza a derrumbarse, hasta que siento algo extraño en mis labios, algo que jamás había sentido antes, abro mis ojos asustado, y aquello que sentía, eran los labios de Lukman, tocando los míos.

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A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora