LUKMAN
Mines por un momento se sobresalta al escuchar que alguien viene entrando a su habitación, yo levanto mi mirada y noto que el susto se le ha ido, cuando ve que el que viene entrando, es su estúpido siervo.
- Oh! Lo siento mi príncipe – dice Yenut cuando nos ve "hablando" – No sabía que tenía compañía –
- ¿Qué ocurre Yenut? – le pregunta Mines - ¿Pasó algo? –
- No – responde de inmediato – es solo que no lo vi salir de la boda, y pensé que necesitaba alguna cosa –
- No quiero nada – responde Mines con una sonrisa – puedes volver a la boda, tienes la tarde libre –
- Muchas gracias mi príncipe –
- No agradezcas – Mines le vuelve a sonreír, a lo que Yenut responde asintiendo y saliendo de la habitación. Yo me vuelvo a acercar a Mines, él junta su mirada con la mía, involuntariamente se me escapa una sonrisa al hablar.
- Sigamos con lo nuestro – digo, y sin pensarlo, acerco mi rostro al de él. Mines pone sus manos en mi pecho y me aparta.
- ¿Puedes dejarme solo? Por favor –
- ¿Qué? ¿Por qué? – pregunto indignado.
- Es... es que... tengo... tengo... - él comienza a mirar hacia todos lados.
- No sabes que inventarme, ¿Cierto? – le pregunto, poniendo mi mirada en blanco. A lo que Mines responde con una sonrisa avergonzada, y sus mejillas comienzan a pintarse de rojo.
- Vete! – dice riendo.
- No voy a irme a ningún lugar – digo, me acerco a su cama, tomo asiento y me cruzo de brazos. Mostrando lo decidido que estoy.
- Entonces... yo dormiré en otro lugar –
- No, No, No! – me pongo de pie de inmediato, lo tomo del brazo y lo giro hacia mí. Aprovecho lo sorprendido y lo asustado que él está y junto de golpe mis labios con los de él. Levanto mi rostro para que el beso sea más intenso. Mines me entrega sus labios por algunos instantes, pero al final, soy yo el que está controlando el beso.
- Basta ya! – dice él, empujando con un poquito de fuerza y apartándome de él.
- ¿Qué? – Pregunto riendo - ¿Acaso mis labios no son los mejores que has probado? –
- Jamás debería haber probado esas... esas cosas – susurra avergonzado.
- Pues... - digo de forma lenta, acercándome a él para que se vuelva a sentir asustado y así poder robarle otro beso – estos labios... - susurro – pueden entregarte un placer que ni te lo imaginas – Mines se vuelve a sonrojar, pero está vez agacha la mirada, con mi puño levanto su mirada, y lo veo triste - ¿Qué ocurre? –
- Me haces daño – susurra.
- ¿Qué? ¿Por qué? – pregunto sorprendido.
- Por... porque tú solo me besas y ya! Y te aseguro que mañana el Rey me va a tener la esposa lista, y no puedo casarme si... si... -
- ¿Si qué? – pregunto mientras me muerdo el labio inferior.
- No puedo casarme, si estoy... estoy pensando en ti todo el día –
- ¿En serio? – pregunto avergonzado. Mines solo asiente, tal vez él tiene razón, después de todo. Yo soy solo un príncipe, pero él. Es el heredero al trono. Cuando el rey Klalid muera, tendrá que gobernar Egipto, los siervos, los esclavos, todos serán de él, y todos deberán respetarlo. Y todo Rey tiene que estar acompañado de la primera esposa, la cual aconseja al Rey para la toma de decisiones importantes.
Veo el brillo en los ojos de Mines, acerco mis labios y le beso la mejilla.
- Hablamos mañana, ¿Si? – él solo asiente a lo que digo. Yo comienzo a caminar hacia la salida, me volteo un momento para sonreírle, él me devuelve la sonrisa con amabilidad.
Empujo yo mismo la puerta por falta de guardias, aun todo el mundo debe estar en la boda, tal vez debería regresar allí. Pero he tenido un muy buen día como para arruinarlo yendo hacia allá.
Comienzo a caminar hacia mi habitación, cuando llego, me lanzo a mi cama, un par de sonrisas se me forman por algunos momentos. Mines va a casarse muy pronto, pero de todos modos, puedo estar con él sin que nadie nos vea, el rey ni nadie se va a enterar. Todo lo aremos, a escondidas del rey.
***
Camino por los pasillos del reino, hoy el Rey seguramente nos va a decir a Mines y a mí que sigue para nosotros. Ahora que las obras han terminado.
Llego al salón del trono después de Mines, cuando me quedo de pie a su lado, el solo sonríe avergonzado pero de una manera cálida, luego, ambos enfocamos y levantamos nuestra mirada, hacia el Rey.
- Las obras terminaron – dice él – pero aún hay trabajo en otros lugares –
- Lo sabemos – le dice Mines a su Padre.
- De un comienzo pensaba en enviarlos a trabajar por separado, pero gracias a la falta de respeto que Mines hizo hace unas lunas, ustedes dos, trabajaran juntos –
- ¿De nuevo? – pregunta Mines de inmediato – Pero... -
- Nada de peros! – El Rey comienza a levantar la voz – Ya está dicho! –
- Bien – dice Mines entre dientes. Klalid nos da la autorización para salir, Mines y yo salimos caminamos de una manera lenta, cuando estamos afuera de la sala del trono, comenzamos a caminar, pero un guardia real nos grita por detrás y nos detiene.
- ¿Qué ocurre? – pregunto enojado.
- ¿Qué es lo que pasa Kino? - ¿Acaso Mines se sabe los nombres de todos aquí?
- El Rey se ha olvidado de hablar un tema con usted – le dice Kino a Mines.
- ¿Solo con él? – le pregunto. El guardia asiente.
- ¿Sabes si es algo malo? – le pregunta Mines algo asustado, mientras los tres comenzamos a caminar de regreso al Salón del trono.
- No – dice Kino – son buenas noticias, al parecer ya encontró a quien será su esposa – Mines solo asiente, pero yo... por alguna razón comienzo a temblar, y una frase se empieza a repetir en mis pensamientos una y otra vez.
Él se va a casar, me va a olvidar... Él se va a casar, me va a olvidar... Él se va a casar, me va a olvidar... Él se va a casar, me va a olvidar...
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A Escondidas Del Rey
FanfictionMines, un príncipe de Egipto, y heredero del trono del rey Klalid, es el consentido del reino. Pero es uno de los príncipes mas humildes que puedan existir, preocupado por los esclavos, los siervos y todo el resto de palacio. Siempre acompañado d...