Capítulo 2: Una fiesta, una amiga y un aseo.

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Me sorprende la capacidad de mi amiga para mantenerse de pie una hora más tarde, y obviamente unos tragos más añadidos a su ya por si cuerpo lleno de alcohol. Sigue bailando comigo en la pista y las dos parecemos adolescentes en su primera fiesta pero a decir verdad nos da absolutamente igual. Lo estamos pasando de lujo y una de nuestras canciones favoritas del verano "Bailando" de Enrique Iglesias entre otros esta sonando a todo volumen.

El fichaje de mi amiga aún no ha aparecido pero ésta no está muy preocupada, está convencida de que vendrá. Yo no me confío tanto pero tampoco quiero romperle la burbuja que se ha creado en su mente así que la dejo fantasear, cuándo está borracha es muy difícil llevarle la contraria.

Pasados unos minutos me entran ganas de ir al servicio y se lo digo a Raquel sin esperar su ayuda, dudo que se ofrezca voluntaria con el pedo que lleva encima.

-Me voy un momento al baño -le grito entre la multitud y la música que suena altísima.

-No te preocupes, te espero aquí. -ella chilla a sus anchas y sigue bailando en la pista.

Busco los servicios con la mirada, pero lo único que encuentro es una lujosa escalera que lleva hacia la planta inferior que debe tener este lugar. Nublada por el alcohol, pienso que los aseos pueden encontrarse ahí abajo y sin pensarlo me dispongo a bajar las lujosas escaleras de madera blanca.

Me encuentro un amplio pasillo cuando bajo, con alguna que otra habitación, pero ninguna de las puertas que veo indican que los servicios están allí. Vaya, ni siquiera señalan unos míseros baños.

Convencida de que tienen que estar ahí, valoro durante unos instantes que puerta abrir. Hay una enfrente de las escaleras, otra al final del pasillo y otra de cristal que lleva a una sala que doy por hecho, no son los baños.

Decido que la puerta que está al final de los pasillos son los aseos, ya que es la más grande y para lo que debe ser un aseoo unisex, es la adecuada. Hay cuadros realmente estratégicos por todo el lugar : desde mujeres desnudas hasta paisajes montañosos. La madera es blanca y muy refinada. Todo muy frío e impersonal, pero lujoso y profesional al mismo tiempo.

Al llegar a la puerta, sin pensarlo dos veces, la abro con efusividad y me tropiezo en un tacón, antes de darme cuenta de que no he llegado precisamente a un servicio .

Cuándo un hombre se enamora. (El jefe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora