Me despierto cuándo el sonido de la alarma de mi móvil se enciende.
La canción "Hey there Delilah" que desde que comencé a trabajar en Vinde tengo por despertador, suena por toda la habitación haciendo que Raquel, que duerme en la otra cama de nuestra suite, también se despierte.- Joder, Nadia. Apaga eso de una vez. -gruñe soñolienta.
- A levantarse que nos perdemos el bufete. -digo mientras le hago caso.
Mi estómago gruñe pidiendo comida. Ella sigue en cama pero pongo todo mi empeño en que se levante. Son las siete de la mañana y no vinimos a Barcelona para dormir , le recuerdo a mi amiga. Raquel asiente, da la vuelta y cuándo voy a ducharme ella ya se ha levantado ,y al abrir la maleta comienza a buscar su vestimenta para hoy. Hace un día precioso, el cielo , libre de cualquier nube, se ve azul celeste y el sol ya se a puesto sobre la ciudad.
Noto el cansancio en el cuerpo y las secuelas de haber bebido hacen su presencia. No me acuerdo de a qué hora llegamos al hotel en la noche , ni siquiera qué ocurrió desde el momento en que me senté a tomar algo con mi amiga, su ligue, y el molesto hermano de éste, pero no tengo ganas de hablar de ello con Raquel porque seguramente ella tampoco se acuerde de mucho más.
Tras prepararnos las dos, nos vamos a desayunar. Me encantan los desayunos de los hoteles, y me doy unos cuántos caprichos con los que no me siento mal tras consolarme pensando en todas esas veces que he ido al gimnasio en las últimas semanas. Me tomo un café y tras ello, llamamos a un taxi. No sé como lo hace, pero Raquel tiene todo bajo control y nos pasamos toda la mañana de un lado para otro, conociendo lugares que parece ser, quería y tenía planeado enseñarme previamente. La ciudad es preciosa y me alegra haberla visto así, aunque sea por encima,pero cuándo llega la hora del almuerzo además de cansada estoy hambrienta.
Si viajar me da hambre, en este viaje lo tengo más que comprobado, y propongo ir a comer a algún restaurante de la zona pero ya estamos cerca del hotel y Raquel prefiere ir allí a comer. Me cuestiono el por qué de ir a comer al hotel cuándo hay tantos restaurantes por la ciudad y además los hay muy buenos, pero no protesto y hacia allí nos dirigimos.En el camino me fijo en las ajetreadas calles. Trabajadores apurados, turistas encantados, parejas enamoradas,padres pendientes de sus hijos y habitantes disfrutando de las vistas de su ciudad. Me quedo prendida por el encanto urbano de el sitio y cuándo me doy cuenta ya estamos aparcando en frente del hotel.
Pagamos a el amable señor de mediana edad que hemos tenido la fortuna de ser nuestro conductor, ya que ha sido la respuesta a toda duda o pregunta que nos surgiera durante el trayecto y nos apeamos del taxi.
Cuándo estamos entrando en nuestra residencia por dos días a Raquel le suena el teléfono,descuelga, y en seguida se va a una esquina a hablar con quién sea la persona con la que está conversando. ¿Desde cuándo tiene tanto que ocultar para que no pueda si quiera escuchar una conversación telefónica?
Intento omitir lo ocurrido y la espero en la entrada del hotel recorriendo las paredes con la mirada. Sin lugar a dudas la decoración es exquisita, y es en ella en lo que me estoy centrando cuándo mi amiga se acerca.- Me acaba de llamar Joe. -me anuncia un tanto avergonzada. -Bajan ahora para comer.
La miro sin comprende y rápidamente ato cabos.
- ¿Joe? ¿Bajan? -pregunto atónita.
-Emm... Sí. Verás, Joe se está alojando en la cuarta planta y su hermano está por aquí, obviamente no lo va a dejar comer solo.
-Raquel...
Le lanzo una mirada de esas que pueden matar. Sabe perfectamente lo que me incomoda estar con Jack y por encima no me comentó nada antes de almorzar, porque si no ,no habría accedido. No sé cuándo mi amiga ha cogido la manía de planear todo a mis espaldas pero me está empezando a molestar mucho verme inmersa en situaciones que prefiero evitar.
Pero no puedo decirle nada porque en ese momento interrumpe Joe, el jodido y misterioso Joe en el vestíbulo.
Besa a Raquel en los labios y se dan caricias, cosa que es un poco incómoda, pero preferible a la sensación que siento cada vez que veo y recuerdo lo que ocurrió con Jack.
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Cuándo un hombre se enamora. (El jefe)
RomanceNadia González es una joven española en desempleo,vive con su mejor amiga en Madrid y le encanta ver series en su tiempo libre. Pero la vida de Nadia, tan sencilla y sin complicaciones, se verá interrumpida cuándo un nuevo empleo llama a su puerta...