I - Aguilucho

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He tenido muchos sueños muy distintos, pero el primero de todos ellos describía exactamente como me sentía en ese momento de mi vida. Libre. Después he oído muchos nombres, pero ese fue el primero que conocí. Durante el sueño, sabía perfectamente quien era, me llamaba Sef Ibn La'Ahad y era un Hassassin. Como ocurre en los sueños, y era lo único que me ayudaba a distinguirlos de la realidad, no era consciente de cómo había llegado hasta allí. "Me encontraba corriendo, siendo perseguido por al menos una docena de enemigos. Al principio estaba en una ciudad, corría por sus tejados, saltaba de un edificio a otro haciendo maniobras imposibles y escalaba los muros con una rapidez que me asombraba, incluso a mí. Luego, el sueño avanzaba veloz, salía de los muros de la ciudad y seguía corriendo, eran demasiados para uno sólo, y en el sueño, me temo que sólo soy un aprendiz. El camino se acaba y los enemigos me acorralan. Me miran sonrientes, empuñando sus espadas con mano firme, pero ninguno se atreve a acercarse el primero para atacarme. Saben quién soy y saben que he matado a su jefe. Me tienen miedo. Pero yo sé que ellos son más y que, aunque pudiese con varios, al final, conseguirían matarme. Por suerte, ellos aún no parecen haberlo descubierto. Así que sólo me queda una salida, continuar el camino. Ahora soy yo quien les sonrió por debajo de mi capucha, que no está tan blanca como debería después de restregarme por este empolvado rincón del mundo. Me doy la vuelta, corro los pasos que me separan del final del camino y salto al vacío. No conozco éste acantilado y si es menos profundo de lo que parece a simple vista, casi seguro que moriré. Mientras caigo sin saber si ese va a ser el final de mi vida, siento el aire golpeándome, meciéndome. Oigo, a lo lejos, el graznido de un águila y compruebo gustoso, pero sorprendido, que al escucharlo ya no me siento tan solo y perdido. Coloco mi cuerpo y entro en el agua de pie y estirado como un palo. Siento el agua envolverme y siento, por primera vez en todo el salto, que puedo respirar." Entonces me desperté en mi cama. No me incorporo de repente como ocurre en las películas, sino que me quedo clavado a la cama, inmóvil por un breve instante. Y es en ese momento, cuando compruebo algo que me resulta aterrador, Sef... no conseguí recordar su apellido, no tiene miedo a saltar.

Quitando que esa noche fue un poco rara, porque nunca había tenido un sueño tan vivido como ese, el resto de mi vida seguía siendo normal. Casi perfecta, como debería ser la vida de cualquier chico de 17 años, cuya única preocupación es ir al instituto. Me quedé durmiendo hasta tarde y llegaba retrasado, así que no me dio tiempo a buscar en internet lo que significaba la palabra Hassassin, aunque me hacía una idea. Decidí que lo miraría con el móvil por el camino, así que salí apresuradamente de casa. Mientras empezaba a caminar por las ajetreadas calles de Londres saqué el móvil para poder satisfacer mi curiosidad. En ese mismo instante, alguien me llamó.

- ¡Harrier! - Si me llaman por ese nombre, sin duda debo responder. - Vamos a llegar tarde. Lo sabes, ¿verdad? - John es mi amigo desde que me mudé aquí. Uno de los mejores, pues tenemos una pasión común, nuestro equipo de entrenamiento. A su afirmación, yo sólo me encogí de hombros. Como si fuera la primera vez que llego tarde a clase. - Incluso si cogemos el autobús nada más llegar a la parada, y de seguro que ya lo hemos perdido, vamos tarde. Así que... ¿Corremos? - Sonreí. Sabía perfectamente cómo llegarme al alma. No es que me preocupara ser impuntual, pero nunca desaprovechaba hacer algo de ejercicio en buena compañía. Empecé a correr sin avisar y John me escupió algún improperio que no escuché muy bien, pero del que, aun así, me reí. Llegamos al instituto tres minutos antes de que empezaran las clases, John venía con la lengua fuera.

- Sólo han sido cinco kilómetros. - El autobús daba vueltas por media ciudad, mientras que nosotros atajábamos por las callejuelas. Conocía esa zona de la ciudad como si me hubiese criado allí. Tengo cierta facilidad para aprenderme todos los rincones de un lugar, supongo que es porque siempre miro la ciudad con una perspectiva muy distinta a la de los demás.

Assassin's Creed: El legado del águila.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora