8 "Solo Cierra Los Ojos"

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LUKMAN

Los guardias reales se llevan a Mines hasta el salón del trono, él no puede verme, hay tanta gente rodeándolo por la curiosidad, que hemos perdido contacto. Decido que no puedo hacer nada para ayudarlo, así que continuo con mis planes para el resto del día. Pero recuerdo que no tengo planes, todo mi día es una lista vacía de actividades, las cuales no tengo nada con que llenarla.

Rendido y aburrido camino hacia mi habitación, ahí están mis dos siervos esperándome, me preparan un baño de leche y miel. El cual disfruto con mucha tranquilidad, pero algo sigue molestándome, quiero saber cuál será el castigo que el Rey va a darle a su hijo, aunque no puede ser tan malo, después de todo, Mines es heredero al trono, y no se le puede dar el castigo que se le da a cualquier persona sin importancia.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? – le digo a mi siervo moreno, él se sorprende de que le esté dirigiendo la palabra, pero de inmediato asiente - ¿Cuáles son los castigos más comunes y frecuentes que el Rey Klalid ha desarrollado a lo largo de su reinado? – Mis dos siervos se miran entre ellos, entonces el moreno es el que habla.

- Bueno... El rey ha sentenciado a muerte a muchos, castigándolos a morir por ahorcamiento, lanzar al acusado al río Nilo, para que se lo coman los cocodrilos.

- Pero también hay castigos que no llevan a la muerte – dice mi otro siervo, yo enfoco mi mirada en él, y aquel chico joven, continua hablando – está el ser expulsado de Egipto, ser solamente expulsado de Palacio y vivir como esclavo –

- Y el aislamiento – le interrumpe el moreno al otro siervo. Yo los miro a ambos perplejos. Todos aquellos castigos son horribles, y no puede ser que el Rey sea tan sangre fría, para castigar a Mines con alguno de ellos. Mis siervos solo me miran, tal vez esperando a que les pregunte o les ordene alguna otra cosa. Pero ya no es necesaria su presencia en mi habitación.

- Gracias – les digo por primera vez – pueden irse, no los necesito más por hoy – ellos asienten, y caminan con un paso tranquilo hasta la puerta de mi habitación. Luego de unos instantes, me quedo solo.

La curiosidad invade mi alma, necesito y quiero saber, cual fue el castigo que el Rey Klalid le dio a Mines. Decidido, salgo de mi habitación, en busca de información. La noche ya ha caído, así que alguien en palacio debe tener algún dato sobre el destino de Mines.

Camino apresurado hacia las habitaciones donde duermen los siervos, puede que haya alguien que me ayude, doy un giro rápido en una esquina de los pasillos, y choco con un siervo, el cual se le han caído todas las cosas que llevaba al suelo.

- Ten más cuidado - lo regaño, mientras aquel siervo levanta las cosas que le he tirado al suelo, me doy cuenta que ha sido culpa de él, pero también mía. Así que contra mis propios principios, me agacho y lo ayudo a recoger las cosas.

- Lo siento mucho mi Príncipe – me dice el siervo, aquella voz la conozco, el siervo levanta su mirada, y es nada más, que Yenut, el siervo de Mines.

- ¿Yenut? Qué bueno encontrarte –

- ¿Necesita algo Príncipe Lukman? – me pregunta, mientras él guarda un montón de frutas en la canasta que lleva en sus manos.

- Mines, ¿Sabes cuál fue su castigo? – Yenut asiente y me responde.

- Aislamiento – me susurra, yo quedo perplejo ante aquella respuesta.

- ¿No me estas mintiendo? ¿Cómo lo sabes? –

- Su hermana, la princesa Hathor me lo ha dicho – Vaya! Entonces es verdad, tal vez un poco de aislamiento le ayude a Mines a ser menos piadoso y más duro con los esclavos. Luego algo se conecta en mí, y me doy cuenta que Yenut está asustado al estar conmigo, voy a jugar solo un poco.

A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora