Cuándo un hombre se enamora. (El jefe)

Capítulo 22

Resulta irónico que no haya durado ni dos meses en mi primer trabajo. Tras volver de Grecia, y tener tiempo para aclarar mis ideas, tomé la decisión más acertada que pude haber tomado. No iba a trabajar para un hombre como Jack. No iba a hacer de mi trabajo una telenovela y menos de mi persona un objeto sexual. Soy una mujer joven , trabajadora, pero sobre todo, con sentido común. Me alegré tremendamente cuando tanto Alicia como Pablo entendieron mi decisión. Ambos me apoyaron y han seguido manteniendo el contacto conmigo tanto o incluso más que cuándo trabajábamos juntos. Tampoco hay que hacer de la situación un drama. Está claro que un hombre con apellido Blackhour no podía ser nada más que un revolcón para mí. La simple forma en la que nos conocimos no es la forma en la que dos adultos destinados a tener algo más de lo que tuvimos nosotros se conocen. Su actitud hacia mí desde el primer momento demostró todo lo que necesitaba saber para dejar de trabajar en Vinde. Claro que quería trabajar, pero quería ganarme las cosas por mí misma y no por ser la amante del jefe ni nada parecido.

Para mí suerte , Damiàn, quién me hizo aguantar mi estancia en Grecia sin parecer un muermo, me ofreció una oferta imposible de rechazar.

Trabajaría en la sede en España de Dimitrinous. El trabajo incluiría gestionar los negocios que se dan en la empresa griega con empresas españolas. Para ponernos e situación, como una embajada, pero para una empresa. Por un lado tendría que tener tratos regulares con Vinde, pero no con Jack , por lo tanto el trabajo cumplía todos, aunque era pocos, los requisitos que necesitaba por el momento.

Tan solo habían pasado tres semanas y media de mi regreso de el país de las mil islas, pero mi vida había tomado una dirección totalmente diferente a la que llevaba hace un mes. Para mi sorpresa, cuando presenté mi renuncia, Jack no se inmutó. Quizás no es lo más acertado decirlo, pero una parte de mi estaba convencida de que trataría disuadirme para tomar otra decisión.

Sin embargo, tampoco creo que las cosas hubiesen cambiado demasiado. Mi decisión fue meditada, y como mujer independiente que soy, iba a mantenerme fiel a mi misma ocurriese lo que ocurriese.

Ahora al vivir sola tengo más tareas en casa. Me enfadaría vivir en un edifico custodiado por Vinde, salvo que he llegado a un acuerdo en el que pago lo apropiado por él, ayudada por mis padres.

Hoy, jueves doce de Diciembre, empezaré a trabajar en mi nuevo trabajo, y con ello, abriré una nueva etapa en mi vida tanto personal como laboral. Como no es de sorprender, no he vuelto a saber nada de Raquel, sin embargo he salido de copas con otras amigas y con Pablo y Alicia en un par de ocasiones, lo que me ha echo volver a divertirme como una adolescente.

También he adelgazado cinco kilos, lo cual puede parecer una exageración, pero me ha sentado mejor que nunca. Todos y todas deberíamos sentirnos bien con nuestros cuerpos y ahora mismo yo me siento mejor que nunca -aunque mi madre piensa que parezco un esqueleto.

Salgo de mi preciosa vivienda vestida con un pantalón vaquero push up, una camisa blanca, una blazer y unos tacones. El atuendo que cualquier mujer en su veintena lleva al trabajo.

De repente, cuando salgo del garaje con mis manos al volante, el flash de una cámara llama m atención. Miro hacia su lugar de origen y ahí veo uno de los múltiples periodistas que llevan a la caza de una foto mía con Blackhour durante semanas. Si los pobres supieran que no van a obtener beneficio alguno de mi persecución, seguramente pararían al segundo. Mientras tanto, a mi no me molestan demasiado. No creo que el contenido que sacan de sus instantáneas sea material de ningún artículo medianamente productivo para cualquier redacción, por lo tanto, finjo que no me doy cuenta de sus más que obvias interrupciones en mi vida cotidiana, y centro mi atención en hacer del primer día de trabajo una buena experiencia.