13 "Casto"

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MINES

Nuevamente entro al salón del trono, pero esta vez, lo hago solo.

- Rey... - digo. Mi Padre por alguna razón sonríe al escuchar mi voz.

- Mines, te he llamado; por que oficialmente logré encontrar a la esposa que acompañará al próximo Rey de Egipto – yo solo asiento mientras mis labios se tensan - ¿No vas a decir nada? – él comienza a enojarse al no escuchar ninguna palabra de mi parte.

- Pues... espero que llegue pronto – miento, por mí ella puede perderse mientras atraviesa el desierto.

- Y lo hará, y la boda se llevara muy pronto, es por eso, que demando que respondas con toda la sinceridad la siguiente pregunta – su voz se pone algo pesada.

- ¿Qué cosa? – pregunto asustado.

- Sexo, ¿Has intimado con alguna mujer? – Lo que me faltaba, primero el príncipe invitado al Palacio me está acosando y me besa cuando se le da la gana, y ahora mi Padre quiere hablar de cosas de este estilo. Lo cual me incomoda un montón.

- ¿Es necesario responder? – susurro.

- Si! – grita.

- Pues... pues... - balbuceo, no sé qué debo responder. Nunca se sabe cuál respuesta es la que el rey espera, y cuál es la que lo enfada.

- Si me mientes, recuerda que le estarás mintiendo al Dios vivo – dice entre dientes.

- No – susurro la verdad – aun no –

- Entiendes que aquello no puede seguir así, ¿Cierto? –

- ¿Qué está queriendo decir? –

- ¿Qué acaso Osiris te ha vuelto estúpido? No puedes dejar dañada la imagen del futuro Rey de Egipto ante Cristal –

- Disculpe, ¿Quién es Cristal? –

- Tu esposa – dice el, formando una sonrisa de maldad en el rostro.

- Pero aun no entiendo, ¿Qué quiere que haga con... aquello? – pregunto algo avergonzado, ya que no solo está mi Padre aquí en el Trono. Si no que detrás de él. Hay un cocinero, su asistente. A mi izquierda está Mag, quien es el que escribe todo en papiros para que quede evidencia de lo que el Rey dice. Y en las puertas hay muchos guardias. Todos ellos, ahora saben que jamás he intimado. El rumor no demorará mucho en esparcirse por todo el reino.

- Guardias! – grita el Rey, sacándome de mis pensamientos y asustándome al mismo tiempo – Que el príncipe Lukman entre aquí ahora! - ¿Qué? No! No quiero que él también vaya a saber sobre mi intimidad.

El guardia de la puerta, no demora mucho en ir y regresar junto a la compañía de Lukman.

- ¿Me llamó mi Soberano? – pregunta Lukman, una vez que se queda de pie al lado mío, y juntos miramos hacia el frente donde está mi Padre.

- Quiero pedirte un favor – le dice el Rey.

- ¿Un favor? Pues... claro solo dígame – el rostro de Lukman expresa confusión, pero yo me siento peor, ya que estoy seguro que está situación se pondrá más incómoda para mí, que para el resto de los que están aquí.

El Rey se pone de pie, y le ordena a Lukman:

- Quiero que tú acompañes a Mines hasta "Juicio de Duat", y logres que pueda de una vez por todas intimar con alguna mujer - ¿Qué? No! El "Juicio de Duat" es el nombre de un lugar que está afuera de palacio, donde las mujeres ofrecen sus servicios sexuales, a cambio de oro.

A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora