Hell - Infierno

110 6 0
                                    

Llevo días con los ojos vendados donde lo único que escucho son gritos y llantos. Me alimentan de vez en cuando para que yo tampoco llore aunque no puedo evitarlo con solo pensar en lo que me está pasando. Siento constantes dolores en mi vientre bajo y como sangran mis muñecas bañando de sangre todas mis manos. Intento dormir, pero el grito de una niña llamando a su madre no me deja y en lo único que pienso es en que querría estar muerta.

No se si lo que pasan son días o semanas, pero me siento exhausta y derrotada. Quiero que me busquen y que me saquen de este infierno, pero luego recuerdo que mi tío está desaparecido y en la agencia él es un ítem mucho más importante que yo.

Extraño a Ciro, sus caricias y sus besos, y casi convencida que me estoy volviendo loca lo oigo gritar mi nombre de vez en cuando.

- es la hora de tu comida putita- dijo aquella voz que reconocía como la que me alimentaba

-cuanto tiempo llevo aquí?- lloriqueé

- sabes que no puedes hablar, así que mejor ahórrate todo tipo de comentarios- bufó

-por favor- dije quebrando en llanto

-qué pasó con la chica fuerte que trabajaba para la CIA ah?- dijo esta vez una nueva voz

- Zack, déjala un rato en paz- asustada me arrastré hacia atrás, lejos de sus voces, chocando fuertemente mi espalda contra la pared

-puedes irte, yo me encargaré de alimentarla- dijo un risueño Zack viendo como el cuerpo de Sara se apretujaba y temblaba aferrándose a la pared -vamos a ver pequeña... ahí viene el avioncito

Pero lo único que sentí fue toda una papilla o algo así muy caliente sobre todo mi rostro. Grité desesperada y en el intento de apartar la mezcla de mi cara lastimé mis manos aún un poco más

-tranquila pequeña, déjame limpiarte- dijo refregando con fuerza todo mi cuerpo con una tela que raspaba y quemaba mi piel.

-el tiempo pasa, y aún no te he oído decir ni responder ninguna de mis preguntas Lara- y una fuerte cachetada azota mi rostro- colaborarás, quieras o no quieras

Tomó fuertemente mi brazo y me desplazó sacándome de la habitación no sé por cuanto tiempo hasta dejarme sobre una silla tan conocida para mí, la sala de interrogatorios. Destaparon mis ojos causando mi ceguera momentánea

Z- Hoy será un buen día, hoy tendremos todas las respuestas que necesitamos, verdad?- dijo tomando mi mentón con fuerza obligándome a mirarlo

- a veces pienso que si no aflojas estas esposas moriré desangrada- dije ignorando su pregunta mientras reía- no digo que me moleste morir desangrada, solo que molestan un poco- tomó con furia mi cabeza y la estrelló sobre la mesa frente a mi por poco quebrando mi nariz

Z- vas a colaborar, quieras o no, y me aseguraré de eso

Golpe tras golpe, costillas rotas y moretones, yo seguía sin decir palabra, estaba entrenada, estaba entrenada para sentir el dolor, pero no estaba lista para verlo a él

Z- ya que no piensas hablar te he traído un pequeño incentivo mi niña- y mientras decía esto dos guardias traían atado y vendado a un desesperado y furioso Ciro, que no dejaba de insultar y sortear patadas al aire

Mi respiración ... simplemente se cortó

No podía resistirme a verlo de esa forma

No podía siquiera pronunciar ni una mínima palabra

Lo sentaron frente a mí, al otro lado de la mesa y soltaron su vendaje, nuestras miradas por un segundo fueron una, fueron el refugio del otro, hasta que comenzaron a golpearlo con ferocidad y sin descanso provocando sus gruñidos de dolor.

Y yo lo único que lograba hacer era gritarles, gritarles que dejaran de hacerle eso, gritarles que le hacían daño, gritarles que él no tenía nada que ver con todo esto.

Tras un largo rato, los golpes y mis gritos cesaron. El único sonido en la sala eran mis llantos y su respiración entrecortada

- de verdad lo siento tanto..- murmuré

- nadie escoge su amor, ni el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona, pero no me arrepiento de nada Lara

Te tengo en la Mira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora