Los inicios

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Soy Sara Love, tengo 19 años y llevo trabajando en "el negocio" de mi tío por ya casi 10. Él es uno de los encargados de la sección de espías más turbia de la C.I.A., y yo por mi experiencia en ello soy una de las mejores. Mi trabajo se resume principalmente en la frase:

"-encuéntralo y mátalo"

No me creo la típica chica mala, aunque puede que debería ya que me la paso matando personas, lo que supone que la C.I.A. moralmente no haría no? Ja. Mi apodo en la agencia es "pelucas" ya que me gusta usarlas mucho y darle personalidad a la asesina dependiendo de la víctima, lo sé, una chorreada de estupidez que empecé cuando era niña, pero si no hacía algo para distraerme y divertirme entre tanta mierda suguro me deprimía, o me aburría, y ahora simplemente se me pegó la costumbre.

Soy rubia casi blanco, con un corte corto (bastante disparejo) pero de gran comodidad para las pelucas, tengo una estatura normal o promedio (como quieras decirle), no tengo mucho busto, pero gracias a mi estado físico tengo un trasero firme y redondeado más unas piernas y unos abdominales envidiables frutos del constante trabajo, mis ojos son de un color verde claro y tengo rasgos bastante marcados, claramente no podría decir que soy fea, tengo mi encanto.

Empecé a trabajar para mi tío como a los 9/10 años, ya que mis padres murieron en una misión de gran riesgo, algo con lo cual sigo sin superar del todo. Me metí en esta pequeña "mafia" por pura búsqueda de una propia y merecida venganza. Desde chica hacia trabajos más simples como el obtener información, seguir y encontrar a personas, lo básico.

A los 10 fue la primera vez que me entregaron un arma y todo el entrenamiento que esta requiere, recuerdo el peso que tenía, el grabado a su costado señalando que era un calibre 50, la fuerza del primer disparo. A los 12 mi primer asesinato, recuerdo que al principio tenía mucho miedo, pero luego de haber matado a mi primeras víctimas, fue una mision terrorificamente escalofriante. Tener que matar a mujeres es distinto, moviliza diferente, pero con el tiempo se me hizo costumbre sentirme de esa forma así que desde ahí solo ignoro esa sensación y ya. A los 14 fue mi primera herida de bala, lo recuerdo como si hubiese sido no hace unas pocas horas. Era una gran misión, la llevaba esperando desde hace varios meses y estaba emocionada, me tocaba matar a un tipo el cual era doble agente, él le proporcionaba nuestra información confidencial a la mafia italiana más importante de ese momento. Llevaba esperando bajo la lluvia a que llegara a la casa en donde se escondía durante horas, cuando llegó en su Volkswagen negro, preparé mi arma con silenciador y al momento de disparar, él desapareció de mi rango de vista, alarmándome más de lo normal, algo estaba saliendo mal y lo sentía. Lo que yo no sabía es que él estaba preparado, esperándome. El sonido de su arma invadió el lugar por sobre el sonido de la lluvia y una puntada de dolor en mi pierna me tiró al piso agonizante. No estaba preparada para todo aquello pero aun así me paré y empecé a correr tras él mientras que la adrenalina se hacía cargo de que mi dolor disminuyera notablemente permitiéndome así lograr con mi cometido, matar al traidor.

A los 16 fue mi primer rapto dirigido, el cual fue fácil ya que simplemente debía raptar al hijo de un político para que la C.I.A. pudiera obligarlo a delegar su puesto a alguien más ya que había asumido por fraude y a costa de mucho dinero. A los 17 realicé mi primer tortura, y ahora a mis 19 soy una de las más temibles, importantes, si es necesario sanguinarias y eficaces agentes de toda la C.I.A.

Y esto solo es el comienzo.

Te tengo en la Mira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora