6 "La Razón Del Castigo"

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LUKMAN

Aquella noche que mi horrible y feo siervo me entrego mi pluma para escribir, pensaba ir a mi habitación para comenzar la escritura, pero para mi sorpresa, no estaba solo en aquella habitación.

- Lukman... ¿Dónde estabas? – me preguntó el Rey.

- Oh yo... - pensé por un momento en decirle que estaba afuera, pero al Rey no le va a gustar escuchar que estuve afuera de palacio sin la compañía de los dioses – yo estaba... en el Harén, fui a buscar una cosa –

- Bien, Lukman, vine hasta aquí para hacerte una invitación –

- ¿Una invitación? ¿De qué se trata mi señor? – odio hablar así, pero tengo mostrar respeto ante el rey.

- Quiero, que acompañes a mi hijo Mines, a las obras del nuevo templo, principalmente porque quiero que una vez que esté terminado, tu tengas el honor de construir la estatua de mi esposa –

- ¿La madre de Mines y Hathor? – pregunto.

- No – dijo con voz seca – Mi esposa de hoy –

- Oh! Bueno... es un gran honor mi señor, y estaré encantado de cumplir con su deseo – Rayos! ¿No que yo era invitado? Ahora me hace trabajar el muy desgraciado.

- Bien – me dijo, luego se volteó y salió de mi habitación, y por eso estoy aquí ahora, nuevamente en las obras, mi segundo día de trabajo. Y Aun no aprendo nada.

- ¿Me enseñas a leer el plano? – le pregunto a Mines mientras me acerco a él, no he hablado con él en todo el día, nos dirigimos la palabra en lo más mínimo, pero si no aprendo algo, no podre encargarme de construir la estatua de la esposa del Rey.

- Esta bien – me dice Mines, según yo, evitando soltar una pequeña sonrisa. Mines y yo caminamos hasta una pequeña mesa de madera. Él estira el plano del templo, y comienza a explicarme como se supone que tengo que leer esto.

- No entiendo nada – se me escapa aquella frase, no suelo mostrar debilidad ante nadie.

- Es Fácil! – Mines ríe – mira deja explicarte de nuevo – Mines de verdad es un muy buen arquitecto, de hecho, su plano una vez que me lo explica por segunda vez, y me concentro para entenderlo, me doy cuenta que es no es muy fácil hacer todo esto, pero Mines hace que todo sea divertido.

- Ya entendí – señalo con una sonrisa – Gracias – le digo.

- Cuando quieras – Mines me mira a los ojos con una sonrisa en su rostro, luego baja la mirada, y su sonrisa desaparece – Oye, quería... quería decirte que lo siento –

- ¿Qué? ¿De qué hablas? – le pregunto Confundido.

- Sobre aquella noche, la que te dije que aparte de príncipe no eras nada mas – Oh! Aquello, pero debo ser sincero, no me esperaba una disculpa – Lo siento, de verdad no quería decir aquello – El Lukman que conozco, no habría aceptado sus disculpas, pero no sé, debe haber alguna razón, por la cual solo sonreí, y él lo tomó como una aceptación.

- Tranquilo – le dije a Mines – eres el futuro heredero al trono, tienes que hacerte respetar después de todo –

Mines y yo terminamos por hoy en las obras, los guardias se alinean para llevarnos a Palacio, y cuando vamos a mitad de camino, Mines se da cuenta que ha olvidado traer el plano, mientras lo terminábamos de revisar, se dio cuenta que podía arreglar un par de cosas para avanzar más rápido con menos esfuerzo.

- ¿Quieres que te acompañe? – esperen! ¿Yo dije eso?

- No, seré rápido, volveré de inmediato – en cuanto dijo aquello, Mines se dio media vuelta, y comenzó a caminar de regreso a las obras acompañado con un par de guardias reales, yo seguí caminando en dirección a Palacio, hasta que algo a la distancia me llamó la atención, el Rey viene hacia acá.

- ¿Es el Rey? – preguntó confundido uno de los guardias que me acompañaban.

- Si – dije – Pero, ¿Qué está haciendo? –

- Debe venir a revisar las obras – dijo otro guardia. Entonces me voltee y note que Mines aun no aparecía, decidir caminar de nuevo a las obras antes de que le Rey me vea, pero se me hizo imposible, él llego hacia mí, y juntos caminamos hacia las obras, lástima que ninguno de nosotros se esperaba ver cuál era la razón por la cual Mines tardaba tanto.

- ¿Qué significa esto? – gritó el Rey con una voz muy fuerte, todo el mundo en las obras agacho la cabeza, menos yo, el humilde Mines, el príncipe favorito de todo el reino, estaba haciendo que un Egipcio, azotará a otro egipcio.

- Respóndanme! – gritó nuevamente el Rey.

- Solo estoy castigando una injusticia – dijo Mines, sin miedo en su tono de voz.

- ¿Qué Injusticia? – preguntó el Rey.

- Esté Egipcio estaba castigando a un esclavo solo por pasarse en beber agua –

- Pues está muy bien – dijo el rey, Mines abrió su boca en tono de sorpresa.

- ¿Qué? – preguntó Mines indignado - ¿Bien? Pero él estaba... –

- Estas arrestado Mines – dijo el rey, el cual miro a los guardias, y tomaron al príncipe de los brazos – Decidiré tu condena en Palacio – finalizó el Rey.

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A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora