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Tras haber pagado al parking del aeropuerto por una semana, me despido de mi querido coche Mini. Pues lo de ir en el metro sonaba muy bien pero la posibilidad se destruyó cuándo vi el equipaje que tendría que cargar. Mi madre ha desfasado un poco a la hora de empacar mis pertenencias por lo qué en vez de a un viaje de negocios corto parece que me voy de vacaciones por quince días. Sin embargo, me las apaño para llevar la maleta más grande y la de tamaño cabina al mismo tiempo que el bolso hasta la salida del parking. Reviso mi móvil con nerviosismo en busca de alguna novedad sobre el viaje o noticia sobre mi madre a sabiendas de que no es muy posible por no decir imposible que mi madre ya ha llegado a su destino.
Aún así, tengo un par de mensajes de Jack que me avisa de que tengo que dirigirme a la quinta terminal. Al ser el aeropuerto de Barajas un lugar bastante fácil en el que perderse, salto de felicidad cuándo al salir del parking veo un guía en la entrada de los ascensores.
- Perdone, ¿sería tan amable de indicarme cómo puedo llegar a la quinta terminal?
El hombre, de unos cincuenta años y pelo canoso, se da la vuelta al escuchad mi voz y sonríe con simpatía.
-Por supuesto, señorita. ¿Va usted a embarcarse en un avión privado, no?
Confundida, asiento con un afable e inseguro sí , consciente de que lo más probable es que así sea aunque no se me haya pasado por la cabeza en algún momento. O espero no estar equivocándome, por lo que vuelvo a echar un vistazo a la pantalla de mi teléfono y confirmo que he leído correctamente la información.
- Entonces le guiaré yo a la terminal. Desde aquí solo se puede acceder mediante el último elevador a la izquierda - señala con el dedo índice y yo sigo con la mirada la dirección que me indica- pero está sellado con una cerradura, sígame y se lo abro yo mismo.
Contenta de haber encontrado a alguien que me ayude, hago lo que me pide y confirmo cuándo llegamos al final de la hilera de ascensores que es imposible acceder a éste último sin una llave, llave qué el guía saca de inmediato y una luz verde indica que es la acertada al insertarla en la cerradura.
Meto las maletas en el ascensor. Estoy nerviosa por el viaje y se me hace difícil disimularlo en mis gestos. En todos sus aspectos estoy como un flan. ¡Un jet privado! En la vida pensé que me montaría en uno. De hecho aún no lo asimilo, es cómo si una parte de mi se limitase a creérselo. Obviamente estoy viajando en él por trabajo, pero de todas maneras, es impensable que vaya a hacerlo.
La única vez que volé sin estar acompañada de pasajeros ajenos a mis acompañantes fue cuándo mis padres decidieron dar una vuelta en helicóptero en nuestro viaje a La Gran Manzana. Había sido inolvidable , algo que nunca me dejaría de parecer alucinante. Sin embargo, fueron cuarenta minutos en un helicóptero turístico. No hay demasiado margen de comparación con lo que está a punto de ocurrir.
Cuándo llegamos al quinto terminal y el ascensor abre abre sus puertas, no me molesto en disimular mi asombro. Es casi una planta entera del aeropuerto desierta.
- ¿Ocurre algo? - inquiere el señor que me ayudó a llegar al lugar.
- Oh, no, para nada. -contesto ligeramente avergonzada porque haya reparado en mi asombro. - Simplemente noto muy... vacío , el lugar.
El guía se ríe.
- Oh, no tengo conciencia de que hoy muchos jet privados vayan a despegar. Seis , si no me equivoco. El señor Blackhour y sus acompañantes ya están adentro del aparato. . Estaban esperando por alguien y adivino que es usted.
Me sonrojo sin querer hacerlo. No sabía que estaban esperando por mí. No me da mucho tiempo para pensar en mi error porque en seguida nos movemos hasta el chequeo del equipaje y menos mi bolso, todo lo demás se lo llevan para facturar. Aún que al ser un avión privado creo que los gastos de facturación no son muy relevantes por no decir inexistentes.
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Cuándo un hombre se enamora. (El jefe)
RomanceNadia González es una joven española en desempleo,vive con su mejor amiga en Madrid y le encanta ver series en su tiempo libre. Pero la vida de Nadia, tan sencilla y sin complicaciones, se verá interrumpida cuándo un nuevo empleo llama a su puerta...