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Llevo días vagando sin rumbo alguno, ya casi no me queda fuerza, la herida de mi espalda me puza a cada rato y mi magullado cuerpo esta en las ultimas, no he comido nada, a excepción de unos frutos que encontré hace dos días, pero nada más; de todos modos, no es como si importara. Ya no me queda nada, mi familia murió y la aldea que toda mi vida considere un hogar ya no existe, lo destruyeron todo...y mataron a todos. Aún no entiendo como sobreviví, ¿porqué sobreviví? Era más fácil dejarme morir y así poderme reunir con mi familia.

Mi familia... Harumi, mamá, papá, ellos ya no están. Siento como las lágrimas brotan de mis ojos y se deslizan por mis mejillas, ¿porqué tuvo que pasar eso? Ellos eran los mejores padres, y unas personas extraordinarias, que jamás le harían daño a nadie, y ayudarían a cualquiera que lo necesitara.

Mi vista se comienza a nublar, y me siento mareada, ¿será que ya moriré? Si es así, no mi importa. Mis piernas me fallan y caigo al suelo boca abajo, ni siquiera trato de levantarme, sé que será inútil, mi cuerpo esta muy débil. Poco a poco comienzo a ver menos, dejo de ver por segundos, pero recupero la visión de vez en cuando. Ya casi esta anocheciendo, y no se escucha nada en el bosque, ni siquiera el más mínimo sonido. ¿Así moriré, tan sola? Los recuerdos de mi vida desfilan en mi memoria, recuerdo mis cumpleaños, el día que nació mi hermanita, las veces que papá y yo jugábamos en el bosque, cuando ayudaba a mamá, las cenas en familia que teniamos después de cada día, el olor de la comida, las risas... Todo.

No, no puedo, no debo morir, eso no es lo que ellos querrían, hubieran querido que viviera y siguiera mi vida, aún si no es con ellos. Pero a pesar de mi deseo por seguir despierta, no puedo más, mis parpados se cierran y me duermo con una sola cosa en mente.

"No debo morir"

• • •

Escucho voces a mi alrededor, no sé donde estoy, pero es claro que no en el bosque. Estoy sobre algo bastante comodo, mi cuerpo aun se siente a dolorido, pero no es tanto como recordaba. Decido abrir los ojos, y lo primero que encuentro es tres mujeres mirándome con curiosidad, por su aspecto sé que son youkais, y por instinto me asusto un poco, siempre me dijeron que tuviera cuidado con ellos, que eran peligrosos, pero lo que no logro entender es, ¿Qué hago aquí? Observó la habitación, y es un lugar bastante elegante, una de de las youkais se me acerca despacio, su cabello es rosa y es bastante bonita.

-¿Cómo te sientes? -La escucho preguntar. Ellas, ¿me salvaron? No lo entiendo. Me miro por primera vez y veo que mi ropa ha sido reemolazada por una fina yukata color rosa, mis heridas han sido tratadas, y siento un vendaje en la herida de mi espalda...¿porqué?

-Que bueno que despertaste, dormiste durante seis días. -Comenta la mujer que ahora esta a mi lado. ¡Seis días! La youkai intenta tocarme, pero me aparto. -Tranquila, no vamos a lastimarte. -Me dice con voz tranquilizadora. -Nadie va a hacerte daño. La analizo con la mirada en busca de algo sospechoso. -Soy Akemi. -Se presenta regalandome una sonrisa. -¿Y tú eres?

Dudo unos segundos si contestar o no, pero al final accedo.

-Ka-kagome. -Me cuesta un poco hablar, ya que mi garganta esta seca. Akemi esta a punto de hablar, pero algo la interrumpe.

-"Amo, ya ha despertado"- Escucho a una voz masculina decir desde la puerta. De pronto, la puerta se abre, y aparece una imponente figura frente a mi. Un hombre, mejor dicho un youkai de largos cabellos plateados, alto, con una mirada de hielo y que con su sola presencia imponia.

Al verlo entrar, todas las presentes hacen una reverencia en señal de respeto.

-Lord Sesshomaru. -Dice la peli rosa educadamente. -Por fin ha despertado, seguimos todas sus instrucciones. Aquel demonio no responde y simplemente voltea y me mira.

Siempre tú. *Sesshome*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora