Al despertar una luz intensa y constante hace que mis párpados se sientan pesados. Me cuesta ponerme en situación, pero tras un par de minutos me levanto de la cama y consigo orientarme. Miro por la ventana y la vista a una preciosa Grecia otoñal que por la noche es menos apreciable inunda mi campo de visión. En seguida los recuerdos comienzan a aflorar en mi pensamiento y mis mejillas se sonrojan cuando recuerdo mi actitud hacia Jack en el vuelo de Madrid a Atenas. Soy consciente de lo maleducada y poco profesional que he actuado según transcurre los segundos, pero me excuso interiormente. No puedo actuar como si nada hubiese ocurrido ante el hermano de Joe, actualmente la persona más desquiciante que conozco.
Intento no seguir dándole vueltas al asunto y me obligo a dirigirme a la ducha. Como siempre ocurre en cada lugar que tenga una mínima relación con mi jefe, la suite es abrumadora y el baño no se queda atrás. Además, soy una de esas personas para las cuales el baño de una habitación es la parte más importante acorde con la cama, por lo tanto esta habitación es de mi gusto, y seguramente del gusto de cualquier ser humano con un mínimo sentido de la realidad.
Tras vestirme con un vestido un tanto ajustado pero formal al mismo tiempo y unos tacones a juego, me maquillo un poco y hago todo acopio de fuerzas para salir de la habitación al encuentro de el resto del equipo con el que hemos viajado. Hemos recibido instrucciones de bajar a desayunar al Buffet del hotel a las ocho de la mañana, e intentado evitar a mi jefe, he bajado quince minutos antes. Doy gracias internamente de que solo haya una hora de diferencia entre Madrid y Atenas, de no ser así, estaría muerta debido al jet lag.
Cuándo llego al restaurante del hotel y una vez cruzado el umbral de la puerta atisbo que ni Jack ni el desalmado de su hermano, Joe, han bajado aún, lo que me tranquiliza, ya que no sé como actuará Jack tras haber descargado mi ira sobre él el día anterior.
Sin embargo reconozco algunos compañeros de trabajo que también han viajado con nosotros y me uno a ellos, en una mesa en cuyo epicentro se lee en inglés Reservado: Vinde Enterprisers. Somos pocos los madrugadores, pero para degustar un manjar como el que ofrecen en este lugar, estoy segura de que más de uno madrugaría.
Tras darme un par de caprichos, entre los cuales encontramos bollería recién horneada o huevos con bacon , ni siquiera reparo en el momento en el que mi jefe ha entrado en el comedor ni de cuanto tiempo llevará en la mesa de al lado desayunando. Cuando termino de desayunar , reviso la agenda del viaje en mi teléfono. Tenemos un rato libre para cuestiones de higiene y a las nueve debemos estar en la Sala Manchester del hotel, lo que traduzco, será un sala de reuniones de negocios de la cual el hotel dispone.
Intento no posar mi mirada sobre la de Jack, y exitosamente, salgo de la sala rumbo a mi habitación. No debería avergonzarme de mi comportamiento (bueno, un poco sí) al tener este justificación, y como siempre digo, tendrá tanta importancia como la que yo le de. Y estoy dispuesta a no darle ninguna y concentrarme el el verdadero motivo de mi estadía en la capital griega ; trabajo.
Llegan las nueve y tras haberme lavado los dientes, retocado el maquillaje a pesar de no necesitar ser retocado y dejado a mi pelo caer en ondas rubias sobre mi espalda, me dirijo a la segunda planta , donde se encuentra nuestra sala de reunión. Al llegar, y como era de esperar, todos los representantes de la firma en la que trabajo estamos en la estancia. Y cuando las miradas de Blackhour y la mía se encuentran, en seguida evito la perpetuidad del encuentro visual. Estoy aquí única y exclusivamente por negocios y debo ceñirme a ello.
Cuando llega la hora de comer , al contrario de lo que esperaba, los planes no son quedarnos a almorzar en el restaurante del hotel.
"Debería revisar la agenda" -pienso para mí misma.
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Cuándo un hombre se enamora. (El jefe)
RomanceNadia González es una joven española en desempleo,vive con su mejor amiga en Madrid y le encanta ver series en su tiempo libre. Pero la vida de Nadia, tan sencilla y sin complicaciones, se verá interrumpida cuándo un nuevo empleo llama a su puerta...