Capítulo 7: Desconexión.

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Antes de que comencéis a leer, tengo que pediros perdón tanto por tardar tanto en actualizar como por publicar capítulos tan cortos, es lo que tiene el poco tiempo y la inspiración a ratos. He estado haciendo algunos cambios (Espero que no hayan resultado molestos) para hacer los capítulos un poco más largos y que los nuevos lectores, que ya sois un montón (sigo flipando, sí), disfruten más de la lectura. Por cierto el anterior capítulo es nuevo. Ah, y me gustaría saber si queréis que inserte y publique algúna foto de algún personaje en la multimedia. ¡Un besazo!

Cuatro días. Ese ha sido el tiempo que ha trascurrido desde mi debut en la Corporativa Vinde Enterprisers. Aún no he conocido a mi jefe, pero tampoco hecho en falta hacerlo, Alicia es la compañera más simpática,divertida y justa que he tenido. Nos dividimos el trabajo a partes iguales y por ahora vamos quitandonos de encima poco a poco el trabajo acumulado, que era bastante, ya que mantener una sede tan enorme de una empresa que lo es aún más, con cuyo dirigente de viaje no es precisamente fácil. También me estoy acostumbrando a mi oficina, paso casi más horas en ella que en mi propia casa, dónde Raquel ya empieza a notar mi ausencia, ya que no hace más que escribirme en cuánto poso un pie fuera de casa. En resumen, cuatro días dan para mucho, y cuándo no pierdes el tiempo aún para más.

Los fin de semanas en principio los tengo libres, así que Raquel y yo planeamos pasar este en Barcelona.
Sí, todo muy improvisado y casi que irreponsable planear un viaje horas antes de hacerlo, pero los padres de Raquel son dueños de Views Airlanes, una empresa española de transporte aéreo, cosa que en momentos peculiares tiene sus ventajas.

¿Por qué Barcelona? Sencillo. Playa, arena,agua,sol,fiesta y el verano se termina. Antes ,de las dos,sólo trabajaba Raquel y a pesar de ello tenía un tiempo libre limitadísimo. Ahora, al trabajar las dos el tiempo que tenemos libre ha pasado de ser muy limitado a casi inexistente.

Al llegar a casa después del trabajo me encuentro a mi compañera de piso en medio de la sala sentada encima de una maleta de tamaño pequeño. No puedo evitar reírme a carcajadas y tampoco lo disimulo.

-¿Qué? -Me dice Raquel mirándome malhumorada.

-Nada, continúa. -respondo. Pero tras observar que sigue insistiendo en que la misión imposible de cerrar esa maleta ocurra me giro y vocifero por encima de la música que hay de fondo (creo que la canción se llama Supergirl).- ¿No crees que será mejor llevar una un poco más grande con la que no tendrás que luchar? Te vas a hacer un moratón en el culo.

Me mira seria y me doy la vuelta disimuladamente. Hoy no es un buen día para cabrear a mi amiga y lo sé, solo hace falta verle la expresión para darse cuenta.
Me voy a mi habitación a preparar mi maleta. No cojo muchas cosas, un par de mudas, calzado necesario, ropa de fiesta y de baño, un necéser de viaje, cargadores y algún básico más. Llevo una maleta pequeña, ya que el ordenador lo llevaré en el bolso conmigo y la ropa no ocupa tanto.

Me cambio también, ya que nuestro vuelo sale a las cinco y no me apetece ir en el avión embutida en el vestido tubo de color granate que vestí hoy para ir a trabajar. Escojo un mono gris básico y un cárdigan blanco recortado y veraniego. Cómoda y casual, como extraño pasarme así las veinticuatro horas. El pelo lo mantengo intacto, liso y unos centímetros más allá del pecho. Lo que sí hago es ponerme unas gafas de sol, pero me las aguanto en el pelo para estar por casa. A Raquel le encantan las gafas de este estilo, circulares por su sur.

Salgo de mi habitación con maleta en mano tras revisar que llevo todo lo necesario y me encuentro con que Raquel ya ha solucionado su problema, pero optando siempre por la presión hasta que funcione. Además, su humor parece haber dado un giro de trescientos sesenta grados por motivo desconocido.

Cuándo un hombre se enamora. (El jefe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora