Habían pasado varias horas. Recuerdo que oía un pitido constante, como cuando te golpean en el rostro con fuerza. A mí me habían golpeado, sí, aunque de momento no había sido de forma física, sino psicológica. Desorientado, sentía lejanos los sonidos a mi alrededor. Las voces, los pasos, las correas de las armas que sonaban al rozar con la ropa de los terroristas.
Yo no podía saber cómo Sarah había acabado en el bando Templario. Me planteé la posibilidad de que todo hubiese sido un engaño desde el principio, desde el día que la conocí. Eso dolería, pero lo comprendería. Comprendería que me hiciera aquello, a mí y a los míos, si nunca me amó, si siempre fue un Templario esperando a que los Asesinos se acercaran a mí. Quizá me vigilaba con la esperanza de que esta vida nunca me alcanzase. Lo realmente terrible sería la otra opción.
Levanté la mirada, negándome a huir de allí, escapando por las profundidades de mis pensamientos. Todos estábamos, una vez más, atados y arrodillados sobre el rudimentario y arenoso suelo del túnel. Guardándonos, estaba el señor Takahashi y dos soldados bien armados. Miré a Taka. Ella no estaba en una situación mejor que la mía, ni parecía en mejor estado que yo. Que te traicione la novia, a la que abandonaste sin una nota de despedida, es una cosa, que te traicione tu padre, tiene que ser lo peor. Yo me preguntaba qué era lo que había hecho que el señor Takahashi fuera capaz de traicionar a su estirpe de aquella forma. Rencor y ambición. Por todas sus hazañas como Asesino, se había ganado un sitio privilegiado en nuestra historia y ahora lo había echado todo por la borda con el objetivo de tener un poco más de poder y de reconocimiento. Lo que fuese con tal de no estar por debajo de los hijos del águila.
- Sólo tienes que jurar lealtad a los Templarios y quedarte a mi lado. - Le dijo el señor Takahashi a su hija. Ella no había dicho nada desde que se había puesto delante de Desmond para protegerle. - Sólo eres una niña. - Su voz intentaba imitar comprensión, pero Taka nunca ha sido fácil de engañar. - Sé que eres joven y aún no lo entiendes. Pero la verdad es, que los Asesinos no son el bando bueno, ni el malo el de los Templarios. No todo es blanco o negro, hija mía. Los Templarios y los Asesinos no son tan diferentes.
- No voy a decir que los Asesinos somos perfectos. - Dijo Desmond sin dejar de mirar al suelo. No por miedo, ni por rendición, ni por vergüenza, sino porque no le daría el placer al señor Takahashi de tratarle como a un igual y mirarle a la cara. - Pero sé que Taka es lo suficientemente adulta como para darse cuenta de cuál es el bando correcto.
- Ella nació siendo una Asesina. - Saltó Kartal. - Y yo jamás he visto a una aprendiz tan comprometida. Nunca he tenido una alumna tan aplicada y consciente. - Kartal miró a Taka, pero ella seguía sin decir nada, sin mirar a nadie. Debía estar tan confusa.
- ¡Silencio! - Gritó el señor Takahashi. - Ninguno de vosotros comprenderíais lo que es ser un Takahashi. Los hijos del águila siempre mirándote por encima del hombro. Siempre a su sombra.
- Eso no es cierto. - Afirmó Desmond sin alzar la voz. - Los Asesinos siempre han ascendido por sus hazañas, nunca por su apellido.
- ¡Basta! ¡Vuestra tiranía se acabó! Ahora los Takahashi tomaremos el control total. - Los ojos del hombre parecían rebosantes de alegría y victoria, como si hubiera estado esperando ese momento por muchos años. - Los Templarios me han prometido Masyaf y el mando de los Asesinos a cambio de lealtad. Ahora acabaré con todos vosotros, y cuando vuelva triunfante con el castillo de Masyaf recuperado, diré que todos fuisteis unos héroes que caísteis en la batalla. Ese es el regalo que os doy. A todos menos a ti, Desmond. De ti diré que nos traicionaste por la chica Templaria.
- Nadie creerá que Desmond les ha traicionado. - Aseguro Adelaar.
- ¿Seguro? Sólo vosotros tenéis fe ciega en vuestro mentor. - Dijo el señor Takahashi con tono triunfante. - Incluso tu padre lo creerá. - Dijo mirando a Desmond. - De hecho, sabes que él será el primero en creerlo, porque ya ha barajado esa posibilidad.
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Assassin's Creed: El legado del águila.
Fanfiction¿Qué sentirías si, en un instante, toda tu vida, todo lo que conoces, cambia por completo? Todo se va al traste y gente desconocida te dice que estás hecho para ser algo distinto, algo más. ¿Y si te dicen que eres un Asesino, aunque no hayas matado...