15 "A Orillas Del Rio Nilo"

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MINES

Desde pequeño sabía que sentía algo extraño hacia mi Padre; cuando Mamá estaba viva, solo ella nos daba atención a mí y a mi hermana. Pero mi Madre era la gran esposa real, tenía muchas obligaciones y no podía estar todo el tiempo con nosotros dos. Pero el Rey, he llegado a pensar, en que él solo me ve a mí y a Hathor como una oportunidad para crear mejores lazos políticos entre los reinos.

Y aunque el orden cósmico está exclusivamente en sus manos, es totalmente injusto, que me esté obligando a entregar mi cuerpo, simplemente por un deseo de él. Yo no quiero, pero debo hacerlo.

- ¿Estás listo? - Lukman entra a mi habitación, la luz de la luna se refleja en su rostro.

- No - respondo con despreocupación - pero hay que hacerlo - él asiente, yo me pongo de pie, y junto a él, camino por los pasillos de palacio.

- ¿Dónde van? No pueden salir sin guardias que los acompañen - dice uno de los vigilantes que están en la puerta principal de Palacio-

- Ordenes del Rey - susurro. Conozco al guardia, es Falf.

- No puedo dejarlos salir -

- Es una orden del Rey maldita sea! - gruñe Lukman, lo que me causa risa. Este chico se enfurece de inmediato.

- Falf, ¿Puedes dejarme salir? Por favor, prometo volver sano y salvo - a él se le tensa la mirada, pero luego hace un movimiento con sus manos, y la puerta se abre.

- Gracias - le susurro, a lo que él me responde con una sonrisa leve. Lukman pasa por su lado, sin mirarlo pero jamás agachando la cabeza. Supongo que así es él, Lukman y su aire de Dios.

Él y yo caminamos por la villa egipcia, no hay nadie por las calles, pero supongo que cuando lleguemos a "Juicio de Duat" encontraremos bastantes personas, hombres más que otra cosa.

- Repíteme de nuevo lo que tengo que hacer - le susurro nervioso a Luk.

- Tienes que escoger una de las bailarinas, tomarla de la mano, y que ella te lleve a una habitación - suena horrible.

- ¿Y luego? -

- Luego dejas que ella haga el trabajo -

- Pero... no sé qué debo hacer, como comenzar y todo eso -

- Solo, solo deja que ella haga todo -

- De acuerdo - respondo, sin dejar que los nervios abandonen mi cuerpo. Luk y yo comenzamos a caminar por las ultimas calles que faltan, pero aun no estoy listo, no puedo, tengo que hacer algo de tiempo - Luk, Tú... ¿Tú has visto el rio Nilo por la noche? -

- No - responde él.

- Pues ven - agrego, lo tomo del brazo y lo giro para caminar para la otra dirección. - Pero tenemos... -

- Solo serán unos instantes - le interrumpo, el asiente con confusión, pero decide seguirme y comenzar a caminar hacia el rio.

Varios pasos después; ya llego a sentir el fresco aire, el canto del agua, y el silencio acogedor.

- Llegamos - susurro. Lukman comienza a caminar junto a mí, yo me detengo a mitad de la arena, tomo asiento en ella, y él hace lo mismo.

- No deberíamos estar aquí - dice él - es arriesgado -

- Lo arriesgado es divertido - respondo con despreocupación ante aquella oración. Él voltea su rostro, y me mira sorprendido - ¿Qué ocurre? - pregunto asustado.

- ¿Vas a hacerlo? - su pregunta no necesita muchos argumentos para entenderla.

- No - respondo decidido.

A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora